Elevándose hacia el cielo de Benidorm, dominando un bosque de rascacielos, se recorta la silueta de cristales dorados del "edificio residencial más alto de Europa", que se ha convertido, a su pesar, en el emblema del frenesí inmobiliario que hundió a España en la crisis.
En el cuadro luminoso azul de un ascensor completamente nuevo desfilan los pisos de este nuevo gigante que domina el horizonte de Benidorm, ciudad emblemática del turismo de masas en el Mediterráneo, y en menos de 55 segundos, el elevador sube del tercer sótano al piso 45.
Al pie del inmueble, bautizado Intempo, una piscina semi-olímpica espera a ser completada para acoger a los miles de residentes que, confían los promotores, podrían venir a vivir a lo que se presenta como "el edificio residencial más alto de Europa" con sus 54 pisos.
En lo alto, a más de 180 metros, las fachadas de un cono invertido que corona las dos torres del rascacielos siguen abiertas al viento.
Muy pronto, se convertirá en dos dúplex de lujo de unos 300 m2 cuyas paredes acristaladas tendrán vista por un lado a una playa de cinco kilómetros.
"Ya ves la polémica, más claro que el agua: hay 11 ascensores", dice Guillermo Campos, arquitecto técnico del promotor de Intempo, Olga Urbana, decidido a desmentir los artículos que afirmaban que los constructores habían olvidado poner un elevador.
No son los únicos titulares que perjudicaron la reputación del inmueble.
Comenzado a construir en las últimos estertores del boom inmobiliario en 2007, las obras se vieron perturbadas recientemente por un conflicto con los constructores --que reclamaban un millón de euros impagados a los promotores-- y los arquitectos.
Pero, sobre todo, el préstamo que financia las obras fue a parar a finales de 2012 al balance tóxico de la Sareb, el denominado banco malo, creado en España en el marco del rescate europeo del sector bancario.
El banco nacionalizado Caixa Galicia que dio el préstamo se vio obligado, tras su rescate, a traspasar automáticamente buena parte de sus activos y créditos inmobiliarios a la Sareb, a bajo precio.
No obstante, "no significa que todo sea moroso", explica una portavoz de la Sareb.
Pero asociar el nombre de Intempo al símbolo de los fallos del sector financiero español no puede más que complicar la tarea, ya titánica de por sí, de vender 269 apartamentos de gama alta en un mercado en punto muerto.
Guillermo Campos afirma haber vendido un 35% de los apartamentos, un porcentaje más bien pequeño a tan poco tiempo de su entrega, prevista para principios de 2014.
No obstante, el ayuntamiento de Benidorm no se muestra preocupado.
Que el inmueble tarde más o menos en llenarse "no importa", afirma José Luis Camarasa, arquitecto jefe del ayuntamiento.
Aquí, el urbanismo sigue un plan concebido hace 50 años" que ha permitido a la ciudad evitar los problemas del boom, añade, antes de proseguir: "Lo que Benidorm ha construido en 50 años, hay ciudades que lo han construido en un año".
Benidorm era todavía un pueblo de pescadores cuando en 1955, su alcalde inició un primer plan de urbanismo, modificado en 1963 para autorizar la construcción de torres sin límite de altura con el objetivo de "democratizar el turismo", afirmó José Luis Camarasa.
Los ecologistas, en cambio, no comparten el entusiasmo del ayuntamiento: "la huella ecológica que significa concentrar en un edificio miles de personas es importante", subraya Pilar Marcos, portavoz de Greenpeace en España.
Campos, que espera una reactivación del mercado a partir de mediados de 2014, cuenta con el interés de compradores "rusos, argelinos y británicos", mientras que los precios anunciados parecen elevados: de 350.000 euros para un apartamento hasta los tres millones de euros de un dúplex.
Camarasa admite que tendrán que llegar a "un punto de equilibrio con el mercado", pero recuerda que "Benidorm es la joya de la corona" del mercado inmobiliario en la región de Valencia.