Ellen Gaugler recuerda llevar a su padre a la planta siderúrgica, donde pasó su vida laboral acarreando barras de acero de la línea de ensamblaje hacia vagones de carga.
Cuando la planta de Pensilvania cerró hace casi dos décadas, Gaugler pensó que sería la última vez que ella o cualquiera en Bethlehem volvería a sus puertas para encontrar un trabajo con un salario decente por un día de trabajo físico.
Sin embargo, el año pasado se topó con un anuncio en el periódico para un puesto en una bodega local que cambió su forma de pensar. Nunca había oído hablar de Zulily, el comerciante en línea que estaba contratando, pero conocía la dirección: era el espacio de la vieja acerera, a unos pasos de donde su padre trabajaba.
“Cuando acudí a las entrevistas miré alrededor y pensé, ‘Ay, Dios mío, me siento como en casa’”, dijo Gaugler. Consiguió el trabajo.
Conforme las compras se mudan de las tiendas convencionales hacia los comercios en línea, muchos empleados en tiendas físicas han perdido sus trabajos, pero Gaugler está saliendo adelante.
Vendedores como Zulily, Amazon y Walmart compiten para llevar productos a la puerta de sus clientes tan rápido como les es posible, y esto ocasiona el aumento de la vasta red de bodegas que han creado un crecimiento exponencial de empleo para trabajadores sin títulos universitarios, infundiendo un nuevo aliento a los bolsillos de aquellos que se habían quedado rezagados económicamente.
Las bodegas han producido cientos de miles de empleos desde que la recuperación comenzó en 2010, aumentando su fuerza de trabajo cuatro veces más rápido que el incremento general de empleos. Gran parte de este crecimiento ha ocurrido fuera de las extensas áreas metropolitanas, en condados que tenían poca participación en las labores de empacado y envío hasta hace poco.
“Nos encontramos en los inicios de una importante transformación, y la humilde bodega es el líder puntero”, dijo Michael Mandel, estratega económico en jefe del Progressive Policy Institute en Washington.
“Estos centros de distribución y logística no se están creando en los centros tecnológicos que ya habían crecido antes. Hemos ampliado el círculo ganador”.
El núcleo de su red es extenso. En el condado Bullitt, en Kentucky, al sur de Louisville, el empleo en bodegas aumentó a 6.000 en el 2017 a partir de los 1.200 que había en el 2010, según el Departamento de Trabajo.
Empleos: de 250 a 6.200
En Kenosha, Wisconsin, que alguna vez fue un centro manufacturero, cuyas plantas de automóviles produjeron Nash Ramblers y Plymouth Horizons, los trabajos en bodegas aumentaron de 250 a 6.200 durante el mismo periodo.
Aquellos lugares tienen la ventaja de estar rodeados de carreteras y vías de ferrocarril que van directo a algunas de las ciudades más importantes del país. También tienen una gran abundancia de terrenos a bajo costo y trabajadores, dos recursos que se han vuelto cada vez más relevantes para las empresas que venden en línea.
El mismo incremento sucedió en la bodega principal, ubicada en los terrenos de la antigua siderúrgica de Bethlehem, y provoca en los oriundos como Gaugler un sentimiento de que su pueblo está progresando.
Gaugler, de 54 años, gana $13,50 la hora por armar pedidos en la bodega de Zulily, donde los empleados suelen referirse a su cliente final como “Mamá”. Trabaja turnos de 10 horas de miércoles a sábado y horas extra siempre que puede.
El trabajo es arduo, dijo, pero sencillo y claro. Recibe una lista de productos que debe sacar de los estantes cada mañana —juguetes, vajillas, ropa de bebé— y trata de llegar al final de la lista tan rápido como puede. Ha recibido dos aumentos de sueldo, de $0,25 cada uno, durante este año.
Antes de que las bodegas llegaran a la zona, había pocos trabajos con salarios decentes para trabajadores no calificados. Sin embargo, Amazon vio algo prometedor en la estructura de la ciudad.
Está a un costado de la carretera Interestatal 78, lo que la convierte en una entrada a la mayor área metropolitana del país —Nueva York está a 128 kilómetros— y tiene a otros siete Estados a un día de camino.
“Se trata de la ubicación, de ser capaces de dar servicio a clientes en la costa este y al Atlántico medio”, dijo Ashley Robinson, una vocera de Amazon. “También es la infraestructura ya disponible para sacar a los camiones del Lehigh Valley. Además está la fuerza de trabajo”.
La compañía abrió dos establecimientos sencillos en las afueras de Allentown, el vecino al oeste de Bethlehem, un lugar que se hizo famoso gracias a la canción de Billy Joel sobre la muerte de los trabajos manufactureros. Otros comerciantes llegaron rápidamente, atraídos principalmente por incentivos económicos como reducciones de impuestos y créditos, lo que permitirá a las empresas establecidas en los terrenos de la planta siderúrgica ahorrar cientos de miles en sus declaraciones de impuestos durante 10 años.
Como resultado, la franja este y centro de Pensilvania que incluye el Lehigh Valley ha crecido más rápido que cualquier otro mercado en el país durante los últimos cinco años, según CBRE. Mientras los comerciantes suelen contratar a más gente de forma provisional durante la temporada festiva —Amazon anunció sus planes de contratar a 120.000 empleados temporales a fin de año—también han recibido a un ejército de trabajadores permanentes. El trabajo en bodegas en un área de dos condados que incluye Bethlehem creció a 15.200 en 2017, en contraste con los 5.200 que había en 2010.
Crecimiento explosivo
“No conozco ningún otro lugar en el mundo que de ser un submercado se haya convertido en un centro global en solo ocho años”, dijo David Egan, director general de investigación industrial y logística en CBRE. “No podemos negar que es un mercado importante y crucial para el comercio mundial”.
Algunos de los participantes más importantes de la industria de las bodegas han reclamado su derecho sobre terrenos de Lehigh Valley. Walmart tiene dos instalaciones enormes en Bethlehem. FedEx está construyendo en la zona uno de sus establecimientos terrestres más grandes de Estados Unidos, y el United Parcel Service abrió un nuevo centro cerca de la frontera con Nueva Jersey el año pasado para administrar el volumen inmenso de tráfico que llegaba a través del este de Pensilvania.
El crecimiento explosivo de las bodegas ha creado un apetito al parecer insaciable por acomodadores, mensajeros y empacadores, y ha convertido al pueblo en un imán para la gente que necesita una segunda oportunidad.
“La creencia popular es que los trabajos en comercios tradicionales son mejores y que perderlos es malo para la economía”, dijo Don Cunningham, presidente de Economic Development Corp. en Lehigh Valley. “La realidad es que los empleos en las bodegas ofrecen un salario más alto y más oportunidades a largo plazo”.
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