La casa matriz de los restaurantes Chuck E Cheese, CEC Entertainment Inc., solicitó protección por bancarrota en Estados Unidos, a causa de los efectos del coronavirus en sus negocios, según reportes de la agencia especializada de noticias Bloomberg.
Chuck E Cheese opera en Costa Rica en el formato de franquicia, con un local abierto en 2018, en Plaza Bratsi, Heredia. La operación requirió una inversión de $4 millones.
Bloomberg cita un comunicado de la compañía con la afirmación de que las franquicias de CEC operan bajo estructuras legales y financieras separadas y no están incluidas en la gestión.
La corporación Álvarez y Marín, dueña de la franquicia costarricense, aseguró que el único efecto del proceso en Estados Unidos sobre la operación local sería de imagen, en caso de que algún consumidor desconociera la diferencia entre ambas operaciones.
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Adriana Álvarez, vocera de Chuck E Cheese Costa Rica, aseguró que la solicitud de protección por bancarrota será “muy positiva” para la marca, pues le permitirá invertir directamente en su reestructuración.
“Nosotros, las franquicias, como somos nuevas y la inversión es nuestra, tenemos la última tecnología y exigencias operativas más altas que los locales en Estados Unidos. Es positivo que vayan a modernizarse, y cuando los cambios se den nos van a favorecer a nosotros también, con las estrategias que definan para reactivar la marca”, explicó Álvarez.
CEC opera 600 establecimientos de Chuck E. Cheese y más de 120 locales de Peter Piper Pizza en Estados Unidos, pero al 24 de junio, solamente 266 restaurantes y salas de entretenimiento de ambas marcas habían reabierto.
La empresa espera mantener esas operaciones durante el proceso bancarrota, conocido en Estados Unidos como “el Capítulo 11” en alusión al título de la ley donde se ubica. Además, buscarán reabrir más locales cada semana.
El trámite legal de protección se hizo previo a alcanzar un acuerdo con los accionistas y otros tomadores de decisión, para obtener mejores condiciones de negociación. Bloomberg había informado que tanto socios como acreedores se mostraban dispuestos a hacer nuevas inversiones en la marca y asegurar su recuperación.
Reto local
Aunque el negocio local está fuera de la bancarrota, la crisis por coronavirus también les representa retos. Álvarez explicó que mantuvieron el local cerrado durante dos meses y es el respaldo de la corporación familiar multiempresa, el que le permitió seguir operando.
También consideran que las medidas del fin de semana del 20 y 21 de junio fueron perjudiciales para el sector comercial.
“Teníamos actividades el fin de semana y tuvimos que devolver dineros. Tras de que la situación es complicada, las medidas del gobierno no ayudan a que el consumidor se sienta seguro. Los que quedamos estamos metiendo dinero de nuestro bolsillo”, afirmó la vocera.
La franquicia local sigue activa, aunque reconocen que en esta circunstancias apenas se apuesta por perder cada vez menos: buscar ganancias es impensable.