La apertura de un nuevo restaurante francés –con cocina original de la región de Bretaña– fue un imán irrestible, de manera que nos fuimos al Centro Comercial La Paco, en Escazú, a conocer Chez Loïc.
Decoración minimalista, en negro y blanco. Mesas y sillas laqueadas en negro, fotografías de escenas francesas en las paredes, música gala, elegancia “casual” y menú original y bien logrado.
Nuestra invitada en esta oportunidad fue Leda Astorga, licenciada en Artes Plásticas, con especialidad en escultura, con un número impresionante de exposiciones individuales y colectivas. Acreedora de varios galardones por su obra, recibió el Premio Nacional Aquileo J. Echeverría en 1999.
Abierto hace algunas semanas, el restaurante se inaugurará oficialmente este martes 2 de febrero, día de La Candelaria, fecha en la que es tradicional en Francia comer crepas con familiares y amigos.
Entradas
Crema de verduras de temporada. Textura aterciopelada, sabor delicado.
L’Atlantique. Pequeños blinis de alforfón para comer con salmón ahumado y dos salsas: crema al jengibre y tapenade. Una sabrosura, delicado, equilibrado y fácil de armar y comer.
L’Aveyronnaise: ensalada con lechuga, queso azul, nueces, tomates cherry, tocineta ahumada, crotones, papas salteadas y vinagreta. Porción abundante. El queso azul marca la diferencia en el paladar.
La Guyannaise. “Mil hojas” de aguacate, salmón, tomates y huevos mimosa. Emplatada bellamente, con blinis de alforfón arriba y abajo, es agradable a la vista y al gusto.
Platos fuertes
Todos los platos fuertes que probamos fueron galettes bretonas rellenas.
La complet . Con huevo frito, queso emmental y jamón cocido español. Crujiente, como las otras del menú; envuelta como si fuera un sobre, que es la manera típica de servirlas en Bretaña. Tradicionalmente se preparan con el huevo tierno, pero si se desea más cocido, se ordena sin ningún problema.
La Normande. Con espinacas, crème fraiche , salmón ahumado y queso de cabra. Amalgama perfecta de sabores que se integran armoniosamente.
La Lorraine. Con salsa béchamel, hongos, zucchini al ajo, pollo y lechuga. Gustoso y tierno el pollo; frescos los otros componentes.
La Mediterranéenne . Con aceitunas, zucchini al ajo, chile dulce, cebollas y queso de cabra. Diferente la mezcla de ingredientes, con un resultado muy positivo al gusto.
Postres
Crepa de trigo con crema de limón mesino casera. Exquisita.
L’Ar men. “Far” bretón con ciruelas pasas y cobertura de chocolate. Especie de budín firme, de sabor y textura muy propios.
La Parisienne. Crepa de trigo con cobertura de chocolate casera, maní, caramelo y chantillí. Para golosos.
Le Trou Normand. Helado de manzana con Calvados. De gran simplicidad, pero diferente y atractivo.
Calificación final:
Cuatro caracoles
Dirección: Centro Comercial La Paco, Escazú.
Teléfono: 4702-7511.
A tomar en cuenta
Para el establecimiento:
—Por ser una cocina poco conocida aquí, es útil la explicación que brindan al cliente, ya que de lo contrario la novedad puede ser desconcertante.
—Parece conveniente variar la música con mayor frecuencia.
Para los clientes
—Oportunidad de adentrarse en una cocina de gran tradición, amplia riqueza gastronómica y sabores distintos.
—Las galettes bretonas no contienen gluten y son una excelente opción para quienes tienen intolerancia a él. También hay algunos platos vegetarianos.
—El personal es solícito y bien entrenado.
Delikatessen
—Las galettes bretonas son muy parecidas a las crepas, pero se hacen con alforfón. En Francia se preparan desde el siglo XIV.
—El alforfón o trigo sarraceno es una planta de la familia de las poligonáceas. Aunque en español se le llame "trigo", ni es un cereal, ni contiene gluten.
—El far es un postre bretón, cuyo nombre original era Farz Fourn (far en latín significa harina o trigo y fourn, horno en bretón ), lo que vendría a traducirse algo así como trigo al horno. Las referencias históricas se remontan al siglo XVIII, pero parece emparentarse con recetas mucho más antiguas.
El otro menú
Leda Astorga, creadora humanista
Leda Astorga es un referente en la escultura contemporánea costarricense. Su estilo es inconfundible y sus obras son muy apreciadas por coleccionistas privados e instituciones públicas (diez de ellas figuran en colecciones estatales).
Graduada de la Facultad de Bellas Artes, con especialidad en escultura, su vida está dedicada a su arte. La cantidad de muestras, individuales y colectivas en que ha participado, amén de talleres, encuentros y otras actividades afines, es realmente impresionante.
Amena, risueña y de ideas claras, alejada del divismo de otros artistas, almorzar con ella fue una experiencia muy agradable.
—¿Sus personajes escultóricos, son prototípicos y tienden a ser inspirados en personas concretas o son imaginados?
—“La mayoría de mis personajes son creados a partir de las diversas sensaciones que percibo de las personas reales y de mí misma. Otras fuentes como el cine, la literatura e imágenes, entre otros, han estimulado y nutrido la creación de muchos personajes”.
—¿Qué es lo que la hizo dedicarse a esculpir cuerpos voluminosos?
—Siendo estudiante en Bellas Artes me di cuenta de que los temas que quería trabajar en escultura estaban a la puerta de mi casa; es más, en mi propia casa, que no tenía que ir a Europa o a otro país para saber qué quería hacer. Entonces comencé a ver de una manera diferente a las personas con las que me relacionaba o a las que veía en situaciones diversas y las comencé a reinterpretar a mi manera, integrando cualidades muy ‘ticas’ por decirlo así, que siempre me han gustado mucho como el humor, la picardía y la sátira entre otros”.
—La academia al principio no recibió muy bien sus propuestas, ¿verdad? Tengo entendido que cuando presentó su muestra final de esculturas como requisito para la graduación en la Escuela de Bellas Artes, la aplazaron. ¿Qué fue lo que ocurrió realmente y cómo hizo para lograr graduarse?
—Sí, el jurado calificador integrado por tres escultores justificó su decisión de aplazarme por estos motivos: la escultura no se debía pintar, la escultura no podía tener humor y en escultura no se podía representar a personas gordas. Una vez aplazada, le conté a mi profesor Néstor Zeledón lo sucedido. Él se molestó muchísimo y me defendió ante el jurado. Posiblemente ante esa presión, reconsideraron mi nota y me pusieron un siete. Ese mismo año él se pensionaba, o sea, ¡si no hubiera sido por su defensa, todavía estaría aplazada!”.
—¿Ha cambiado ahora esa situación, después de sus premios y distinciones?
—“¡Claro, yo seguí adelante enamorada y apasionada de mi obra, como hasta hoy en día! Me fui abriendo espacio tanto entre el público en general que ha recibido cálida y generosamente mis obras, como también en espacios artísticos como galerías y museos”.
—¿Se considera usted feminista?
—Más que feminista, me considero humanista. Creo que la paz, el amor, la violencia, la intolerancia, entre muchas más, son cualidades y defectos de los seres humanos en general y creo que todos estamos en un proceso de toma de conciencia para mejorar”.
—Hasta ahora, ¿cuál ha sido la exposición que más satisfacción le ha dado?
—“Me gustan mucho las exposiciones colectivas y los trabajos en grupo. Disfruté especialmente especialmente los proyectos ‘Muñecas’, ’El jardín de las delicias’ y ‘El jardín de los refranes’. Fueron proyectos colectivos, de gran formato, experimentales y con temas interesantes que nos llevaron al estudio y a la reflexión”.
—¿Proyectos inmediatos?
—“Estoy realizando una escultura monumental que es un homenaje al baile popular e iniciando un proyecto para realizar muebles escultóricos. Asimismo, profundizar en el dibujo y la pintura. También tengo planes en cerámica. ¡Necesito vivir 300 años más para hacer todo lo que quiero!”.
Con esta nota de optimismo y confianza creativa, cerramos nuestro ameno y sabroso amuerzo en Chez Loïc.