La cantidad de opciones de alquiler de habitaciones, cabinas o casas con fines turísticos sigue creciendo con fuerza en Costa Rica, sobre todo las que están ligadas a plataformas tecnológicas, como Airbnb.
A la fecha, Airbnb más de 11.000 alojamientos disponibles, cifra que representa el 18% de la oferta hotelera total del país (de 48.819 habitaciones), según afirma Gustavo Araya, presidente de la Cámara Costarricense de Hoteleros.
Existen también otras plataformas que brindan opciones de hospedaje. Por ejemplo, homeaway.com tiene 4.540 ofertas; vrbo.com, 4.462 y wimdu.com 240 opciones en distintas zonas del país, según un recuento hecho por EF.
Sin embargo, Airbnb, que llegó al país hace poco más de cinco años, duplicó su oferta entre el 2015 y el 2016.
Para Araya, el crecimiento de la plataforma podría afectar al sector, sobre todo por las bajas tarifas que cobra.
En Guanacaste, donde se concentran la mayoría de opciones de hospedaje de este sistema, los precios por noche van desde ¢5.600 hasta ¢500.000.
Y es que los servicios de este tipo de plataformas no se quedan solo en brindar alojamiento sino que dan un valor agregado.
¿Cuál es la diferencia?
Daniela Campos, quien ofrece tres alojamientos en Airbnb, afirma que la plataforma le permite a los turistas acceder a mucha más información de la que provee un hotel.
“La mayoría de los turistas quieren que nos comuniquemos con ellos, que les demos recomendaciones de lugares donde comer y donde pueden realizar actividades, por ejemplo. No solo se trata de brindar solo la opción de hospedaje, sino también muchas otras soluciones”, aseguró.
Campos tiene más de 10 años en el negocio de alquiler de cabinas y apartamentos turísticos, y cree que publicar sus opciones en Airbnb sirve como una ventana adicional para acceder a muchos más clientes.
En promedio, por un anfitrión que alquile un apartamento para dos personas en temporada alta, genera una ganancia de $1.200 mensuales.
Generalmente, los turistas solicitan entre 4 y 8 días de hospedaje, sobre todo en zonas de playa.
Según Jasmine Mora, secretaria de prensa de Airbnb para Centroamérica, México y el Caribe, Santa Cruz de Guanacaste es la locación predilecta para los turistas que utilizan este servicio.
Vale recordar que, entre el 2010 y 2014, un 69% de los turistas realizó actividades de sol y playa, según datos del Instituto Costarricense de Turismo (ICT).
Pese a que el crecimiento del servicio no puede frenarse, la industria hotelera registra todavía el 65% de ocupación al año, con una ocupación de 46.000 habitaciones por día.
Araya afirma que tanto la industria hotelera como las plataformas de alojamiento “luchan por el mismo tipo de turista”.
Opciones para todos
La diversidad en las opciones de hospedaje es otro punto clave que ha ayudado a que Airbnb continúe posicionándose mejor.
En el país, existen no solo ofertas de hospedaje en las zonas turísticas sino también en la GAM, donde se registran más de 2.500 opciones.
Recientemente, la plataforma habilitó hospedajes exclusivos para ejecutivos, accediendo así a nuevos mercados cautivos.
Además, no todos los anfitriones tienen alojamientos especiales para alquilar, muchos alquilan su propia casa o alguna habitación disponible.
Alessandro Mangoni, alquila su casa en Jaco cuando no la necesita, un negocio que le permite “redondear las entradas”.
Según comenta, una de las principales ventajas del servicio es que las personas buscan vivir una experiencia diferente y no les gusta sentirse “como turistas”, por lo que la opción de alquilar una habitación o casa resulta atractiva y económica.
Para publicar sus servicios en Airbnb, los arrendatarios deben especificar las características del espacio, establecer sus propias tarifas e identificar los servicios adicionales que se ofrecen.
Campos comenta que cada servicio que se ofrece como wifi, implementos de cocina, aire acondicionado y televisión, es un valor agregado al precio.
Generalmente, la empresa verifica la veracidad de la información que se publica, pero no en todos los casos. Esto precisamente ha dado pie en otros países a fraudes y estafas por medio de la plataforma.
Igualdad de condiciones
Pese a que dicen no verse afectados, el sector hotelero sí insiste en que debe existir igualdad de condiciones con estas opciones.
En términos tributarios, los arrendatarios de Airbnb y de las demás plataformas deben declarar únicamente el impuesto sobre la renta.
Además, deben pagar a Airbnb el 3% del monto de la reserva como parte de una tarifa de servicio que cobra la plataforma.
El sector hotelero, por su parte, paga al año $450 millones en impuestos de renta y ventas y en impuestos que son específicos del sector.
“No tenemos ningún inconveniente en que la plataforma opere en el país, pero tenemos que operar bajo las mismas condiciones”, enfatizó Araya.
El empresario agregó que deben existir medidas que regulen el negocio en términos tributarios y de servicios considerando que no existen parámetros específicos para estos servicios.
De lo contrario, afirma que esas posibles irregularidades podría afectar la estabilidad y prestigio del sector hotelero.