Las cadenas de gimnasios y diferentes centros de entrenamiento independientes del país han experimentado un ligero repunte en su actividad debido a las medidas más flexibles como la restricción vehicular, el aumento del aforo, así como al incremento en la afluencia de clientes quienes tienen más confianza para volver.
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No obstante, algunos de estos negocios tuvieron que tomar la decisión de cerrar por completo o al menos algunas sucursales, y quedarse solo con una sede. Este es el caso del gimnasio 360 Fitness, que en febrero cerró su sede en Paseo Metrópoli luego ocho años de operación continua.
Así lo confirmó Vanessa Montoya, coordinadora de servicio al cliente de 360 Fitness, quien además aseguró que en diciembre de 2020 cerraron su sucursal de Paseo de Las Flores. Actualmente, han redireccionado todos su recursos a su única sede, ubicada en Terramall.
Según explicó, Jorge Angulo, presidente de la Asociación de Gimnasios Gym-Fitness de Costa Rica (Asogym) y propietario de la cadena George Angulo Fitness; se estima que un total de 150 gimnasios cerraron sus puertas durante el 2020 como efecto directo de la pandemia y la crisis económica. Algunos de manera definitiva.
Sin embargo, el presidente de la Asociación destacó que a nivel nacional se encuentran en funcionamiento cerca 450 centros de entrenamiento.
Por otra parte, según datos suministrados por la Dirección General de Tributación, al cierre del 2020 se encontraban 625 gimnasios inscritos, en comparación con la cifra del 2019; con un total de 690 centros de entrenamiento registrados.
Esto demuestra que al menos un aproximado de 65 gimnasios dejaron de operar durante el 2020.
“En promedio, un gimnasio pasó de tener entre 300 y 500 clientes a 250 personas incluso menos debido a la pandemia. Los cierres del año y las restricciones, nos dejaron casi un 70% en pérdidas. Solo teníamos un 30% de ingreso, para pagar, agua, luz, alquiler y los colaboradores”, expresó Angulo.
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Pese a esto, la cadena brasileña de gimnasios Smart Fit inició operaciones a mediados de noviembre del año pasado en el país con una inversión de $30 millones y más de 250 empleos.
Nicolas Masutti, gerente comercial Smart Fit Panamá y Costa Rica, contó a EF en este momento, que la compañía estaba en un proceso de expansión muy agresivo en Costa Rica. “Estaremos aperturando (sic) unidades todos los meses”, dijo.
Ajustes definitivos
Dentro de los principales ajustes que llevaron a cabo los diferentes centros de entrenamiento y que “llegaron para quedarse” están los relacionados la higiene, limpieza y desinfección de equipo, así como la inversión en productos de bioseguridad y desinfección.
Por ejemplo, en Smart Fit realizan intensos trabajos de desinfección cada una hora y media o dos horas, lo cual asegura que durante todo el día de operación las personas estén en contacto con máquinas y elementos 100% higienizados.
“Los gimasios son lugares donde se está en contacto con muchos elementos, y mantener todas las áreas desinfectadas requirió de la preparacion de todos los equipos que intervienen en la operación. Hoy nos encontramos con una concientizacion más firme con respecto a la importancia de estas medidas”, expresó Masutti.
En la misma línea, el centro cuenta con una plataforma tecnológica en la cual los clientes pueden ingresar y pedir citas para asistir al gimnasio —según los horarios disponibles— y así se mantiene el control del aforo establecido.
Por otra parte, los propietarios de algunos gimnasios redujeron sus gastos relacionados con lo que se denomina personal training (entrenamiento personal), y apostaron más por un “único instructor” impartiendo todas las clases que ofrecen.
“Muchos gimnasios han puesto lo que se llaman áreas funcionales. Antes, se pagaban instructores para que diera diferentes tipos de clases como zumba, spinning, pilates; pero ahora se hicieron su propia área funcional y un mismo instructor imparte todas las clases”, contó Angulo.
Las clases virtuales también tomaron fuerza cuando se estuvo en los meses más críticos de “cuarentena”, y se desarrolló una tendencia de las personas a hacer ejercicio en la casa.
Muchos invirtieron en elementos como bicicletas, pesas, ligas, barras; y cuando ya ocurrió la apertura de los centros de entrenamiento las personas no se animaban a volver por miedo al contagio, adicionalmente se sentían en la comodidad de su casa; factor que impactó significativamente al negocio de los gimnasios.
No obstante, el propietario de George Angulo Fitness destacó que ahora las personas cambiaron de parecer y tomaron la decisión de retornar a las instalaciones para un mejor rendimiento que tal vez no era el mismo en la casa.