La crisis por COVID-19, que ha sacudido todo el planeta y ha creado nuevas necesidades sanitarias, ¿ha cambiado totalmente el sector farmacéutico? Aunque algunos laboratorios han salido ganando, la pandemia no ha alterado tanto el panorama.
Es cierto que hay un “antes” y un “después” del covid en la industria farmacéutica, aseguran los expertos del sector. “Hace 18 meses se creó un mercado que representa $60.000 millones. Y el pastel se divide principalmente entre tres actores”, explica Loïc Plantevin, experto en salud del gabinete Bain & Company.
Entre estos tres pilares figura el estadounidense Pfizer, que el año pasado era el octavo laboratorio en el mundo a nivel de ingresos, según la web especializada Fierce Pharma.
Con $42.000 millones de dólares, se situaba lejos del número uno, el estadounidense Johnson & Johnson ($82.000 millones, entre las actividades exclusivamente farmacéuticas y las marcas generales, como los apósitos) o del suizo Roche ($62.000 millones).
Pero el coronavirus disparó sus ventas. Pfizer prevé que la vacuna con tecnología de ARN mensajero que ha desarrollado con el alemán BioNTech les permitirá alcanzar $36.000 millones de ingresos este año.
"Desde hace años no se ha dado un crecimiento así de un laboratorio farmacéutico consolidado", comenta Sel Hardy, analista del centro de investigación CFRA, contactado por la AFP.
Como BioNTech, el laboratorio estadounidense Moderna ha cambiado totalmente de categoría: nunca había comercializado ningún producto, y ahora podría ingresar entre $15.000 y $18.000 millones en 2021 gracias a su vacuna de ARN mensajero.
A nivel global, el virus ha alterado el sector de las vacunas, que hasta ahora estaba dominado por cuatro mastodontes: los estadounidenses Pfizer y Merck, el británico GSK y el francés Sanofi, que antes de la pandemia concentraban el 90% del mercado en valor, según EvaluatePharma.
Pero con el covid-19, han emergido pequeños laboratorios, como Moderna, BioNTech, y también Novavax o Valneva.
Para los tratamientos, en cambio, ninguna de estas firmas menores ha conseguido posicionarse. Pero para quien consiga sacar un producto, los ingresos pueden llegar a ser astronómicos.
Merck prevé de aquí a finales de 2022 hasta $7.000 millones de ventas de su píldora antiviral, el molnupiravir. Otro grupo estadounidense, Gilead Science, vendió en el tercer trimestre su antiviral remdesivir por un valor de casi $2.000 millones.
Presión en los precios
De nuevo, ni Sanofi ni Novartis figuran entre los más adelantados. ¿Quiere decir que ha cambiado el panorama? “Aunque actores como Roche, Novartis, Sanofi y GSK no estén en primera línea de las vacunas o los tratamientos contra COVID-19, es difícil decir que han perdido”, afirma Mikaela Franceschina, analista para Third Bridge.
Según ella, estos grandes laboratorios "han concentrado sus recursos en otros ámbitos donde pueden crear valor. Cada uno de estos actores ha encontrado su espacio y ha triunfado en varias enfermedades".
Respecto a COVID, todavía es demasiado pronto para determinar si se tendrán que prever campañas de vacunación cada año, como la gripe.
Con todo, Loïc Plantevin asegura que "en el mercado de los tratamientos, las cosas no han cambiado tanto: por ejemplo, los hipertensos siempre tiene que medicarse".
En Europa, los rendimientos de las empresas farmacéuticas "son hasta ahora relativamente estables en relación al año pasado", observa la agencia de análisis de mercados Scope Ratings en un informe.
También queda por saber si la tecnología de ARN mensajero, que se estaba desarrollando desde hacía años sin grandes logros, servirá para otras aplicaciones.
BioNTech y Moderna “tienen una posibilidad de sumarse al club de los big pharma si invierten todo este dinero en otras especialidades médicas, como la oncología, la inmunología...”, estima Scope Ratings.
Y otro elemento que podría impactar en los ingresos de los grupos farmacéuticos, según Loïc Plantevin, es que “el coste sanitario que representa el COVID-19 tendrá que ser absorbido de una forma u otra”.
“Esto creará una presión fuerte de las autoridades sanitarias sobre los precios de los tratamientos menos innovadores”, augura.