Un padre de familia que queda paralítico, una familia de 7 hermanos y de escasos recursos económicos, y el sueño de un niño que a sus 13 años ya sabía que quería ser escultor ¿Le suena familiar esta historia?
Es la del herediano, la del reconocido escultor Jorge Jiménez Martínez, el artista que inició su prometedora huella artística con una base italiana, pero con un corazón costarricense que se resistió a los romances europeos.
Aunque se fue a Europa pensando que iba a encontrar allá todo lo que necesitaba para su arte, se dio cuenta de que todo lo que requería ya lo tenía... y eso era su capacidad y su pasión.
Caló tanto en él su historia y su país que decidió incluir su provincia en su apellido, y así es como lo conoce el mundo: Deredia, de allá, de la provincia de las flores.
El cambio de nombre fue significativo en su vida.
El artista asegura que le trajo mucha suerte y que su carrera dio un giro en el momento que tomó esa decisión “era un mundo que estaba cambiando, era como un nuevo nacimiento; lo que había que hacer era encontrarse a sí mismo, encontrar las raíces para luego continuar siendo sincero con uno mismo”, dice.
Lo que aprendió de niño en su ciudad natal y los símbolos de una Costa Rica que no apoyaba mucho el arte en aquellos años, definió su propuesta. Siempre supo que las esferas significaban algo en su vida, sabía que había un mensaje, una visión de mundo que no había podido descodificar, pero lo descifró más temprano que tarde.
Se fue de Costa Rica con una beca, $200 en el bolsillo y un boleto de avión de ida y vuelta. Para que su esposa lo pudiera acompañar vendió algunas de sus obras a la Caja Costarricense de Seguro Social.
Fue entonces cuando la convicción hizo de las suyas. Aunque nadie creía en lo que él quería ser y su familia le decía que se iba a morir de hambre, el asegura: “Yo sabía que ese era mi destino, lo tenía muy claro desde que tenía 13 años. Yo sabía que iba a ser escultor, que eso era lo que iba a ser y lo lo que tenía que hacer”.
Esa determinación lo llevó a triunfar en una país tan difícil como Italia y con tan solo 21 años.
Jiménez empezó a vivir de su arte desde esa edad , sin embargo, asegura que los primeros 10 años fueron los más duros... Fueron años de formación, de estudio, un tiempo dedicado a terminar su carrera universitaria sin beca y con medios propios.
Durante el día, Jiménez hacía esculturas y estudiaba de noche. Así fue como terminó la carrera de arquitectura en Florencia. Vivía a dos horas y media de la universidad, entonces invertía la mayoría del tiempo de su día en sus obras y hacía los exámenes y tareas mientras viajaba en tren por la tarde.
La determinación es lo que lo ha caracterizado por años. ¡Por eso las cosas siempre le han salido! Jiménez afirma que uno debe creer en lo que hace y que solo así puede convencer a los demás.
¿Qué representa ser el primer escultor latinoamericano con una obra en la Basílica de San Pedro, ubicada en el Vaticano?
Soy el primer artista no europeo. Todas las obras que se exponen actualmente son de artistas franceses, italianos, etc. Nunca un artista no europeo ha colocado una obra monumental en la Basílica de San Pedro.
Significó mucho en mi carrera también ser el primer artista contemporáneo en exponer sus obras en el Foro Romano (que es el más importante sitio arqueológico y patrimonial de la capital italiana), entre otros lugares de Roma.
“En 2.000 años nunca se había hecho una exposición en el corazón del imperio romano, para mi ¡fue una cosa! ¡un gran logro!”
¿Cómo se esculpe un artista de su talla?
Creo que solo con la voluntad. Las personalidades –no solo de escultores– si no de empresarios, o de los grandes líderes mundiales se esculpen con tenacidad. En mi caso creo que tiene poco que ver con el talento. Tiene que ver con una gran voluntad y determinación que van a la par del talento. Se que hay gente con más talento que yo , pero si no existe a la par la determinación, las cosas no salen. Lo importante es no abandonar, lo importante es perder la batalla ¡pero no la guerra!
¿Dónde estudió?
En Florencia estudié arquitectura. En la Universidad de Costa Rica estudié en la Facultad de Bellas Artes y también en la de Filosofía.
“En Italia terminé la carrera en la Academia de Bellas Artes y obtuve mi licenciatura en Bellas Artes en la ciudad de Carrara”.
¿Cuánto cuesta una carrera como la suya?
Yo no sé cuánto cuesta… siempre tenía la filosofía de que era muy rico. ¡No me importaba el precio! Yo lo que quería era eso y no me importaba el precio. Pasé 10 años muy duros, no teníamos calefacción en nuestra casa y la temperatura llegaba a 0 grados… En Italia nació nuestro primer hijo y se iba con nosotros a recoger palitos.
“También recogíamos madera en la montaña para hacerle frente a los inviernos. En nuestra casa iniciamos con una huerta para poder sembrar durante el verano”.
¿Cuál ha sido su obra más costoso? ¿Cuál fue el precio? ¿Dónde está?
La más cara se encuentra en Estados Unidos. Se vendió a un coleccionista a un precio de medio millón de dólares.