El gobierno portugués desea lanzar la reprivatización de TAP Air Portugal de aquí a finales de año y ya inició conversaciones con los grupos Air France-KLM y Lufthansa, informó el viernes el semanario Expresso.
El ejecutivo socialista de Antonio Costa desea reprivatizar “al menos la mitad del capital” de TAP “a partir de este año para poder concluir el proceso a principios de 2023″, indicó el periódico citando una fuente gubernamental no identificada.
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Air France y Lufthansa son los candidatos “favoritos” a la adquisición de TAP, precisó Expresso, añadiendo que el grupo IAG, empresa matriz de las compañías británicas British Airways e española Iberia, habría manifestado también su interés.
“Las conversaciones discretas entre el gobierno, los asesores financieros y los grupos aéreos llevan varios meses”, informó Expresso, destacando que el gobierno desea que TAP conserve su centro logístico en el aeropuerto de Lisboa, una puerta de entrada a sus principales destinos en Sudamérica y África.
Interrogados por la AFP, ni el gobierno ni la TAP quisieron comentar estas informaciones.
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El grupo aéreo portugués, cuyas dificultades habían aumentado con la pandemia de Covid-19, había sido completamente renacionalizado con urgencia en 2020, a cambio de la aplicación de un plan de reestructuración impuesto por Bruselas y cuya conclusión está prevista para 2024.
El paquete de rescate de TAP, valorado en unos $3.200 millones, preveía, entre otras cosas, una reducción de sus efectivos, una reducción de los salarios o una reducción de su flota.
Parte de estas medidas están siendo impugnadas por los sindicatos que reclaman aumentos salariales.
Las cuentas de la compañía siguen en rojo, aunque la recuperación del turismo le ha permitido reducir sus pérdidas en el segundo trimestre, a $80,4 millones contra un poco más de $128 millones en el mismo período en 2021, gracias a un número de pasajeros “multiplicado por cuatro”.
Privatizada en un 61% en 2015, el Estado portugués asumió el control de la compañía a partir del año siguiente, en desacuerdo con la estrategia de expansión financiada por préstamos del consorcio del empresario estadounidense David Neeleman.