Costa Rica es un mercado con un consumo de vino bajo -en comparación al de otras bebidas como la cerveza-, pero que no ha dejado de crecer en los últimos seis años.
Datos de Euromonitor Internacional muestran que las ventas de esa categoría pasaron de 6,3 a 8,7 millones de litros del 2012 al 2017, lo cual significó un crecimiento del 38,10%.
Mientras que el consumo de cerveza lo hizo un 12% en ese mismo periodo, varió de 156 a 174 millones de litros en los últimos seis años; en otras palabras, es un volumen considerablemente superior.
La firma de investigación de mercado proyecta que el consumo de vino alcanzaría los 11,9 millones de litros para el 2022, mientras que otros entes, como la Oficina Económica y Comercial de la Embajada de España en Panamá, pronostica un panorama positivo para el mercado de vino nacional.
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De cumplirse las proyecciones, se beneficiarían distribuidores, clubes de vinos y otros negocios relacionados que hasta la fecha siguen degustando buenos ingresos. Entre ellos Alpiste, Florida Ice & Farm (Fifco), Winetown y Puro Vino.
El crecimiento en el consumo de vino en Costa Rica se mantiene por el robustecimiento de los portafolios de productos; es decir, si no le gustó un tipo de vino, puede probar múltiples alternativas hasta dar con el que se ajuste a sus gustos y necesidades.
Dicha tendencia seguiría, ya que un estudio realizado bajo la supervisión de la embajada española y publicado en julio del año pasado, determina que a corto y mediano plazo, se prevé que el consumo costarricense de vino siga aumentando para todos los segmentos de precio y tipos de vino.
La oferta de vinos en Costa Rica se alimenta principalmente de productos extranjeros, siendo Chile el principal proveedor, seguido de España, Argentina, Italia y Estados Unidos.
Destaca que las importaciones chilenas se mantienen en la punta aún y cuando vienen decreciendo desde el 2015, mientras que, otros países productores están ganando espacio, uno de ellos: España.
El mayor interés por el vino también es impulsado por el surgimiento de varias enotecas, clubes de vino y algunas tiendas gourmet donde se realizan actividades promocionales como catas, maridajes, talleres y seminarios.
Hace un año, por ejemplo, abrió Winetown que es un concepto en el que se desarrolla un restaurante, tienda de vinos (con más de 300 etiquetas de vino) e imparten cursos libres o profesionales sobre dicha bebida.
Otros concepto es Puro Vino, el cual nació en el 2012 con la misión de promover la cultura del vino a través de un formato de club, integrado por socios que pagan mensualmente una membresía que les otorga beneficios como recibir una caja de vinos en la puerta de su casa, precios preferenciales en talleres, catas u eventos de vino y más.
"Trabajamos para acercar el vino al consumidor, tratando de cambiar esa percepción que alguna vez se creó de que el vino es una bebida complicada, elitista y reservada para unos cuantos", explicó Sucetty Elizondo, coordinadora y sommelier de Puro Vino.
El crecimiento también es impulsado por tiendas como Vinum Store, que pertenece a Fifco y tiene tres puntos de venta (Lindora, Escazú y Tibás) o Bottega de Alpiste, ubicada en Escazú y en la cual se pueden impartir clases o realizar eventos.
Además, el vino tiene un aspecto a su favor en Costa Rica: brinda muchas opciones para maridar con la gastronomía local e internacional ofrecida en el mercado.
"Cada vez más el sector de hoteles y restaurantes se ha preocupado más por permitir al consumidor experimentar diferentes variedades de vino, orígenes y bodegas", mencionó Vinicio González, director de Winetown.
Principales importadores y sus proyecciones
Entre las principales empresas que importan vino al país están Fifco, Alpiste y Grupo Pampa.
Fifco inició la comercialización de vino en el 2010 al adquirir una operación costarricense con más de 60 años de trayectoria en el nicho de los vinos y representa a más de 130 bodegas de países como Chile, Argentina, España, Italia y Estados Unidos.
Actualmente sus productos son comercializados en supermercados, tiendas de conveniencia, restaurantes , hoteles, cafés y entre otros.
Gisela Sánchez, directora de Relaciones Corporativas de Fifco, explicó que quieren fomentar que los adultos que deciden tomar puedan entrar en el mundo del vino, y así, aumentar el consumo de esta categoría que aún es relativamente pequeña en Costa Rica.
Por su parte, Alpiste comercializa vinos desde hace aproximadamente 30 años a través del sector que prepara y sirve comidas y bebidas, así como, en supermercados y su tienda retail Bottega.
La compañía maneja más de 80 marcas de vinos provenientes de Argentina, Chile, España, Francia, Italia, Estados Unidos y Nueva Zelanda.
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Alpiste reporta que las ventas en los últimos tres años presentaron crecimientos de dos dígitos (15% aproximado) y esperan que durante el 2018 y 2019 sigan creciendo por lo menos en un 10%.
EF intentó conocer el criterio de Grupo Pampa, pero no hubo respuesta.
Las ventas de vino en todo el mercado costarricense durante el 2017 representaron más de $152 millones, según Euromonitor Internacional.
Esa empresa proyecta que dicha cifra alcanzará los $209 millones en el 2022. Queda esperar, con una copa en la mano, si los esfuerzos empresariales y la situación económica del país lo permitirá.