El pasado 26 y 27 de noviembre se impartió en Costa Rica el programa “juntas directivas en acción” del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa de la Universidad de México (IPADE Business School).
El objetivo del programa es reforzar las habilidades directivas de los miembros de las juntas directivas de las empresas en el país. Participaron 30 empresarios de diferentes industrias en el Hotel Intercontinental.
EF conversó con el empresario y profesor Enrique Taracena, director del Programa “juntas directivas en acción” para conocer el cómo se han transformado las Juntas en tiempos de pandemia y el cómo han ejercido control con el factor de la virtualidad y la situación económica.
¿Cómo estaban las juntas directivas justo antes de la pandemia y cómo están actualmente después de casi 8 meses de esta crisis? ¿Cómo se han transformado?
— Algo que inmediatamente se transformó o se cambió fue el ritmo de juntas. Originalmente una junta directiva se reunía más o menos cada tres meses, eso tenía que ver con el tema de entrar a resultados. La frecuencia se modificó y en muchos casos fue semanal o quincenal durante los primeros meses, incluso ahora siguen juntándose muy frecuentemente, una semana, quince días. Y claro, esto ha hecho que los consejeros —miembros de las juntas directivas— pues estén mucho más empapados de la vida diaria y tienen más tiempo también en los detalles, eso ha hecho que el director general o el presidente del consejo, esté también más involucrado y al mismo tiempo esté compartiendo con mucho más detalle de lo está pasando a través de una empresa.
Por otro lado, esto también hizo que se metiera más el tema de la estrategia, porque en ese momento estaban participando en esto pero en un nivel muy alto, muy arriba, y ahora entran a mucho más enfoque y están ya metiéndose en temas que pueden llegar a ser un poco molestos con el equipo directivo porque empiezan a traslaparse, se vuelven más operativos.
¿Qué perfiles buscaban las juntas directivas antes de la pandemia? Y ahora, ¿qué se espera de estos miembros durante esta pandemia? ¿Cómo ha cambiado ese rol?
— Se sigue esperando de ellos que aconsejen, como lo han hecho siempre. Y en ese momento incluso ellos mismos tampoco sabían que hacer, todo mundo estaba igual, todos eran protagonistas del tema. Pero eso también hizo que las juntas tuvieran que prepararse por su cuenta para seguir aconsejando de otra.
Por otro lado, han tenido que ver el tema de los dueños, porque antes pues simplemente había que informarlos, pero ahora, en muchos casos hay que estar con ellos para ver si quieren seguir adelante con la empresa, y es un tema que les toca también a ellos resolver.
¿Cómo lograr que las juntas directivas ejerzan un control, una buena vigilancia, ese rol independiente sobre las empresas durante esta pandemia, con el factor de virtualidad y las situación económica?
— Esto ha cambiado la perspectiva de los temas. En este momento, lo más importante es sobrevivir, en la mayor parte de los casos.
Hay empresas que van mejor que antes, pero a la mayoría les ha ido peor. Lo importante ahí es sobrevivir, cuidar el flujo efectivo primero que nada y que esté bien, pero si no está bien, entonces hay que recortar personal, hay que recortar algunas operaciones que estaban ahí y que se vieron que no eran necesarias, pero lo más importante fue cuidar las obligaciones de la empresa.
Cuando eso ya estuvo claro, pues volvieron las juntas directivas a pensar en qué más viene, qué más hacer, que es un poco de lo que ahorita están buscando. La verdad es que todavía no está claro porque seguimos en la pandemia y eso hasta que no se resuelva por completo o al menos se vea claramente cuál es el camino, pues sigue estando como ahí.
Hay mucha gente que está intentando comprar empresas en este momento, que es un poco de lo que ya sabíamos hace siete u ocho meses. Hay gente que dice “me voy de aquí”, y hay gente que dice “oye pues te compro”, entonces hay un tema de intercambio de mandos en esos casos. Pero ahorita, lo que yo supongo que está pasando es que esas juntas directivas están pensando en qué sigue.
¿Será acaso que la situación económica de crisis tiende a hacer a las juntas directivas más permisivas?
— Es cuidar el flujo en todos los sentidos, en todas las cosas.
¿Este programa de “juntas directivas en acción” qué es lo que viene a proponerle a las empresas?
— Nosotros en realidad no pensábamos en la pandemia cuando empezamos este programa, la verdad solo estábamos pensando en que las empresas tuvieran un buen grupo de gente que fuera capaz de tomar esa posición de dar y recibir consejo. Pero de pronto llegó la pandemia y todo mundo se pregunta, incluso nosotros como instituto, ¿qué tenemos qué decir al respecto? Y la idea es la misma. El protagonista de este programa es aquel que va a ayudar al director general a decidir qué hacer, eso sigue siendo lo mismo en un contexto distinto totalmente. Pero el tema es ese, ¿cómo hacer que esta gente pueda convertirse en un buen consejero dado el rol que antes tenían? Porque normalmente esa gente venía de ser directivo o empresario, y han intentado convertirse en una persona que aconseja.
¿Cómo se ha desempeñado el programa para las empresas tras una pantalla?
— Nos ha costado muchísimo trabajo. Es muy diferente estar tras una pantalla hablándole a un grupo, que con ellos, es totalmente distinto pero lo hemos hecho lo mejor que hemos podido.
En el caso de Costa Rica, lo hicimos en vivo. Este curso está dividido en cinco módulos, cada módulo son dos días, este es el último módulo, y este por petición del propio grupo estuvimos esperando hasta que fuera posible hacerlo en vivo.
Lo estamos haciendo por los participantes y por terminar este ciclo por lo menos en Costa Rica, pero sí es difícil.