Cuando Mauricio Robles entró a la oficina de su jefe a presentar su renuncia le respondieron con dos palabras: ‘‘Estás loco’’.
Y no era para menos, a sus 30 años gozaba de un salario más que cómodo y un alto puesto gerencial en un banco privado, su vida parecía ir viento en popa, pero este fan (como el mismo se hace llamar) de la tecnología y el entretenimiento tuvo ganas de ir más allá.
Con la pasión del cine, la literatura, la música y los videojuegos en su mente, este administrador de empresas y economista decidió empezar su negocio. La idea era simple: un pequeño quiosco (tipo máquina dispensadora) que alquile productos de entretenimiento por ¢500 la noche.
Todo empezó tras intentar conseguir un DVD en época navideña, proeza que lo llevó a un viacrucis interminable y que acabó cuando, una semana después de obtenerlo, pudo ver la deseada película en televisión por cable. Esa experiencia lo hizo ver una oportunidad de negocio.
‘‘¿Cómo es posible que los videoclubes y las tiendas, este modelo tan ineficiente, sea el que predomine en el mercado para un público que cada vez quiere las cosas ya. Cuando quiera, donde quiera y como quiera, y barato tras de eso’’, se preguntó y así nació la empresa Aditi.
Tres años después, en el 2013, los primeros cinco quioscos Kiboo se colocaron alrededor de diferentes supermercados y planea expanderse alrededor de la GAM e incluso a otros países.
Para Mauricio, este no ha sido un camino sencillo. Como él mismo dice ‘‘fue muy complicado al principio, yo salí con mis ahorros y me duraron exactamente 7 meses, me pareció increíble pero entre imprevisto e imprevisto la plata se fue yendo, además de sentir que estás apenas tratando de ver si llegás a fin de mes con la responsabilidad de pagar salarios y ver de donde sacabas plata si estabas en etapa preoperativa’’.
Conseguir financiamiento fue otro gran reto, tuvo que realizar 27 procesos de oferta de inversión para que tres inversionistas finalmente le dieran el añorado sí, pero la constancia y el esfuerzo fueron pagando poco a poco. Con ayuda de una incubadora de empresas, un inversionista institucional, un inversionista ángel y el Banco Popular logró sobrevivir los dos años de preoperaciones.
Ya una vez en el mercado, las cosas empezaron a salir mejor. ‘‘Cuando ya estás en la calle y hay una verdadera comprobación de la gente de que tu producto tiene demanda, las cosas vienen solas’’, dice Mauricio.
Hoy Kiboo ha logrado vender más de $1.300.000 en alquileres de productos de entretenimiento y pretende ampliar su alcance y su gama de productos. Recientemente, Grupo Nación adquirió un 35% del capital accionario para apoyar dicho crecimiento.
“Ya viví la pasión de poder empezar tu proyecto de cero, y si Kiboo no sirve, algo me invento pero yo no vuelvo al mercado laboral”, afirma Mauricio.
En detalle
Formación: Administrador de empresas de la Universidad de Costa Rica y máster en economía.
Fecha de nacimiento: 3 de agosto de 1979.
Trayectoria profesional: Fue jefe de banca de inversión de Banco Bansol. Fundó Aditi S.A.