La reunión de la OPEP+ prevista el jueves tras haber sido aplazada y reprogramada por videoconferencia se anuncia tumultuosa a menos que se alcance un acuerdo entre Arabia Saudita y sus socios para reducir las cuotas de producción de petróleo.
Arabia Saudita quiere mantener los precios, demasiado bajos para su gusto, pero parece tener problemas para convencer a los países africanos de cerrar el grifo, señalaron a la AFP fuentes cercanas a las discusiones.
En el centro del debate se sitúa cómo repartir el fardo entre los trece miembros de la Organización de Países Exportadores del Petróleo (OPEP), liderados por Arabia Saudita, y sus diez aliados encabezados por Rusia.
Por ahora, es principalmente Arabia Saudita quien asume la mayor parte del recorte. Voluntariamente dejan sin extraer un millón de barriles diarios desde julio, más allá de las cuotas decididas en la primavera boreal por nueve miembros del grupo.
Las cuotas de la discordia
El anuncio sorpresa de la reunión “sembró la duda sobre la voluntad de Riad de extender su estrategia más allá de 2023″, explica Carsten Fritsch, de Commerzbank, en una nota de análisis.
Debido a ello, los precios se desplomaron después del anuncio, pero la tranqulidad volvió rápidamente a los mercados que ahora apuestan por "un simple desacuerdo con ciertos países africanos", señala su colega Barbara Lambrecht.
En principio, “no hay cambio de rumbo por parte de Arabia Saudita: el reino parece todavía dispuesto a asumir la mayor parte de los esfuerzos”, agrega.
Pero el país líder de esta organización con sede en Viena espera gestos de otros miembros, pero esto no está garantizado.
“Angola y Nigeria quieren incrementar su maná petrolero y van a exigir sin duda un aumento de sus objetivos de producción para 2024″, según Fritsch.
Los dos países "dependen fuertemente de sus industrias petroleras y gasíferas" que les suministran valiosas divisas extranjeras, apunta John Evans, de PVM Energy.
Si no hay acuerdo, la OPEP+ puede tener que contentarse una vez más con una estrategia a la carta, con una renovación a los esfuerzos ya aceptados, en particular de Riad.
Demasiados elementos
Un acuerdo a nivel de todo el grupo parece poco probable, porque para cerrar los grifos de la alianza “hace falta el acuerdo unánime de 23 miembros” con intereses claramente divergentes, dice Jorge León, analista de Rystad Energy interrogado por la AFP.
Pero probablemente esto no baste para frenar la caída de precios, advierten los inversores.
Aunque siguen por encima de la media del último lustro, los precios se redujeron considerablemente desde su última subida a finales de septiembre, cuando el barril de Brent rozaba los $100.
El WTI ha caído casi un 21% y el Brent, un 18%, situándose alrededor de la barrera simbólica de los $80.
Las dos referencias del crudo se sitúan a niveles inferiores a los registrados antes del ataque de Hamás contra Israel el 7 de octubre, que provocó un repunte temporal de los precios ante el temor a una expansión del conflicto.
El ambiente es moroso, entre preocupaciones alrededor de la economía de China, primer importador de crudo en el mundo que atraviesa una dificultosa recuperación poscovid, y los tibios indicadores de Europa y Estados Unidos.
Las elevadas tasas de interés actuales, fijadas para contener la inflación, lastran el crecimiento.
Por el lado de la oferta, “la producción de crudo en Estados Unidos y Brasil ha llegado a niveles récord, mientras que Estados miembros de la OPEP+ exentos de las reducciones (Libia, Venezuela, Irán) pudieron también aumentar la producción”, apunta Giovanni Staunovo, de UBS.
Son tantos los elementos que pesan sobre los precios, que numerosos analistas consideran que estos seguirán cayendo independientemente de la decisión de la OPEP+, para satisfacción de los países consumidores.