Mientras algunos de los grandes nombres farmacéuticos orbitan alrededor de las vacunas y los tratamientos contra COVID-19, el caso de Merck es distinto: recibió el impacto de los cambios en la demanda en 2020 y asumió que su rol en la pandemia es asegurar el acceso a los tratamientos crónicos y avanzar en sus tres ejes estratégicos de investigación clínica: inmuno oncología (donde se proyecta el lanzamiento de una nueva terapia en 2022), inmunología general y esclerosis múltiple.
En entrevista con EF, Juan Cruz Álvarez García, director de Merck en Centroamérica y el Caribe, explicó que la compañía ha detectado oportunidades para traer procesos de investigación y estudios clínicos a los países del área.
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“Merck tiene sus centros de investigación, dependiendo del negocio, en Alemania, Estados Unidos (Boston, St Louis) o Suiza, lo cual no quita que haya participación de algunos países de Latinoamérica y oportunidad para nosotros en Centroamérica de poder participar y traer procesos de investigación o estudios clínicos eventualmente a la región. Aquí hay países con grandes capacidades para este tipo de iniciativas. En algunos sitios de Latinoamérica ya está sucediendo”, explicó Álvarez.
A pesar de tener orígenes comunes, Merck es una operación distinta a la de su homónima Merck, Sharp & Dohme (Merck & Co en Estados Unidos y MSD en otras regiones). (Vea: Mismo nombre, diferente firma)
El sector farmacéutico en Centroamérica incluye operaciones de algunas de las principales firmas fabricantes de vacunas anti COVID-19, como Pfizer, Astra-Zeneca y Johnson & Johnson, junto a otras que lideran el desarrollo de tratamientos para pacientes positivos por la enfermedad ligada al virus.
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Efecto pandémico
Durante el primer semestre del año, la demanda de los productos de Merck se matuvo constante en algunos tratamientos crónicos. Álvarez relató que los pacientes se aseguraron de tener sus medicinas disponibles, pues de ellas depende su calidad de vida.
“Cuando uno empezaba a leer los indicios de las comorbilidades que podían hacer a las personas estar más expuestas al contagio de COVID-19, ahí el paciente ya ve la condición diabética, cardiológica, de tiroides, y similares y han sido más conscientes de mantener el tratamiento en el tiempo”, relató.
Otros actores del mercado, como hospitales y centros de salud, se enfocaron en pacientes COVID, con lo cuál se provocaron demoras e incluso suspensiones en la adquisición de otro tipo de productos más específicos. Un caso de ejemplo son los tratamientos contra la infertilidad: de marzo a julio o agosto de 2020 la mayoría de los centros especializados en la región estuvieron cerrados.
“En 2021 está volviendo (la demanda) y las compras se están retomando desde el tercer trimestre del año pasado. Debería haber un repunte, pero ha habido matices: a nivel presupuestario hay mucho foco sobre todo con las vacunas, mucho se invierte en temas de COVID-19, y esto quizá contuvo la recuperación del sector que uno podría haber esperado”, relató el alto ejecutivo.
Álvarez enfatizó en que la recuperación es parcial, existe aceleración pero el regreso a resultados de mayor volumen va a tomar un tiempo.
“Cuando uno ve la caída del PIB en los diferentes países no se puede esperar una recuperación lineal”, enfatizó.
Al mismo tiempo que se generaron los cambios en la demanda, la compañía debió asumir un proceso acelerado de virtualización en oficinas y en ventas, como en los procesos de visita médica.
“La pandemia nos obligó. Veníamos teneniendo intentos tímidos, iniciativas muy puntuales de manejo de herramientas digitales en la operación. Ahora son iniciativas que han llegado para quedarse, pues nos han permitido seguir haciendo encuentros digitales o seguir a modelos híbridos con algunos grupos de médicos que prefieren mantener ese canal”, relató Álvarez.
Además, la firma aprovechó la coyuntura de crisis para replantear su estructura regional, con el objetivo de preparar un proceso de crecimiento a mediano plazo en sus dos divisiones de negocios: health care (cuidado de la salud) y life sciences (ciencias para la vida).
Ha habido un paciente más consciente de su condición. Si comparo el primer semestre de 2020 con el de 2021, hay una conducta similar en demanda de tratamientos crónicos. Es en los tratamientos específicos donde se dio una situación inicial más compleja”
— Juan Cruz Álvarez García, director de Merck en Centroamérica y el Caribe
En 2021 abrieron una sede logística y tipo hub en Panamá, para algunas posiciones del negocio de cuidado de la salud. Su otra rama es ciencias para la vida.
“La idea nació en 2020 y se está implementando en 2021. Esperamos que ya a principios 2022 la operación esté al total de su capacidad en esas posiciones ubicadas en Panamá, que junto con Costa Rica son los grandes hubs para la industria farmacéutica”, explicó Álvarez.
En Costa Rica la empresa tiene un equipo de 15 personas, principalmente en puestos comerciales, pues se considera al país un mercado relevante.
Para continuar sus planes de negocio, Merck identifica como su mayor reto en la región el de garantizar el acceso a la innovación en tiempos más cortos, pues su público meta en estos procesos son los centros y autoridades de salud.
“Uno de los grandes desafíos es que la región adopte tratamientos innovadores. (En algunos países) el acceso a la innovación en términos generales toma un poquito más de tiempo y está demorando y restringiendo el acceso de pacientes a terapias que han demostrado niveles de eficacia superiores versus tratamientos que ya tienen varios años”, enfatizó Álvarez.
Para la farmacéutica, Centroamérica y el Caribe forman un mercado relevante, que suma una población de más de 70 millones.
“Es una región dispar pero que en su conjunto tiene oportunidades y con las proyecciones de crecimiento uno espera que el negocio vaya alineado en ese sentido. Hay un futuro auspicioso, en el cual desde Merk esperamos mantenernos en modo de expansión, crecimiento, trayendo innovación y nuevas terapias. Mi idea es involucrar en Centroamérica, en casos puntuales de países, por ejemplo Costa Rica y Panamá, donde definitivamente podemos aportar mucho a lo que tiene que ver con investigación clínica”, aseguró Álvarez.
Mismo nombre, diferente firma |
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Merck y MSD son empresas separadas que surgieron cuando la operación estadounidense fue separada de su casa matriz alemana. MSD se conoce en Estados Unidos y Canadá como Merck & Co. y a diferencia de su similar europea, sí participó de la carrera por el desarrollo de una vacuna contra COVID-19, pero sin éxito: en enero 2021 anunció que cancelaba los dos proyectos con los que venía trabajando, debido a que “la respuesta inmunitaria era inferior a la provocada por una infección natural y a la reportada por otras vacunas” contra la COVID-19, explicó la compañía entonces en un comunicado. Dos meses después, la empresa anunció un acuerdo con Johnson & Johson (específicamente su división Janssen) para respaldar la producción de la vacuna de esta última: el acuerdo señalaba que MSD destinaría dos de sus instalaciones al proyecto: una para producción de la vacuna y la otra para el proceso de fill and finish. La casa Merck alemana se ha mantenido al margen de estos desarrollos. |
Fuente: Merck y publicaciones internacionales |