Desde doctores o nutricionistas, hasta familiares o amigos, recomiendan alimentarse hasta tres veces al día. Sin embargo, no todos disponen de alimentos suficientes para llevar una vida saludable y activa.
Según el último Estado de la Inseguridad Alimentaria en el Mundo, de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Costa Rica redujo el hambre por debajo del 5% en los últimos 26 años, pasando de 250.000 personas desnutridas a alrededor de 160.000.
A pesar de esa importante disminución, tanto el Gobierno como las empresas, quieren reducir esa cifra aún más con programas que van desde donación de comida hasta el acceso a alimentos ricos en nutrientes con costo accesible.
Desde el 2012, el Banco de Alimentos de Costa Rica se ha convertido en un aliado empresarial ya que este recibe alimentos consumibles, pero no aptos para su venta, que terminan siendo entregados a poblaciones vulnerables por medio de organizaciones sociales y comunitarias.
Andrés Hernández, vocero de la iniciativa, mencionó que, en la actualidad, 45 empresas ayudan a que la labor sea exitosa todos los días, tanto con la donación de productos como con voluntariado.
La cadena de supermercados Auto Mercado es uno de los colaboradores al entregar 6,5 toneladas de productos no perecederos al mes que benefician a 4.350 personas en condiciones de vulnerabilidad.
De igual manera, Dos Pinos, dona mensualmente aproximadamente 6.500 vasos de leche, para un total de más de 300.000 en los últimos cuatro años. Asimismo, aportó una parte del capital semilla para la creación del banco.
Otras empresas que se han sumado a la iniciativa con la donación de alimentos son Pizza Hut, el Grupo Empresarial de Supermercados, APM Terminals y Walmart. Mientras que otros, como Coopeservidores, apoyan las labores logísticas con la asistencia periódica de algunos de sus colaboradores.
Del 21 de marzo del 2012 al 7 de junio pasado, el Banco de Alimentos recolectó un total de 15.600 toneladas de alimentos; el promedio por semana es de 95 a 100 toneladas. El mes con mayor volumen de donaciones alcanzó las 160 toneladas.
Otras iniciativas contra el hambre
En la lucha contra el hambre, también destaca la creación de empresas como Nutrivida, la cual fue fundada en noviembre del 2013, tras una alianza entre Florida Ice & Farm (Fifco) y Yunus Social Business.
Dicha compañía, sin fines de lucro, tiene como objetivo erradicar la malnutrición por medio de la venta de productos de alto valor alimenticio a un bajo costo.
Hasta la fecha, han desarrollado siete productos fortificados: cereales infantiles, sopa instantánea de pollo con fideos y vegetales, tres bebidas en polvo con sabor a naranja, manzana y limón, un Nutripack (paquete con comida completa que contiene sopas y bebidas), así como consomé de pollo.
Los productos se comercializan, al por menor, en más de 5.000 puntos de venta y a través de la Red de Vendedoras Mamás Pro Nutrición (MANU), quienes son mujeres capacitadas para convertirse en “embajadoras” de la nutrición en comunidades como La Carpio, Siquirres y Guararí.
Gisela Sánchez, directora de Relaciones Corporativas de Fifco, explicó que la comercialización de dichos productos ha ido en crecimiento desde su creación. Hasta la fecha, estiman haber servido más de 6 millones de platos de comida, han donado más de 700.000 platos a diferentes causas y tienen 500 mujeres asociadas a MANU.
Por su parte, Cargill tiene un programa denominado Nutriendo el Futuro que, en alianza con la FAO, realizan diversas acciones como formación en nutrición a estudiantes, maestros y padres de familia; la promoción de huertos escolares y mejoras en infraestructuras ligadas a la alimentación escolar y acceso a proteína.
“En el caso de Costa Rica, el programa se enfoca en escuelas vecinas a nuestras localidades. La inversión en el país suma más de $150.000 por año”, agregó Jorge Calderón, director de Asuntos Corporativos de Cargill para Centroamérica.
Aunado a esto, el sector empresarial se ha comprometido a asegurar la sostenibilidad de los sistemas de producción de alimentos, así como a aplicar, prácticas agrícolas resilientes que aumenten la productividad y que contribuyan al mantenimiento de los ecosistemas.
Platanera Río Sixaola, por ejemplo, tomó la decisión de no aplicar herbicidas ni nemicidas, y ejecuta un programa para reducir las aplicaciones aéreas. También el control de plagas se efectúa dándoles prioridad a la utilización de productos amigables con el ambiente o se promueve el crecimiento de depredadores.
“Con la finalidad de prevenir la erosión de los suelos, el 100% de los mismos se mantienen con cobertura vegetal permanente. Se aplican abonos orgánicos, con lo que ha disminuido el uso de fertilizantes nitrogenados, previniendo la acidificación de los suelos y las emisiones de gases efecto invernadero”, destacó Alvaro Alvarado, ejecutivo de sostenibilidad de la compañía.
También la platanera usa ceniza de caña de azúcar como materia orgánica que se incorpora al suelo, logrando que su producción sea más sostenible.