Airbnb no solo ha aumentado la cantidad de anfitriones en Costa Rica sino que estos tratan de especializar cada vez más el servicio y la experiencia que brindan a sus visitantes conforme la plataforma también beneficia sus finanzas.
Fundada en agosto del 2008 y con sede en San Francisco (California), esta plataforma es parte de las tecnologías disruptivas de tendencia mundial en las que Costa Rica también se ha matriculado. Más bien ha tomado fuerza y más oferentes y demandantes se familiarizan en suelo tico.
En mayo de este 2017, se registraban 7.700 personas que ofrecían el servicio en el país, pero ahora son 8.000 y 14.000 aposentos, informó Shawn Sullivan, director de Políticas Públicas de Airbnb para Centroamérica y Caribe.
Varios anfitriones consultados por EF, de las zonas de San José, Alajuela, Heredia y Herradura (Puntarenas), coinciden en que han venido especializando de manera independiente su servicio por su propia creatividad e interés por la buena experiencia que han tenido con la aplicación.
Aseo semanal y entrega impecable de los aposentos, atención personalizada en caso de ser solicitada, ayuda con itinerarios y ubicación, detalles de cortesía como comida o bebidas y otros tips de seguridad y buen recibimiento, son parte de las opciones que aplican los ticos para atraer y sostener la demanda.
Aproximadamente, 260.000 visitantes utilizaron Airbnb en Costa Rica entre mayo del 2016 y el mismo mes de este 2017. Además, el anfitrión típico alquila su propiedad 23 días al año y cada anfitrión gana en promedio $2.600 al año.
Asimismo, más de 105.000 costarricenses usaron Airbnb tanto en Costa Rica como en el exterior como opción de hospedaje.
Airbnb está presente en 192 países y más de 65.000 ciudades en el mundo.
Especialización
A través de los años, Airbnb se ha caracterizado como la opción de hospitalidad más compartida.
No obstante, aunque la misma cadena es clara en que su oferta se diferencia por ser hogareña y no busca profesionalizar a sus anfitriones, sí brinda consejos y constante comunicación digital para que los oferentes mejoren cada vez más el servicio.
Además, en el mundo y en Costa Rica los mismos anfitriones optan por su propio interés en brindar la opción con éxito.
La buena calificación que el sitio web permite hacer o no de las experiencias, alimentan tanto a los anfitriones como para los húepedes (ambos se califican). También los comentarios incentivan a un mayor esfuerzo y ayudan a buscar la repetición de visitas y recomendaciones.
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Eduardo Acuña, un afitrión que desde el 2015 alquila una casa en Heredia, se ha empeñado en dar una experiencia única.
Tiene su casa impecable, con limpieza una vez por semana. Además, deja sus números de teléfono de contacto en caso de que los requieran.
“Me gusta dejarles comida, como té, café de Costa Rica, condimentos básicos, y frutas, que son vistas como un lujo especialmente para algunos europeos y norteamericanos”, comentó.
Este anfitrión, nunca ha tenido una mala experiencia; por el contrario, la mayoría de huéspedes dejan limpia la casa, le dan regalos y otros detalles como muestras de agradecimiento.
“Desde que inicié en el 2015 con la plataforma, esta ha significa un ingreso de al menos $850 mensuales, y la casa siempre está ocupada”, contó.
Daniel, Lorena y Pablo son otros tres anfitriones (que pidieron ser identificados solo con sus nombres) que aprovechan aposentos de sus casas.
Desde el 2015 que iniciaron también con la plataforma, han tomado más experiencia y aprendieron a dar un mejor servicio con creatividad y prácticas similares a las de Acuña.
“Una de las que más agradecen es la ayuda con itinerarios, ubicación con transporte público; le dejamos mapas de atracciones del país, y les decimos que nos llamen con plena tranquilidad, aunque siempre le respetamos su privacidad”, comentó Lorena que tiene su casa a 10 minutos del aeropuerto Juan Santamaría.
A Lorena y Acuña, la plataforma les ha brindado una calificación de superhost (anfitriones que sirven de ejemplo e inspiración al resto de miembros por las extraordinarias experiencias) por lo que reciben opción de compartir con otros sus experiencias.
Con Airbnb, Acuña tiene la ventaja de no tocar su sueldo del trabajo principal y ahorrar principalmente para sus hobbies , como viajar.
En el caso de Lorena, Pablo y Daniel significa un ingreso que les ayuda a la manutención de sus inmuebles, principalmente para el pago de sus servicios básicos y mantenimiento de húespedes.
Por su parte, Airbnb tiene interés de acercarse más a los anfitriones de acuerdo con el éxito en Costa Rica y en Latinoamérica.
“Airbnb no provee servicios de profesionalización a nuestros anfitriones. Pero a través de nuestra plataforma, ponemos a la disposición recursos y herramientas que necesitan, tanto para preparar sus alojamientos como para elegir sus precios o entender sus obligaciones de cara a la legislación local”, dijo Sullivan.
“Al fin de este año estamos pensando organizar algunos eventos para el público en varias partes de Costa Rica para explicar cómo funciona la plataforma, los beneficios de ser un anfitrión y como ser exitoso”, agregó .
Asimismo, Airbnb pretende traer al país los Clubes de Home Sharing que empoderan a su comunidad global de anfitriones para unirse y dar a conocer los beneficios culturales y económicos de esta actividad.
Los Clubes de Home Sharing no son para proveer servicios de profesionalización sino organizaciones locales independientes, encabezadas por anfitriones que llevan a cabo iniciativas para mejorar sus barrios y ciudades.
“Los Clubes abogan por un marco legal claro y justo para el Home Sharing a la vez que sirven de foro para conectar con otras personas que comparten su hogar, para compartir las mejores prácticas sobre hospitalidad y cómo ser mejores anfitriones, así como para organizar acciones de voluntariado social. Aún no lo hemos establecido pero tenemos interés en promover un club en Costa Rica”, aseguró Sullivan.
Diferencias y pendientes
Pese a la especialización que cada anfitrión busca, ellos mismos no se consideran competencia de los hoteles en el país.
Los anfitriones coinciden en que el turista que viene por un hotel tiene un perfil diferente del que busca Airbnb y en lugar de quitarle mercado a las cadenas, están atrayendo gente que no podrían visitar el país si no tuvieran la opción, lo que favorece el turismo y atracción de más públicos.
Los anfitriones resaltaron que tampoco hay problema en pagar impuestos pero de manera justa y proporcional a su servicio, mientras no se convierta en un trámite engorroso que elimine la agilidad que brinda esta tecnología.
“Hasta pagar impuestos se convierte en un trámite engorroso, y el fin no es evadir. Considero que deberían de buscar una opción en donde se pague pero de forma fácil, y además, de manera proporcial a lo que cada anfitrión percibe”, comentó Pablo.
“El éxito de la plataforma, su forma de operar y que se pague de manera justa, ya sea con base en la cantidad de húespedes o de ingresos anuales que me deja, sería lo ideal”, dijo Acuña.
No obstante, para Flora Ayub, directora ejecutiva de la Cámara Costarricense de Hoteles, sí es una competencia. Resaltó que deberían de pagar el 13% de impuesto comercial al igual que las cadenas hoteleras.
Además, comentó de que un estudio hecho por la Cámara en este 2017 demuestra que hay una fuga de $88 millones en impuestos por la presencia de Airbnb.
Asimismo, recordó que, como parte de la entrada en vigencia de los cambios a la Ley para Mejorar la Lucha contra el Fraude Fiscal (N.° 9416), se introdujo un ajuste en la legislación del impuesto general sobre las ventas donde se aclara que, tratándose de alquileres de menos de un mes, estos se consideraban un arrendamiento sujeto al pago del impuesto sobre las ventas.
Respecto al control tributario, en mayo anterior, la Dirección General de Tributación Directa del Ministerio de Hacienda informó que exploraba la opción de solicitar a la administración tributaria de los Estados Unidos la información de los anfitriones inscritos en la plataforma digital que operan en Costa Rica.
El director general de Tributación, Carlos Vargas, explicó en esa ocasión de que la entidad requiere registrar a las personas que alquilan alguna propiedad en el país, es decir, quiénes son realmente los contribuyentes directos, para poder imputarles el pago del tributo.
El Gobierno no aceptó la propuesta de Airbnb para que sea la plataforma la que recaude automáticamente impuestos, como lo ha hecho en más de 300 ciudades.
Airbnb sigue interesado en llegar a un acuerdo con el Gobierno de Costa Rica sobre el tema de impuestos pero con dos condiciones.
“La privacidad de usuarios es clave y no están en condiciones de entregar esa información personal sin un orden judicial. Y, por razones técnicas, la plataforma solo puede recaudar impuestos de venta y no el tipo de impuesto que existe en Costa Rica, el impuesto de valor agregado, entonces necesita que el Gobierno establezca un nuevo impuesto que sí puedan recaudar”, aclaró Sullivan.