El alentador debut bursátil de la compañía Oatly, que ofrece productos alternativos a la leche, pone nuevamente de manifiesto el atractivo de los productos veganos. Un apetito que parece haber crecido durante la pandemia de COVID-19.
Tras un muy prometedor debut en Nasdaq el jueves 20 de mayo, confirmado en la sesión del viernes 21, la compañía de alimentos sueca está actualmente valorada en alrededor de $13.000 millones, un nivel elevado para una empresa que obtuvo $421 millones en ingresos durante 2020 por las ventas de leche a base de avena, helado y otros productos.
Oatly no está sola en este segmento.
A principios de este mes, Nestlé lanzó una nueva leche no láctea hecha con guisantes, que se suma a una lista de opciones para sustituir hamburguesas, salchichas y atún, fabricadas a partir de plantas .
En su vasta cadena de cafeterías, Starbucks ofrece actualmente cuatro cremas elaboradas con algo alternativo a la leche de vaca: soja, almendras, coco y, desde marzo, avena.
Y en Singapur, desde diciembre, los consumidores tienen la opción de comprar pollo de laboratorio.
La industria de alimentos alternativos ya estaba en crecimiento antes de la pandemia. Nuevas empresas como Beyond Meat e Impossible Foods habían sido elogiadas por sus artículos veganos, que sorprendieron por su semejanza con la carne en términos de sabor, olor y textura.
En abril de 2019, Burger King causó sensación tras lanzar la primera versión vegana de su popular Whopper.
Desde entonces, la mayoría de las grandes cadenas de comida rápida han seguido su ejemplo.
Durante la pandemia de COVID-19, numerosos consumidores buscaron productos más saludables y el interés por las alternativas a la carne creció. Las ventas de productos Beyond Meat se dispararon inicialmente, antes de moderarse.
Problemas de producción, debidos en parte a los brotes de COVID-19, redujeron temporalmente la disponibilidad de carne convencional, aunque los suministros se estabilizaron más tarde.
"La pandemia abrió los ojos de la gente a los riesgos de la industria cárnica", dijo Jan Dutkiewicz, investigador de la Universidad Concordia y de la Facultad de Derecho de Harvard, que escribe a menudo sobre estudios alimentarios y ambientales.
¿Transformación duradera?
El interés de los inversores por la carne alternativa es grande, en parte debido a los costos ambientales de la producción de carne convencional, así como a las preocupaciones sobre el bienestar animal.
Las inversiones en alimentos alternativos se triplicaron en 2020, a $3.100 millones, según el Good Food Institute, una organización sin fines de lucro.
Ese total comprende $2.100 millones invertidos en empresas de carne, huevos y lácteos de origen vegetal; $360 millones en empresas de carne cultivada y $590 millones en empresas de fermentación dedicadas a alternativas proteicas.
Las ventas de productos alternativos a la carne aumentaron 45% en 2020 en Estados Unidos, pero aún representan solo el 1,4% del total de las ventas minoristas de carne, indicó el Good Food Institute.
Los hechos muestran que puede ser difícil para los productos sustitutos lograr un éxito sostenido, dijo Nicholas Fereday, analista especializado en consumo de alimentos en Rabobank.
A pesar del éxito del aspartame y la stevia, el azúcar sigue siendo el edulcorante dominante del café, dijo. Y por ahora nadie ha podido remplazar platos populares como el roast beef (carne de res asada) o el cerdo a la parrilla con una opción vegana.
"Las preocupaciones ambientales y de bienestar animal despertarán el interés de las personas que buscan marcas que se alineen con sus valores", dijo Fereday, pero esa gente solo seguirá comprando si el producto le gusta.
Dutkiewicz señaló que el sector de la carne convencional opera con márgenes de beneficio relativamente estrechos.
Si las proteínas alternativas ganan suficiente terreno, "puede haber un punto en el que muchas grandes empresas comiencen no solo a diversificarse hacia ellas, sino que comiencen a deshacerse" de sus inversiones convencionales, dijo.
Dutkiewicz comparó este fenómeno con el de las grandes compañías automotrices, que están eliminando el motor de combustión interna y haciendo la transición hacia los autos eléctricos. Pero, advirtió, que aún “estamos en las primeras etapas de este proceso”.