El conglomerado de origen costarricense Mesoamérica emitió una clara señal de hacia cuáles sectores dirigirá sus futuras inversiones al estrechar su mano con la colombiana Alquería a mediados de este 2019.
Alquería es la segunda compañía privada que más compra leche en Colombia, está vinculada a 13.000 pequeños y medianos ganaderos, con ocho plantas procesadoras y 17 centros de distribución.
Sus productos (leche y yogur entre otros) se venden en siete regiones del país suramericano.
La firma colombiana se suma a una lista de inversiones desde 1996 (año de su fundación) en industrias como telecomunicaciones, materiales para construcción, servicios de construcción, venta de alimentos minoristas y energía renovable.
De cara al futuro, Mesoamérica ve potencial en negocios relacionados al manejo de basura, agua, energía, alimentación –sector al que pertenece Alquería– y salud.
Desde el 2015 la empresa de inversión de capital privado tiene un mayor margen de acción al aliarse con el fondo canadiense Ontario Teachers Pension Plan (que maneja cerca de $200.000 millones).
Luis Javier Castro, fundador y presidente de Mesoamérica, habló con EF de los planes para los próximos años, la última inversión, los retos actuales y hasta sobre la situación económica que enfrenta Costa Rica y cómo deberían reaccionar los empresarios a ella.
En esta empresa participan también Harry Strachan, Reinaldo González, Leonardo Najmias y José Antonio Sauma. Entre los negocios en los que tienen participación están: el call center Atento, heladerías Savory, cafeterías OMA, comida rápida Presto y Zuma energía.
–¿Por qué invertir en Alquería?
–Es una inversión que me gusta muchísimo porque nos regresa a ese origen de Mesoamérica de tratar de intervenir en un sistema más grande y aquí estamos hablando del sistema de alimentos y agricultura.
“Alquería es una empresa que vende más de $300.000 millones, en la que tenemos más de 13.000 productores que nos entregan leche y que, aparte de vender en supermercados, vendemos a 150.000 pulperos.
“La empresa ha estado en manos de la familia Cavelier e hicimos una alianza con el jefe de familia, Carlos Enrique Cavelier, él pudo reconocer en nosotros a unos socios con propósito, lo que me gustó mucho.
“Queremos duplicar las ventas y tratar de triplicar las utilidades en los próximos cinco años y hacerlo de la mano de ellos, que son expertos en la industria, combinado con nuestro capital, nuestra capacidad estratégica y de sostenibilidad.
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–¿De cuánta es la participación de Mesoamérica en Alquería?
–Compramos un 35% de la empresa.
–Tras realizar esta inversión, ¿hacia dónde apunta Mesoamérica?
–La idea es ir moviendo a Mesoamérica lo más posible a ese concepto de empresas con propósito, en donde invertimos y ponemos el propósito de la empresa en el centro.
“Estamos seguros de su sostenibilidad y al mismo tiempo de su rentabilidad porque las empresas con propósito pueden atraer el talento correcto, se enfocan generalmente en una necesidad profunda de los clientes y al mismo tiempo entienden la interdependencia de todos los sectores.
“Quisiera que Mesoamérica fuera una empresa referente a nivel latinoamericano en ser arquitecto y estructurador de soluciones a grandes problemas de la región. Cómo podemos ser un agente que pone el capital al servicio de Latinoamérica”.
–Bajo esa idea, ¿en cuáles negocios ven potencial de cara al futuro?
Estamos constantemente viendo cuáles industrias. A mi una que me llama mucho la atención es la educación en general, pero también veo mucho potencial en enfocarnos en los grandes desafíos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en temas de (manejo de) basura, agua, energía, alimentación y una fundamental que es la salud, para toda Latinoamérica.
“Los empresarios tenemos que pensar en el largo plazo. Al final del día para poder hacer negocios buenos, con sentido, con propósito, que muevan agujas, hay que ser pensadores de largo plazo”.
–¿De dónde proviene el capital de la compañía en la actualidad?
–Nuestro capital ahora viene principalmente, en un 80%, de la alianza que tenemos con este grupo canadiense (Ontario Teachers Pension Plan) y el resto de familias centroamericanas y nosotros (socios de la empresa) a nivel personal.
–¿Cuáles consideran que los principales retos de la empresa?
–No podemos dejar de lado que vivimos en una región compleja que tiene altos y bajos políticos, crisis financieras (…). Estamos en un momento en Centroamérica muy complejo; la situación de lo que está pasando en Honduras, las elecciones en Guatemala en donde se cuestiona fuertemente si hubo o no fraude o el caso de Nicaragua de una dictadura que se ha ensañado con su propio pueblo.
“El segundo gran reto es encontrar los socios adecuados, estar seguros de que estamos encontrando socios que estén alineados en valores y estrategia. A veces eso está 100% alineado, pero en otros está el reto de buscar ese alineamiento.
“El tercer gran tema en el que tenemos que estar cada vez más alertas es a todo el tema de la disrupción. Creo que no hay una industria que no esté siendo amenazada por una solución mejor a futuro y entonces tenemos que estar muy atentos a cómo ser nosotros lo que incorporemos en las empresas esas mejores soluciones en el futuro y apoyar a los emprendedores que vienen con esas ideas”.
–Analizando la situación económica que atraviesa Costa Rica, ¿cree que es un buen momento para detener inversiones?
–En este momento los empresarios tienen que ser, por un lado, cautos porque pueden venir tiempos duros, pero tienen que entender que la única manera de no entrar en tiempos peores es apoyar a que el país salga adelante, apoyar a los gobiernos de turno a que hagan su mejor trabajo y apoyar; hacer inversiones inteligentes en sectores que ayuden a mover el crecimiento y bienestar.
“No es momento de no invertir porque más bien si frenamos la inversión estamos siendo partícipes o cómplices de la crisis (…). Tenemos que apoyar al gobierno en las cosas que hace bien y también mover y criticar cuando sentimos que tienen que hacer las cosas diferentes”.
–¿Qué considera que hace exitosa a Mesoamérica?
–Darnos el espacio a experimentar, esa capacidad de experimentar y de tratar de eliminar la palabra fracaso, es una palabra que en nuestra cultura es muy dañina. El fracaso en el mundo empresarial es absolutamente normal y hay que verlo como un proceso de aprendizaje para poder seguir creciendo y tratando de generar crecimiento.
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“El segundo punto es rodearse de gente talentosa. Nosotros hemos tenido la posibilidad de atraer gente maravillosa y tengo socios buenísimos.
“Y creo que la tercera, y que en mi caso es siempre la más importante, es este concepto de que nos puede ir bien, haciendo el bien. Nuestra obsesión no es cómo hacer dinero sino cómo utilizar a la empresa o a las empresas en las que invertimos para ayudar a la sociedad y al mismo tiempo hacerlo de forma rentable”.