Don Alberto Villalobos, ¿qué entiende usted por empleo verde? De primera entrada, la respuesta fue contundente: “Ni idea”, pero conforme la conversación avanzó, este productor de quesos de Zarcero reflejó lo que sucede con algunos empresarios. Creen desconocer el tema pero en el fondo aplican acciones que, con más información y capacitación, podrían generar un mayor impacto.
En el caso de Villalobos, copropietario de Quesos Don Beto, tenía claro que un empleo verde es aquel que procura el menor daño de sus acciones sobre el ambiente, y además, contó que su pyme, ubicada en Barranca de Naranjo, tiene un programa para evitar que el suero contamine las cuencas hidrográficas de la zona, usa bolsas oxodegradables en algunas de sus líneas y posee una finca sembrada con árboles.
Aunque no capacita a sus empleados bajo ese término, no exporta y desconoce los programas de Gobierno frente al cambio climático, Villalobos se mostró anuente a participar activamente, si le toman la puerta.
El caso de Quesos Don Beto ilustra el resultado de la primera encuesta sobre necesidades de empleos verdes en Costa Rica, realizada por la Cámara de Industrias, en asocio con la agencia de cooperación para el desarrollo GIZ de Alemania y el programa NEL-Acción Clima, a finales del año pasado, pero que recién concluyó su análisis.
Punto de partida
La encuesta consultó a 113 empresas del sector industrial, en especial micro, pequeñas y medianas empresas dedicadas a la litografía, metalmecánica, alimentos, textiles, manufactura de maderas y apoyo a la construcción, para conocer qué habilidades y conocimientos técnicos requerirán en unos dos o tres años, a fin de contar con insumos para “enverdecer” esta actividad económica.
El 84% corresponden a la Gran Área Metropolitana, y el resto a zonas rurales. El 72% de las encuestadas son microempresas (de 1 a 5 empleados), según la categorización de la Caja Costarricense de Seguro Social.
“Entrevistamos mayoritariamente pymes, porque estas son las empresas que nos darán la diferencia entre ser o no verdes”, enfatizó José Salas, asesor de la Comisión de Capital Humano de la Cámara de Industrias en temas laborales.
La encuesta reflejó que el 65% de las compañías desconoce los programas de Gobierno en cuanto a carbono-neutralidad. Además, el 85% carece de una certificación ambiental, producto también de una escasa vinculación con el sector exportador.
Otro propósito de la encuesta era identificar los empleos que requerirán las empresas en los próximos dos o tres años. Destaca el caso del sector maderero, en el que, a criterio de los consultados, se requiere especialistas en sostenibilidad, y el área de litografía, que espera contar con nanotecnólogos.
En cuanto a habilidades y conocimientos, esperan contar con personal que sepa trabajar en equipo, que tenga iniciativa para innovar y que conozca las leyes y regulaciones del país.
Los resultados conducirán a promover una estrategia interinstitucional que la Cámara pretende impulsar para “enverdecer” los empleos del sector, que por ahora apenas germinan.
Esa estrategia empezará con la definición del término “empleo verde” o “empleos enverdecidos” para Costa Rica en particular.
José Salas explicó que hay dos tendencias.
Una de ellas, más limitada, según su criterio, es que los empleos verdes son aquellos cuyo producto final ayuda a la sostenibilidad del ambiente.
La segunda definición es que empleo verde implica cualquier proceso o producto final que sea amigable con el ambiente.
La Organización Internacional de Trabajo (OIT) define empleos verdes como las actividades que reducen el impacto ambiental de las empresas y los sectores económicos, hasta alcanzar niveles de sustentabilidad ambiental. Por ejemplo, empleos que ayudan a reducir el consumo de energía, materias primas y agua, las emisiones de gases de efecto invernadero, reducción de desechos y contaminación, así como a proteger la biodiversidad.
Luisa Díaz, asesora en competitividad y medio ambiente de la Cámara, dijo que, a partir de mayo, convocarán a instituciones públicas y al sector privado a varios talleres para definir las líneas de acción sobre cómo introducir cambios en la educación secundaria y universitaria.
¿Qué es empleo verde?
“Para nosotros un empleo verde es cualquier proceso que tenga alguien a cargo que lo rediseñe para hacerlo sostenible con el ambiente. Esta es la definición que trataremos que sea la definitiva, y por eso queremos trabajar con el sector privado, universidades públicas y privadas, colegios vocacionales, el INA y las organizaciones de trabajadores”, explicó Salas.
También hablarán con el Consejo Nacional de Rectores y el Consejo Nacional de Educación Superior sobre las profesiones técnicas y las habilidades y competencias con las cuales debería contar el país en un plazo de dos o tres años plazo.
Esto incluirá fortalecer los esfuerzos del Instituto Nacional de Aprendizaje (INA), el Ministerio de Educación Pública y los colegios profesionales.
Díaz aclaró que el término no restringe algún empleo, sino que pretende abarcar cualquiera que se rediseñe para ser sostenible.
“Si el gerente de una empresa no tiene conceptos generales, aptitudes y actitudes hacia la protección del ambiente, será difícil que algo cambie. Si el proveedor también desconoce, será difícil que entienda por qué tendrá que comprar una materia prima que es más cara pero que favorece en temas ambientales”, explicó.
Para la especialista, el cambio no debe darse solo en profesiones clásicas, como entre ingenieros ambientales, sino que cualquiera, desde su puesto de trabajo, puede hacer del suyo un empleo verde.
El tema pasa no solo por crear nuevos empleos, sino por “enverdecer” los existentes.
En el caso de la generación de energía por fuentes limpias, por ejemplo, no solo requerirá de ingenieros civiles y eléctricos, que piensen verde, sino también que el gerente de proyecto o el financista, entienda la importancia del uso racional de los recursos y la protección del ambiente, para “enverdecer” el modelo productivo. Por eso, a nivel europeo, se maneja el concepto de que todos los empleos deberán serán verdes.
En Alemania, se han contabilizado 300.000 empleos verdes en el sector construcción por año, con potencial de crecer hasta los dos millones. “Hay un gran dinamismo en esta área”, dijo Bernhardt Johst, asesor en eficiencia energética y energía renovable de la Cámara.
“Lo primero es crear capacidades y habilidades entre quienes trabajan en ese sector, además de contar con una economía baja en emisiones, ahorrar energía y recursos para ser más competitivos”.
Johst dijo que, a raíz de la aprobación de una ley sobre energía renovable, en Alemania han surgido 300.000 empleos desde el 2000, en instalación y mantenimiento de plantas y equipos de energía renovable, alta gerencia y mantenimiento, entre otros.
Por eso quieren trabajar con Costa Rica para reducir las emisiones, en las que el empleo verde se convertirá en un indicador relevante.
¿Cuán lejos o cerca estamos?
Es poco lo que se ha hecho, pero tampoco se puede decir que estamos en cero, dijo Salas.
La clave es que hay que hacer el “enverdecimiento” de los empleos de forma sostenible, y que el concepto sea trasversal en todas las profesiones.
Salas explicó que el cambio implicará contar con habilidades que no necesariamente son obvias, como saber trabajar en equipo, manejar varios idiomas, compartir el conocimiento sin temor, y contar con iniciativa.
Uno de los hallazgos de la encuesta fue el nivel de vinculación de las empresas con el sector exportador.
Solo el 14% de las microempresas y el 19% de las pequeñas estaban encadenadas con la exportación, mientras que el 41% de las medianas y el 56% de las grandes estaban asociadas, en especial las de la agroindustria, metalmecánico, los químicos y el plástico, pero, en menor proporción, los sectores de construcción, litografía y servicios.
La Cámara dice que las firmas que participan en estos sistemas integrados requieren que sus trabajadores tengan habilidades técnicas con reutilización de materiales, procesos más eficientes en el uso energético y de agua, tecnologías para disminuir las descargas de desechos y opciones de reciclaje, entre otros.
Para la Cámara, hay potencial de mayores encadenamientos con energías renovables, biocombustibles y eficiencia de procesos productivos en sectores como la agroindustria y la manufactura.
También se les consultó si estaban conscientes de los programas del Gobierno con respecto a la carbono-neutralidad y a la ayuda que pueda brindar para que sean sostenibles. Sin embargo, el 65% lo desconocen.
Salas dijo que estos resultados llaman la atención al Gobierno para que incremente la promoción de sus iniciativas de apoyo, sobre todo entre las empresas más pequeñas, dadas sus limitaciones en números de empleados, conocimiento en temas verdes y recursos económicos.
El ministro de Ambiente y Energía, René Castro, admitió que algunas empresas desconozcan los pasos que dan hacia la carbono-neutralidad en el 2021, un objetivo que Costa Rica asumió de manera voluntaria. Sin embargo, atribuyó el desconocimiento al hecho de que las firmas suelen atender lo que resulta obligatorio por una ley, mas no un programa voluntario.
Castro dijo que esta situación se revertirá cuando se comiencen a ver los frutos de las empresas que se están certificando como carbono-neutrales. Hasta ahora hay 7 certificadas y 30 en camino, que también abrirán la puerta a más empleos verdes.
Sin embargo, para industriales como Cristian Salas, de la pyme Tiassa, dedicada a la metalmecánica, el apoyo gubernamental es vital.
La empresa, ubicada en Alajuela, brinda empleo a 20 personas. Solo vende al mercado local pero ve como una oportunidad el encadenamiento. “Se necesita más apoyo para quitarnos el miedo, más capacitación, nexos con instituciones e información sobre opciones de negocios”, dijo el empresario.
Rigoberto Muñoz, gerente de Rimuca, también dedicada a la fabricación y venta de equipo industrial, dijo que aplican medidas para proteger el ambiente por iniciativa propia. Que leen sobre la carbono-neutralidad y escuchan del tema, pero también resiente la escasa información por parte del Gobierno para crear un plan en su empresa.
Otro de los temas que más preocupa a la Cámara es el hecho de que el 85% dijo carecer de certificación ambiental. Las que sí poseen corresponden al sector alimentario porque exportan.
Las empresas también respondieron qué tipo de nivel académico requieren de los empleados que pretenden contratar en dos o tres años. Para sorpresa de la Cámara, la respuesta fue el nivel de secundaria, porque consideraban que, si contaban con apoyo de programas de Gobierno para capacitar a su personal, podrían lograr el objetivo. Según Salas, esto refleja que no implicará empezar de cero.
Los industriales que dijeron desconocer sobre el tema verde, como don Alberto Villalobos, solicitaron ser tomados en cuenta en los talleres para seguir capacitándose. Una señal de que hay terreno fértil para que crezca el empleo verde en Costa Rica.