La empresa Cementos Progreso —de origen guatemalteco— anunció el 29 de diciembre la adquisición por $335 millones de todas las operaciones de la compañía Cemex en Costa Rica y El Salvador, que incluye una planta de cemento, un molino de cemento, siete plantas de concreto premezclado, una cantera de agregados y un centro de distribución en ambos países.
Lo anterior significa que una vez que se apruebe y finalice la transacción y el acuerdo entre las empresas involucradas y los órganos competentes de cada país, Cemex ya no tendrá presencia ni de marca, ni como inversionista en Costa Rica, el nuevo participante será Cementos Progreso.
La compañía con presencia regional en Guatemala, Honduras, Panamá, Belice y una operación de importación y distribución en Colombia, pretende además de crecer en el mercado, sostener sus operaciones en el tiempo, de acuerdo a sus pilares de sostenibilidad.
EF conversó con José Raúl Gonzalez, CEO de Cementos Progreso Holdings, S.L. para conocer detalles de la transacción y sus planes en Costa Rica para los próximos años.
¿Están comprando todas las operaciones de Cemex en el país?
Sí. Cemex es el actual accionista mayoritario de la operación de cemento en Costa Rica, porque tiene un grupo de socios que no llegan todavía al 1%, y a quiénes esperamos conocer en cuanto las autoridades nos den la luz verde para perfeccionar la transacción y poder tener una relación sostenible y armoniosa como la que tenemos con todos nuestros socios.
Cuando se termine de hacer la transacción, Cemex ya no tendrá una presencia ni de marca, ni de inversionista en Costa Rica, y el nuevo inversionista será Cementos Progreso con la marca Cementos Progreso y con otras marcas que también manejamos de acuerdo a los diferentes segmentos del mercado.
Estamos en un limbo sujetos a las normas locales hasta que se perfeccione la transacción.
En el caso de El Salvador, ellos sí eran 100% propietarios de la operación de distribución, entonces desde esa perspectiva adquiriríamos la totalidad de las acciones de esa empresa también.
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¿Cuál es el objetivo principal de Cementos Progreso al haber realizado esta adquisición de las operaciones de Cemex y llegar a posicionarse en el país?
Desde hace un tiempo, Cementos Progreso ha estado aspirando a poder tener una presencia más regional. De hecho, hoy en día tenemos presencia en Guatemala, Honduras, Panamá, Belice y una operación de importación y distribución en Colombia.
Cuando se da la oportunidad de poder adquirir estas operaciones (Cemex) esto cae perfectamente dentro de nuestra estrategia de crecimiento y nos pusimos con manos a la obra para poder llegar a Costa Rica y El Salvador, donde nuestra intención no solo es crecer, sino es sostener nuestras operaciones allá de acuerdo a los cuatro pilares de nuestra política de sostenibilidad: ser el proveedor favorito de nuestros clientes, ser el empleador favorito de nuestros colaboradores, ser un líder ambiental y un ciudadano corporativo responsable.
Si logramos cumplir con nuestra estrategia de sostenibilidad y vivir nuestra cultura y nuestros valores esperamos que como decimos en Progreso, las utilidades no son el objetivo sino son el resultado. Esperamos poder tener operaciones sostenibles y rentables tanto en El Salvador como en Costa Rica.
La operación está valorada en $335 millones en su totalidad, ¿cuánto de eso corresponde solo a Costa Rica?
Esta transacción fue adquirida en un bloque y no estamos separando los valores de ambas operaciones por las sinergias que hemos identificado en ellas.
Obviamente, la operación más grande y la operación que tiene los activos más importantes es la de Costa Rica, entonces proporcionalmente le debería corresponder un valor mayor. Sin embargo, en este momento estamos valorando la transacción como una sola en estos $335 millones que habíamos mencionado.
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¿Cómo esperan ustedes diferenciarse en un mercado que es conocido como poco competitivo por su estructura aún un poco duopólica?
El mercado centroamericano de cemento se ha dinamizado enormemente. En Costa Rica, hay como mínimo tres fabricantes y en toda la región centroamericana, que es donde nosotros operamos, hay más de 20 marcas de cemento, la mayoría de ellas de cemento importado.
Vemos que el mercado se ha dinamizado muchísimo en los últimos años, y que eso ha sido de un buen resultado para la industria. La industria a nivel regional está rebotando luego de haber pasado por esta crisis de COVID-19 como tantas otras empresas, y creemos que si nosotros logramos poder dar una ecuación de valor adecuada al mercado salvadoreño y costarricense —como lo hacemos en el resto de mercados— esperamos a través de los cuatro pilares de sostenibilidad gozar tanto de la preferencia de los clientes como de los consumidores.
Queremos llevar esto a toda la región centroamericana, no solo infraestructura con materiales de construcción de calidad, sino también vivienda digna, y tantas otras cosas que necesitamos para poder desarrollar a nuestros países. Vemos con gran entusiasmo regresar a Costa Rica en el mercado en el cual nosotros nacimos hace 122 años, que es el mercado de cemento y concreto y poder ofrecer esas ventajas a los clientes y consumidores.
¿Qué creen ustedes que cambiaría en el mercado costarricense de cemento con la llegada de Cementos Progreso?
La industria del cemento es muy intensiva en capital. Por supuesto, que las empresas que confían en las naciones donde se llegan a instalar son apuestas enormes. En el caso nuestro, es una apuesta de $335 millones, que no cualquiera la hace y no cualquiera la puede gestionar.
Efectivamente, para nosotros es un acto de fe llegar a Costa Rica y El Salvador, y poder a través de las competencias que hemos desarrollado durante estos 122 años, ser un actor positivo en la sociedad y en la economía de cada uno de estos países.
Para nosotros va a ser un privilegio poder atenderles a todos los clientes y verlos crecer con nosotros.