Desde el 2004 en la Zona Sur han habido varios intentos de dinamizar la economía local mediante de una marina turística, pero múltiples trámites, permisos, atrasos con la importación del materiales e inversionistas que abandonaron el proyecto han limitado el desarrollo de esta infraestructura.
Hace 15 años la sociedad Hacienda El Dorado, de inversionistas nacionales y extranjeros, obtuvo la concesión para iniciar la construcción de una Marina Turística en la Zona Sur del país, específicamente en Golfito. El proyecto tendría el nombre de Marina Bahía Escondida.
Pretendía impulsar la economía mediante la generación de nuevos empleos y la promoción del turismo nacional y extranjero. No obstante, en el 2009 debido denuncias ambientales y problemas con suministros para la construcción se retrasaron los trabajos de relleno y levantamiento de un dique en la marina. Posteriormente se suspendió por completo el desarrollo.
Un nuevo intento de retomar el proyecto y reabrir con éxito las operaciones nació en el 2019, cuando un operador especializado en el desarrollo de hoteles y restaurantes retomó el proyecto.
Bajo el argumento de que la concesionaria actual, Hacienda El Dorado S.A., se vio técnica, comercial y económicamente imposibilitada para continuar con las obligaciones del contrato. Inversiones Marina Golfito S.A, subsidiaria de IFP Holdings Costa Rica, solicitó que le cedieran la concesión en octubre del 2019 y un mes más tarde la Municipalidad les otorgó la concesión.
En esta ocasión el objetivo de los desarrolladores es impactar la zonas del Golfo Dulce y que la nueva marina sirva como un punto de distribución hacia las diferentes playas y atractivos turísticos de la zona. Freiner Lara, Alcalde de Golfito destacó que la Marina afectará muchos segmentos económicos de la zona, puesto que no solo se enfoca en las actividades de pesca, sino que también promueve el comercio y una experiencia gastronómica local.
“La visión del proyecto es de impactar toda la zona del Golfo Dulce lo cual traerá grandes beneficios no solo a Golfito, sino a toda la Zona Sur en general”, comentó Lara
La firma costarricense Enjoy Group fue la encargada de reabrir el complejo, invirtió $3 millones en reparaciones y mantenimiento de la marina.
En junio, pese a la pandemia y crisis económica del país, reinauguraron oficialmente la primera fase del complejo naútico que contempla el Restaurante La Playa, el Bar Paka Paka —que se inaugura en aproximadamente un mes—, habitaciones para hospedaje y 45 puestos de atraque para yates desde 40 pies hasta 350 pies (de 9 a 100 metros). Además, una tienda de conveniencia y un muelle para dispensa de combustible a las embarcaciones.
Para readecuar los espacios y poner en funcionamiento estos comercios de la marina, Enjou Group realizará una inversión de $25 millones esto incluye los costos de reparación y mantenimiento. Con estas operaciones esperan cerrar el año con 40 empleos directos y 130 indirectos.
Pedro Abdalla, gerente general de la Marina Bahía Golfito, comentó que tienen ‘altísimas’ expectativas para la zona con este desarrollo, incluso aseguró que están confiados de que a través de la experiencia en hotelería y restaurantes de Enjoy Group se recuperará la marina y la afluencia de turistas.
“Han pasado muchos años desde que este proyecto inició con su etapa de planificación y han habido una serie de factores que son importantes de mencionar. Lo primero es que la Marina inició antes de tiempo en una zona como Golfito donde el turismo del país no contaba con la infraestructura ni la demanda que tiene hoy. También que se han vivido varias crisis financieras desde su etapa de planificación, lo cual ha provocado que el proyecto careciera de viabilidad financiera y esto generó cambio de propietarios”, confirmó.
El atractivo turístico está dirigido principalmente a extranjeros, en Costa Rica a los yates se les permite permanecer en el atracadero por 2 años, y este periodo es prorrogable, por lo que Abdalla comentó que en temporada alta esperan una ocupación del 90% pues tiene la certeza de que cuando la crisis de la pandemia pase, el turismo retornará a Costa Rica, y la infraestructura turística de la Zona Sur estará preparada para recibirles.
Su principal reto ha sido mantener el cronograma de apertura con poca visitación y las fronteras marítimas cerradas, para cuando decidieron reabrir las operaciones no habían contratado a todo el personal requerido por lo que se mantiene trabajando con el mínimo.
A marzo pasado, cuando todavía no se veían reflejados los efectos de la pandemia sobre las actividades económicas, la zona sur reportaba una tasa de desempleo de 16,1%, la más alta de todo el país. Para ese momento, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), unas 24.600 personas no tenían trabajo.
Según Abdalla, pese a la situación económica del país, confía en que recuperarán su inversión en el mediano plazo y este espacio será un motor para la reactivación económica de la zona, la cual se ha visto muy afectada durante los últimos meses.
La segunda fase del proyecto la definirán en el 2021, de acuerdo con los resultados que se obtengan durante el primer año de operación. La segunda fase incluirá más áreas comerciales, desarrollo inmobiliario, hoteles, áreas recreativas, así como la construcción de más puestos de atraque en el muelle con el objetivo de alcanzar unos 140 en total.
Al final de las dos fases estiman una generación de 420 empleos directos adicionales, más lo que se llegue a generar con los restaurantes y personal administrativo, y los empleos indirectos.
El largo camino de la marina
Esta sería la tercera ocasión que se intenta abrir una marina turística. En el primer intento, no solo influyeron las denuncias y la falta de abastecimiento de material de construcción, también la crisis económica mundial. Pedro Abdalla, también gerente del proyecto en el 2009, aseguró que las denuncias provocaron un alto grado de incertidumbre para los inversionistas.
Seis años más tarde (2015), los inversionistas decidieron retomar el proyecto, esta vez bajo el nombre de Golfito Marina Village & Resort. En ese entonces aseveraron que el proyecto contaría con 132 puestos de atraque, un hotel de 54 habitaciones, 57 villas, un centro comercial de 1.500 metros cuadrados, un muelle de combustible, espacios de recreación con un malecón de 150 metros y un restaurante flotante.
La inversión sería de $42 millones, los cuales se obtendrían con un 30% de recursos propios y un 70% con financiamiento del Banco Nacional de Costa Rica.
No obstante, de acuerdo con una información publicada en La Nación, en menos de 48 meses una cinta amarilla a la entrada anunciaba el cierre de Golfito Marina Village Resort y como consecuencia alrededor 40 familias se quedaron sin trabajo. La segunda etapa prometía un mayor desarrollo e inversión pero esos planes fueron cancelados.
El empresario turístico nacional que ofrece tours de pesca deportiva en la zona, Donald McGuiness, aseguró en el 2018 que la poca afluencia de visitantes internacionales fue una de las razones por las que cerró la marina.
“Una inversión de estas se hace pensando en turistas extranjeros que se vengan a retirar acá, porque los yates valen miles de dólares. El problema es que Golfito está lejos de todo, no hay un aeropuerto internacional cercano que le permita al turista llegar en menos de media hora, por lo que se inclinan por otros destinos incluso con más desarrollo hotelero”, comentó McGuiness en ese entonces.
Por otra parte, el exalcalde de Golfito, Elberth Barrantes, indicó que el grupo de inversionistas extranjeros que concentra la mayoría de las acciones del complejo turístico, abandonó el país y perdió el interés en el proyecto según publicó La Nación.
Marinas en Costa Rica
En el 2005 al menos 16 consorcios de inversionistas extranjeros y costarricenses habían intentado desarrollar marinas. Sin embargo solo uno de estos grupos, que representa a Marina Los Sueños (en Garabito, Puntarenas), logró superar las exigencias de la Ley de concesión y operación de marinas turísticas aprobada en 1997.
La traba, según empresarios y el ministro de Turismo de la época, Rodrigo Castro, estaba en la gran cantidad de trámites que deben cumplirse para instalar un atracadero para yates. Por ende, en junio del 2006 en el Congreso se propuso un proyecto que procuraba impulsar la instalación de marinas turísticas mediante la simplificación de procedimientos y la reducción de plazos para obtener la concesión.
En el 2011 se apruebó una reforma a la Ley de Marinas, que incluye nuevos controles ambientales y una disminución en los plazos para otorgar permisos de operación. De acuerdo a Óscar Villalobos, director ejecutivo de la Comisión de Marinas Turísticas (Cimat) esto agilizó los procesos.
“En algún momento tuvimos hasta 22 solicitudes en diferentes etapas. En Costa Rica la situación se agrava con la crisis de Estados Unidos en el 2008 - 2009. Los proyectos empiezan a perderse en el trámite y terminan avanzando solo unos cuantos”, agregó.
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En el caso de la Marina Bahía Golfito, afirmó que fue un proyecto que desde el nació venía con problemas y dificultades técnicas, inclusive no inició con la misma ‘fuerza’ con la que arrancan otros proyectos.
En la Municipalidad confían que el respaldo de un operador con experiencia en proyectos turísticos, hoteleros, y gastronómicos les permitirá levantar el proyecto, pese a que en el pasado hubo circunstancias que no le permitieron funcionar exitosamente.
“La gran experiencia del desarrollador nos genera mucha confianza y nos impulsa a seguir apoyándolos para que el proyecto crezca de la mano de una comunidad con mucho potencial y ganas de aprender de la industria”, expresó Lara.
Actualmente en el país hay cuatro marinas en proceso de aprobación y una en construcción, la Marina Flamingo, la cual tenía más de cuatro años en trámites.
Joaquín Gamboa, gerente general del proyecto confirmó que pese a la pandemia avanzan con normalidad y esperan inaugurar el espacio en el 2021. La primera etapa comprenderá 178 puestos de atraque para yates con dimensiones de entre 30 y 110 pies (de 9 a 34 metros). También tendrá una parte comercial que podría incluir bancos, restaurantes, heladerías, tiendas, alquileres de autos, lavanderías, según consta en el expediente de la Secretaría Técnica Ambiental.
Villalobos comentó que en el momento en que los proyectos deben pasar por una fase de consulta inicial técnica, las empresas deciden si avanzan o no, este proceso les funciona para orientarse sobre la legislación de Costa Rica y los requisitos mínimos. Por su parte, Cimat es la entidad encargada de supervisar a los los complejos, todas sus instalaciones y si cumplen con las medidas básicas solicitadas. Cada vez que una Marina desea iniciar una nueva fase de construcción debe solictar los permisos a la respectiva Municipalidad y es necesario que pase por una valoración técnica por parte de los entes reguladores.
En el caso de la Marina Bahía Golfito al ser un proyecto que ya estaba construido y que fue abandonado, el nuevo concesionario solo puede poner en funcionamiento los atrativos turísticos ya instalados que en este caso son oficinas administrativas y de gobernación, servicios sanitarios, restaurante, área de almacen, lavandería, armarios, áreas de descanso, centro comercial, boyas de navegación, señalización, servicios de seguridad, estación de servicios para comercialización y almacenamiento de hidrocarburos y planta de tratamiento de aguas residuales.