El Parque Nacional Marino Ballena ya recibió la visita de las primeras ballenas jorobadas, en medio de la actual temporada del avistamiento de estos cetáceos.
Entre mediados de agosto y hasta finales de octubre será posible observar en el Pacífico Sur del país distintos especímenes de estos animales, entre los que destacan las jorobadas (Megaptera novaeangliae).
Con más de 15 metros de largo y un peso por encima de las 40 toneladas, las ballenas jorobadas adultas que visitan las costas nacionales son más pesadas que cuatro elefantes y más largas que un cabezal con contenedor y remolque, de acuerdo con Frank Garita, biólogo especialista cetáceos.
El inicio de la temporada de avistamiento también ha significado un aumento en el flujo turístico de la zona, particularmente impulsado por el turista nacional.
Según Garita, actualmente se espera el arribo de dos poblaciones, una de la las aguas de la Antártida en el sur del continentes y las otras provienen de Norteamérica, particularmente desde California y Oregón. Estos cetáceos nadan en promedio más de 8.500 kilómetros hasta llegar al Pacífico Sur costarricense.
Los animales vienen hasta costas nacionales porque se reproducen en aguas cálidas. “Cada población emite su propio canto y esto les permite diferenciarse”, explicó Garita.
El avistamiento de ballenas y delfines es parte de la temporada alta de turistas en esa zona del país. En medio de la pandemia causada por la covid-19, esto significa un aumento en los protocolos de salud y seguridad.
El Parque Nacional Marino Ballena reporta el estricto cumplimiento de los protocolos con el respeto del distanciamiento social, estaciones de alcohol en gel y lavado de manos para la atención de los turistas nacionales que han visitado esta área de conservación marina en los últimos días, de acuerdo con el Instituto Costarricense de Turismo (ICT).
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Hoteles, restaurantes y tour operadores son parte de las opciones turísticas para realizar en la zona. Además del avistamiento de ballenas y delfines, es común que se ofrezcan tours para la observación de aves, paseos a Isla Ballena y a las cavernas de la zona.
“Estamos muy felices con la respuesta del turista nacional porque nos han acompañado durante todos este tiempo tan difícil y crítico para las empresas turísticas.
“Hemos sentido la creciente de turistas en los fines de semana largos, principalmente. En bahía Ballena estamos listos para recibirlos con todos los protocolos de seguridad”, declaró Nayarith Acuña, empresaria de Cristal Ballena.
En la misma línea, los botes de observación han respetado los protocolos correspondientes con el uso de careta por parte de los encargados de la embarcación.
“Si se trata de embarcaciones pequeñas de menos de 10 pasajeros, se han realizado estrictamente con burbujas familiares y en el caso de otras de mayores dimensiones, se han respetado los distanciamientos entre burbujas de 1,8 metros”, detalló el ICT.
A estas medidas se suma la práctica sostenible común del distanciamiento de observación entre el bote y las ballenas. Durante los recorridos se debe salvar una distancia de 200 metros y se debe hacer un acercamiento silencioso con el apoyo de los guías naturalistas especializados.
De acuerdo con Garita, como parte del tiempo que las ballenas pasarán en aguas costarricenses, parte de la tarea será que las madres enseñen a los pequeños ballenatos comportamientos de socialización, respiración y otros movimientos.
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“Los saltos que muchas veces vemos los realiza una ballena sumamente acrobática y puede indicar que están liberando energía o estrés, eliminar parásitos o simplemente porque opta por jugar con sus crías” explicó Garita.
Si tienen interés en ampliar información sobre la oferta turística de la zona puede consultar el sitio www.vamosaturistear.com