El viernes 6 de marzo, cuando se confirmó el primer caso del nuevo coronavirus en Costa Rica, las empresas de eventos masivos ya se preparaban para tiempos difíciles en su sector, pero la velocidad del impacto fue mayor a lo proyectado: apenas tres días después, todas sus actividades quedaron canceladas y se convirtieron en el primer sector productivo cerrado por la pandemia. Ahora se han agrupado para enfrentar la incertidumbre.
El impacto inmediato fue para Interamericana de Producciones, RPMTV y Primo Entertainment: la primera tenía conciertos a media semana con el compositor e intérprete uruguayo Jorge Drexler; la segunda ya estaba montando el escenario de los X-Knights, el espectáculo de acrobacias en motocicleta y la última tenía en agenda a la banda estadounidense Guns N’ Roses pocos días después.
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Las pérdidas en estos casos ya incluían al resto del ecosistema de producción (luces, sonido, promoción, estructuras, tiqueteras, entre otros). A la fecha, todos los jugadores del segmento de conciertos y espectáculos han sentido el impacto y tienen sus ingresos en cero, al igual que otros sectores productivos. La respuesta del gremio tomó forma el 16 de marzo, con la constitución de la Cámara de Productores de Eventos Masivos (Capema).
Pero si la crisis por COVID-19 fue la que unió a los promotores, ahora la Cámara atenderá preocupaciones previas del sector. Andrés Guanipa, de Move Concerts, y uno de los fundadores de Capema, aseguró que la necesidad de hacer un bloque empresarial ya se había detectado.
“Ha habido varios intentos desde que yo llegué a Costa Rica hace 20 años, fallidos por razones que desconozco, pero en algún caso pudo haber desinterés o egos circunstanciales. Ahora se logró por la coyuntura, eso no se puede soslayar
Guanipa, habló con EF sobre el estado del sector de eventos masivos y sus proyecciones para los negocios después de la pandemia.
-¿Cuál es el objetivo de Capema?
-El objetivo es tener una cámara que nos agremie. Eso da garantías al gobierno y al público de que (cada miembro de la Cámara) es una empresa constituida, seria, solvente y con seguimiento de protocolos de seguridad para eventos. Entonces por supuesto que seguirá funcionando después de la crisis, para conseguir mejores condiciones para el entretenimiento, manejar un código de ética común, propagar la competencia sana y luchar porque nuestra industria se desarrolle de una manera mucho más coherente en Costa Rica.
Fundadores |
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La Cámara de Productores de Eventos Masivos (Capema) comenzó con representantes de 10 empresas: |
RPM TV: Manrique Mata MOVE Concerts: Andrés Guanipa Primo Entertainment: David Rosenfeld BLieve Entertainment: Karla Serrano SD Concerts: José Chabebe La Casa Productora: Alexander Cuadra Costa Vida Presents: Cooper Stenton Black Line Productions: Christian Arce Interamericana de Producciones: Flor Carreras |
Fuente: Capema |
-¿Cuáles son los desafíos del negocio de eventos masivos?
-La organización de eventos masivos se había convertido en una industria robusta en Costa Rica. Pero esta es una actividad económica altamente riesgosa y los márgenes son bajos: la mayor cantidad de dinero se va en impuestos y después en el caché (costo) del artista. Los puntos de equilibrio son altos, muchas veces por encima del 50% o 60% del aforo.
El país de América y Europa con mayor carga impositiva para nuestra industria es Costa Rica: se paga el 30,5 % de impuestos. Al retirar los derechos de autor, es 24%. Pero el promedio de Centroamérica es de 12,5%, y hay países como México donde es 8%.
Además, el país que más permisos requiere para hacer un espectáculo también es Costa Rica: un promotor vendió a Laura Pausini, no hizo el concierto, no devolvió la plata y fue suficiente para que a todos los que tenemos trayectoria “nos metieron presos”, en lugar de buscar al promotor de ese show: ahora tenemos que aceptar que la tiquetera nos retenga todo el dinero hasta que se haga el evento, pero también hay que pagar los impuestos mes a mes sin tener el dinero. Nos obligan a soportar financieramente el pago a artistas, venue (sitio del evento), proveedores, garantía al Teatro Nacional, a municipios… se vuelve casi inviable nuestra operación.
Muchas veces estamos en manos de funcionarios que ni entienden lo que hacemos ni les importa. Entonces vamos a solicitar mejores condiciones y simplificar permisos.
-Todas esas complicaciones son previas a la crisis por coronavirus...
Sí, es un problema que en Costa Rica tiene muchos años. Pero ahora mismo somos de las industrias más afectadas: la primera que se detuvo —con lo cual estamos de acuerdo— y vamos a ser la última en activarnos. Este año será de cero ingreso y muchas pérdidas. Necesitamos condiciones mínimas necesarias para no desaparecer, como una reducción de impuestos al 75% o 50% y una revisión profunda del tema de aforos.
-¿Cuál es su disconformidad con ese tema en específico?
La disposición en este momento es reactivar los espectáculos en setiembre con 50% de aforo, pero pedimos que esto se evalúe, porque si tenemos una actividad para 10.000 personas y se va a permitir el ingreso de 5.000, el efecto sería el mismo. No es porque lo diga yo, lo he consultado con epidemiólogos.
Además si tenemos show con capacidad de 10.000 asistentes y el punto de equilibrio es 7.000, como muchas veces pasa, con esas condiciones no tiene sentido hacerlo.
También estamos pidiendo flexibilizar procesos: Si además de letargo por pandemia hay que esperar mes y medio por permisos, la reactivación va a ser más lenta.
-¿Cuál es la relación de Capema con la Unión Nacional de Eventos Masivos y Afines?
-Ellos son una unión nacional de proveedores, a la cual apoyamos. No es lo mismo ser promotor que proveedor: los intereses son diferentes, y tienen derecho a unirse y luchar.
Son los dueños de equipos, tienen que pagar bodegas, créditos y planillas grandes: una empresa de sonidos, luces, techos o pisos, tiene 20-30 empleados fácilmente, mientras un promotor opera en una oficina con no más de 10 empleados: el promotor es un gran armador de rompecabezas donde cada pieza tiene un dueño.
Lo que sí está claro es que no podemos existir unos sin los otros.
-¿Cuál es el impacto general de la crisis en este sector?
Es muy difícil hacer cálculos porque no podemos afirmar cuánto se habría vendido de cada show, pero sin duda las pérdidas son de cientos de miles de millones de colones. Y también está el impacto social: en nuestra industria solamente trabajan expertos, para todo se necesita entrenamiento y como son trabajos tan específicos mucha gente no sabe hacer otra cosa. Ellos no están generando dinero. Estamos haciendo un esfuerzo como empresa privada para ayudar a la gente contratada a destajo por show, para proveerles alimento por dos meses.
Pero el parón nuestro puede ser de hasta 10 meses: hasta la empresa más grande del mundo se va a ver en problemas en esta situación. Nada más se pudo operar en enero y febrero. Es durísimo.
-¿Qué viene ahora para la industria de conciertos y espectáculos similares?
-Si se mantiene la decisión del aforo al 50%, en setiembre no creo que vaya a haber shows. Nadie se va a arriesgar para perder. A menos que el artista obligue, es decir, que esté contratado de antes y presione para que se de la presentación, aunque sea en condiciones adversas. Si las entradas estaban vendidas, la producción tendría que decidir quién entra y quién no.
Nosotros teníamos a Kiss en abril, lo movimos para diciembre en concordancia con el artista, pero si no se hubiera podido mover yo hubiese tomado la decisión de no hacerlo (el concierto): si lo que voy a perder es el caché del artista y es menor que lo que perderé en el aforo, es un tema matemático.
-¿El sector está valorando ampliar sus actividades a eventos virtuales, por suscripción, o alguna modalidad que pueda blindar un poco el negocio, si se presenta una coyuntura similar a la actual?
-La verdad es que eso no lo está haciendo ni siquiera Live Nation, que es la productora más grande del mundo. Es muy complicado monetizar bajo ese esquema. En un concierto virtual ¿cuál es la función del promotor? Yo no le veo mucho futuro a eso y le voy a explicar por qué: La gente quiere ver a su ídolo en vivo, porque si no se compra un DVD o lo ve en Netflix.
¿Se imagina a la industria turística preparando paquetes virtuales para viajar por el mundo? No, porque yo quiero estar en Italia, por video ya la he visto mil veces.
La ilusión de ver un artista en vivo no lo cambia ni lo suplanta nada virtual.
Estamos buscando alternativas de otro tipo, pero no intentos por abrir empresas virtuales, por lo menos no de espectáculos.
De repente estoy equivocado y es un gran negocio, pero creo que la gente quiere el evento en vivo: Nosotros no vendemos boletos, vendemos ilusión, felicidad.
-¿Cuáles serán los retos para el sector después de la crisis?
-Nuestro problema cuando volvamos es que no va a haber cama para tanta gente. Vamos a tener todas las giras pendientes, las programadas, falta de venues: ahí la Cámara va a ser importante para gestionar la sobresaturación.
Además, la gente va a estar saliendo de una crisis económica fuerte y habrá los que estén esperando para ir al primer evento que haya y otros que querrán hacerlo pero no podrán, habrá un periodo de recuperación, va a ser lento.