El peso de la ganadería industrial y su impacto medioambiental están encendiendo el debate político en España, primer país consumidor de carne de Europa, en un contexto de divisiones dentro de la coalición de gobierno.
En una entrevista publicada por el diario británico The Guardian el día después de Navidad, que pasó inadvertida en aquel momento en España, el ministro de Consumo, Alberto Garzón, cargó personalmente contra la sobreproducción de carne en su país, abogando por acabar con “un tabú”.
"Si no actuamos, ya no será el cambio climático con lo que estaremos lidiando, tendremos que afrontar una triple crisis: la pérdida de biodiversidad, la contaminación y el cambio climático", aseguró este economista de formación, hablando de las "macrogranjas", esos enormes establecimientos en auge en España.
Estas empresas "encuentran un pueblo en una parte despoblada de España y meten 4.000, 5.000 o 10.000 cabezas de ganado. Contaminan el suelo, contaminan el agua, y luego exportan esta carne de mala calidad procedente de animales maltratados", añadió.
Difundidas por la prensa española, las declaraciones de Garzón --miembro de Izquierda Unida, pequeña formación de la órbita de Podemos, el socio de extrema izquierda de la coalición de gobierno con los socialistas-- sublevaron a asociaciones agrícolas como la UPA (Unión de Pequeños Agricultores).
"En España no hay animales maltratados, señor ministro", denunció la UPA, condenando unas palabras "basadas en falsedades, torpes, miopes y que pueden tener nefastos efectos en las exportaciones españolas de productos cárnicos".
Se trata de un "ataque a ganaderos y agricultores y a la imagen de nuestro país", lamentó por su parte el líder de la oposición conservadora, Pablo Casado (Partido Popular).
“Percepción personal”
Hasta los socialistas, principalmente los dirigentes de regiones con una importante producción ganadera, como Aragón o Castilla La Mancha, criticaron las declaraciones de Garzón y le pidieron una rectificación, y hasta la dimisión.
La portavoz del gobierno, Isabel Rodríguez, salió al paso de la avalancha de críticas, asegurando que las palabras de Garzón reflejaban "una percepción personal".
La posición del ejecutivo, dijo Rodríguez, es de "apoyo al sector ganadero, que contribuye decisivamente a la economía, a la balanza comercial en nuestras exportaciones y sin duda también a la cohesión territorial".
En julio, Garzón ya sembró el nerviosismo en el gobierno al criticar el consumo excesivo de carne de los españoles. El presidente del gobierno, Pedro Sánchez, respondió entonces que "un chuletón [de carne] al punto" era "imbatible".
Para Salvador Calvet, profesor de la Universidad de Valencia y especialista en el sector, estas protestas se explican por la importancia cultural y económica de la ganadería, que da sustento a "muchas familias" en España.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la industria cárnica española genera unos 2,5 millones de empleos directos e indirectos en España y supone $9.000 millones en exportaciones.
El sector, marcado por una creciente industrialización, también está en auge: según la base de datos de la Universidad de Oxford, la producción de carne se ha multiplicado por diez en España en los últimos 60 años, mucho más que en otros países europeos.
“Debate legítimo”
"En España tienden a reducirse el número de granjas", pero son "cada vez más grandes", explicó Calvet. Una dinámica propiciada por la demanda exterior, sobre todo de China, pero también por la cantidad de carne que consumen los españoles.
Según la FAO, los españoles comen una media de 98,8 kilos de carne por persona al año, frente a una media de 42 kilos en todo el mundo. Esto convierte a España en el primer país consumidor de carne per cápita de Europa, por delante de Portugal (94,7) y Polonia (88,5).
Este consumo "equivale a unos 275 gramos diarios, cuando las recomendaciones científicas internacionales marcan unos 300 gramos por semana", observó Greenpeace, un exceso de consumo de consecuencias "devastadoras".
La oenegé ecologista expresó su apoyo a Garzón, al igual que asociaciones como "Stop ganadería industrial", que está a la vanguardia de la lucha contra las grandes granjas.
"Existe un debate legítimo", estimó Calvet, para el que "la realidad es compleja y con muchos matices".
Según este profesor "las granjas han mejorado" sus prácticas "en los últimos años", pero tienen "conocimientos técnicos para mejorar muchísimo más".
El debate podría arreciar en las próximas elecciones, a riesgo de debilitar la alianza entre los socialistas y Podemos, que el viernes lamentó las críticas del PSOE a Alberto Garzón.