El Consejo de Seguridad de la ONU prevé votar este viernes una resolución para aumentar la ayuda a la Franja de Gaza, tras las advertencias de que la guerra entre Israel y Hamás está arrastrando a la población palestina a la hambruna.
Ante el deterioro de las condiciones en Gaza, el Consejo de Seguridad está en plenas negociaciones sobre una resolución para incrementar la entrega de ayuda.
El último borrador consultado por AFP, que debe ser votado el viernes, pide “medidas urgentes para permitir inmediatamente el acceso seguro y sin obstáculos de la ayuda humanitaria, y también para crear las condiciones para un cese duradero de las hostilidades”. Pero no pide un fin inmediato de los combates.
Según Linda Thomas-Greenfield, embajadora estadounidense ante la ONU, su país apoyará la resolución si es “presentada en su forma actual”.
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La guerra estalló el 7 de octubre cuando combatientes de Hamás irrumpieron en suelo israelí, donde mataron a unas 1.140 personas, en su mayoría civiles, según un recuento de la AFP basado en cifras israelíes. También secuestraron a unas 250 personas.
Israel prometió destruir al grupo islamista y lanzó un incesante bombardeo en Gaza, junto a una ofensiva terrestre, que dejó al menos 20.000 muertos, en su mayoría mujeres y niños, según Hamás, que gobierna el territorio.
Según el Ministerio de Salud del gobierno de Hamás, 390 palestinos murieron en las últimas 48 horas en la Franja de Gaza, "decenas" de los cuales este viernes temprano en las ciudades meridionales de Rafah y Jan Yunis y, más al norte, en la ciudad de Gaza y en Jabaliya.
La ONU alertó en un informe que toda la población del enclave se verá confrontada en las próximas seis semanas a riesgos elevados de inseguridad alimentaria.
"Durante semanas hemos advertido que, con tales carencias y destrucción, cada día que pasa traerá más hambre, enfermedad y desesperación al pueblo de Gaza", publicó Martin Griffiths, jefe humanitario de la ONU, en la red social X.
Ayuda insuficiente
La ONU calcula que 1,9 millones de gazatíes han sido desplazados, de una población de 2,4 millones.
Muchos viven en refugios abarrotados, con dificultades para conseguir comida, agua, combustible y medicamentos.
Dos días después del ataque de Hamás, Israel sometió a Gaza a un asedio total y controla toda la entrada de ayuda al territorio a través del paso de Rafah, en la frontera con Egipto, y del cruce de Kerem Shalom, en la frontera entre la Franja e Israel, abierto recientemente.
Centenares de camiones fueron autorizados a pasar al territorio pero tanto las oenegés como la ONU consideran que la ayuda es insuficiente. Además, su distribución se suele ver entorpecida por los bombardeos israelíes y los combates terrestres entre soldados israelíes y milicianos palestinos.
Este viernes, el presidente ruso, Vladimir Putin, prometió al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, que Moscú seguirá enviando ayuda a Gaza, "sobre todo medicamentos y material médico", y volvió a exigir que "pare rápidamente el derramamiento de sangre".
“Ningún lugar seguro”
El viernes, Israel anunció la muerte de dos soldados, con lo que ya son 139 los militares israelíes muertos en Gaza desde que empezó el conflicto. El ejército asegura haber matado a “más de 2.000 terroristas” en la Franja desde el 1 de diciembre.
En la ciudad de Gaza los combates avanzan calle a calle, a veces de edificio a edificio. Israel anuncia con regularidad la destrucción de túneles, de infraestructuras de Hamás y la incautación de armas, y el movimiento islamista comunica la destrucción de tanques y otros vehículos militares israelíes.
Israel bombardeó de nuevo Rafah, donde cientos de miles de desplazados se refugiaron después de que el ejército israelí los instara a trasladarse al sur para evitar los bombardeos.
“Estábamos en casa con los niños y, de repente, hacia las 03:30 de la mañana, oímos algo como un terremoto. La casa se derrumbó y empezamos a correr [...] La ocupación [Israel] miente, esta zona se supone que es más segura pero la han bombardeado. No hay ningún lugar seguro”, denunció Shehda al Kurd, un habitante de Rafah.
Posturas alejadas
En tanto, continúan los esfuerzos para alcanzar una nueva tregua, después de que la instaurada durante una semana a finales de noviembre permitiera la liberación de 105 rehenes y de 240 presos palestinos en Israel, además del suministro de más ayuda humanitaria.
El jefe de Hamás, Ismail Haniyeh, radicado en Doha, viajó a Egipto y Ziad al Nakhala, jefe de la Yihad Islámica, un grupo aliado de Hamás que también tiene rehenes retenidos, debería visitar El Cairo próximamente.
Israel, por su parte, dialoga con Catar y Estados Unidos, otros dos mediadores en el conflicto, junto con Egipto.
No obstante, las posturas públicas de Israel y Hamás sigue muy alejadas.
Hamás exige una interrupción total de los combates antes de negociar un intercambio de rehenes, mientras que Israel descarta un alto el fuego antes de haber "eliminado" a Hamás, considerado como una organización terrorista por Estados Unidos, la Unión Europea e Israel.
La guerra también repercutió en otras partes de Oriente Medio, con incidentes frecuentes en la frontera israelí con Líbano, y lanzamientos de misiles de los rebeldes hutíes de Yemen contra buques de carga en el mar Rojo.