Imágenes artísticas de puestas de sol y helados son desafiadas por contenidos de activistas en Instagram, que cumple diez años en tiempos de protestas por justicia social, crisis climática y la pandemia del nuevo coronavirus.
Fundada en 2010 por Kevin Systrom y Mike Krieger en Estados Unidos, la aplicación cautivó a 1.000 millones de usuarios en el mundo durante dos años y ha crecido rápidamente desde entonces, después de captar la atención del público con sus filtros de imagen y sus sencillas herramientas para editar y compartir fotos.
Pero las imágenes estéticas, que fueran un sello distintivo de Instagram, se consideran cada vez más lejanas a la realidad cuando las personas "pierden trabajos, están enfermas, aisladas y deprimidas, y además las protestas de BLM (Black Lives Matter) y todo lo que sucede con las elecciones estadounidenses", analizó Rebecca Davis, que en 2016 creó "Rallyandrise", una cuenta dedicada a promover la participación política.
"No es que no hay tiempo o espacio para fotos bonitas, pero tal vez la gente está tratando de encontrar un balance", agregó.
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El número de seguidores de la cuenta de esta residente de Nueva York subió más del doble, a 24.000 en los últimos meses.
En mayo, estallaron las protestas antirracistas después de la muerte de George Floyd, asfixiado por un policía blanco en Minneapolis. Simultáneamente, la pandemia confinó a gran parte de la población, que pasó más tiempo que nunca en línea. A eso se le suma la batalla por la elección presidencial de noviembre.
Campañas y recaudaciones de fondos online se volvieron la norma, con Instagram como protagonista.
En el centro
La excandidata presidencial Hillary Clinton y la celebrity Kourtney Kardashian, entre muchas otras figuras públicas, usaron Instagram para destacar problemas raciales abriendo sus cuentas a personalidades afroestadounidenses por 24 horas.
"Instagram es nuestra plataforma más alta y más efectiva cuando se trata de hacer que los usuarios sigan los enlaces de acción", dijo Emily Patterson, gerente de redes sociales de la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU), apuntando a que las personas hagan clic para firmar peticiones y organizar protestas, o ponerse en contacto con miembros del Congreso.
"Tiene la audiencia a la que estamos tratando de llegar", señaló.
La función de historias de la red permite a los usuarios presentar colecciones de imágenes, como un día dedicado a protestar. Y también incorporó herramientas para compartir.
Para los movimientos políticos, Instagram tiene una audiencia codiciada de adultos jóvenes, desde adolescentes hasta personas de 30 años, que se conectan con amigos y compañeros.
"En Facebook no son solo amigos y comunidades elegidos, también son tus padres, compañeros de cuarto, exparejas, una amplia colección de todos los que alguien ha conocido", dijo Patterson. "Entonces, la gente no ingresa a esa plataforma para algo tan importante".
En cambio, en Instagram la gente pasa mucho tiempo, lo que la hace propicia para el activismo. Los resultados están probados, según Patterson.
Fotos, como gasolina
La activista adolescente sueca Greta Thunberg reunió a jóvenes de todo el mundo utilizando Instagram.
El activismo ambiental es muy adecuado para la aplicación centrada en imágenes, que llama a la acción con fotos desgarradoras, como osos koala quemados en incendios australianos.
El inmunólogo Dr. Noc, de 27 años, dijo que pocas personas acuden a Instagram en busca de educación, por lo que hay que sorprenderlas con conocimientos.
"La gente prefiere pequeños fragmentos de información con referencias, que son fáciles de digerir y también entretenidas", dijo Noc, quien usa su cuenta para contenidos relacionados con la pandemia.
Mirando hacia el futuro, Noc ha encontrado su crecimiento más explosivo en la aplicación para compartir fragmentos de video TikTok: sospecha que su éxito se debe a que menos personas publican allí sobre inmunología.
Noc pasa horas haciendo videos para sus 200.000 seguidores de TikTok y vuelve a publicar los clips en Instagram, donde tiene menos seguidores.