AstraZeneca enfrenta una coyuntura con potencial para complicarse. Tras haber estado confrontado a temores sobre supuestos efectos indeseados de su vacuna anti COVID-19, el laboratorio sufre paralelamente una ofensiva política de la Unión Europea (UE) por retrasos en sus entregas.
“Segura y eficaz”, tal fue el jueves la conclusión de Agencia Europea de Medicamentos (EMA) sobre la vacuna desarrollada por este laboratorio sueco-británico y la universidad de Oxford.
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Esa conclusión debió ser una liberación, pues desde hace días el uso de la vacuna había sido suspendido en varios países, entre ellos Alemania, Francia y España, debido a algunos casos de coágulos sanguíneos o trombosis.
¿Estaban relacionados con la vacuna? Ni ha sido probado ni ha sido excluido. E incluso si así fuera, los problemas detectados son tan raros –decenas sobre millones de vacunados– que no parecía justificado semejante bloqueo general.
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Este fue el mensaje del regulador europeo y luego el viernes 19 de marzo se unió la Organización Mundial de la Salud (OMS). El criterio también es compartido mayoritariamente por el mundo de la sanidad.
Pero aunque se han reanudado las vacunaciones con AstraZeneca, los países escandinavos han preferido esperar y, en Francia, las autoridades sanitarias quieren reservarla a los mayores de 55 años, ya que las trombosis se concentran aparentemente más bien entre los jóvenes.
Para algunos expertos, el mal ya está hecho, pese a que varios dirigentes europeos dieron el ejemplo y se vacunaron el viernes con el inyectable.
“Sin duda va a ser perjudicial y habrá más reticencias”, admite a la AFP el inmunólogo Jean-Daniel Lelièvre, de los hospitales de París (AP-HP), quien lamenta un posible ola de “pánico”.
Daño político
AstraZeneca sufre también en el frente político, que le reprocha no suministrar vacunas lo suficientemente rápido.
El año pasado, el laboratorio prometió a la UE hasta 360 millones de dosis antes de mediados de 2021. La semana pasada admitió que solo entregaría 100 millones. El anuncio enojó en Bruselas.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, amenazó este sábado 20 de marzo con bloquear las exportaciones de la vacuna de AstraZeneca contra el coronavirus si la UE no recibe primero las dosis prometidas.
"Tenemos la opción de suspender las exportaciones previstas. Este es nuestro mensaje para AstraZeneca: Respeten el contrato con Europa antes de comenzar a suministrar [dosis] a otros países", dijo la responsable al grupo de prensa alemán Funke.
Por su lado, el comisario europeo Thierry Breton, encargado de vacunas, aludió a una situación “inaceptable”.
¿Hasta qué punto es AstraZeneca responsable de ello? El grupo habla de “restricciones de exportación”, es decir, querría hacer llegar vacunas producidas fuera del territorio europeo, donde admite tener importantes problemas de producción, pero que no se le permite hacerlo.
AstraZeneca no señala culpables. Pero los documentos oficiales europeos solamente apuntan a dos países exteriores de fabricación: Reino Unido y Estados Unidos.
Según el New York Times, Estados Unidos bloquearía la exportación de 30 millones de dosis, pese a que aún no ha autorizado esta vacuna.
Para la UE, el argumento no es válido, pues otros laboratorios como Pfizer ya han resuelto sus retrasos, por lo que se sospecha que AstraZeneca prometió más de lo que podía.
“Hay un problema especifico” relativo al grupo, asegura un alto responsable europeo a la AFP, señalando “sospechas en los ambientes europeos según las cuales AstraZeneca vendió varias veces las mismas dosis”.
AstraZeneca rechaza esta acusación y recuerda que se comprometió a no realizar ningún beneficio sobre su vacuna para combatir la COVID-19.
Pero pese a estos sinsabores, en bolsa la acción del grupo ganó un 3% esta semana.
Y es que los infortunios de la vacuna AstraZeneca preocupan poco a los operadores e inversores, que sí esperan mucho en cambio de su compra-fusión por $40.000 millones del grupo de biotecnología estadounidense Alexion.