¿Se ha preguntado cómo reaccionaría su empresa ante una oferta de compra como la que Bayer le ha hecho dos veces a Monsanto?
La firma especialista en semillas ha rechazado los acercamientos porque están convencidos de que valen más, pero ahora The Wall Street Journal afirma que Bayer podría intentar una oferta hostil, es decir, apropiarse de la compañía empezando por la junta de accionistas.
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Aunque un panorama como este es difícil de predecir, se debe considerar siempre entre los riesgos de una operación exitosa. Para estar preparado, su negocio debe blindarse y mostrar fortaleza.
“Todo debilidad expuesta es un llamado a recibir ofertas hostiles. Toda necesidad surgida de la imprudencia, incapacidad o de emergentes no resueltos, ofrece ventajas al otro, siempre y en la medida que logre interpretarlas”, comenta Walter Torre, profesor de ADEN Business School.
En el campo legal
Angie Portela, abogada corporativa del bufete LatinAlliance, explica que, desde el punto de vista legal, una oferta hostil y su posterior negociación corresponden a una transacción compleja.
“Cuando una empresa se niega a aceptar una oferta o las negociaciones fracasan, quien desea comprar puede realizar un movimiento hostil mediante la oferta pública de adquisición de acciones, la cual se hace directamente a los accionistas”, afirma.
En este panorama, el oferente busca el control de la otra compañía para conseguir los objetivos planteados en la oferta inicial.
“Las sociedades pueden protegerse, pero las acciones defensivas se hacen o se implementan mucho tiempo antes de la oferta hostil”, advierte la especialista.
Portela detalla algunas de estas opciones:
• Mecanismos que permiten activar cláusulas para que solo los accionistas existentes puedan adquirir acciones, lo cual diluye la presencia del adquirente.
• Elecciones escalonadas de la junta directiva, lo cual dificulta que el adquirente pueda nombrar en un solo acto el consejo de administración.
• Incorporar cláusulas que, para estos casos, establecen paquetes de compensación exorbitantes hacia gerentes y administradores sénior que el adquirente debería asumir, lo cual en ocasiones sirve para disuadir al comprador.
Cuando estas acciones resultan insuficientes y la venta es inevitable, la directiva o consejo de administración podrían buscar un mejor comprador, que se alinee de mejor forma con los valores y metas de la sociedad.
De hecho, algunas agencias afirman que Monsanto explora esta posibilidad con BASF SE, una firma química alemana.
¿Es siempre indeseable?
Las ofertas hostiles pueden ser muy atractivas para los accionistas aún cuando no lo sean para la operación.
Sin embargo, hay otros escenarios en los que la oferta hostil se puede traducir en beneficios para la empresa acosada: el fracaso de la oferta puede tener un impacto positivo y de fortalecimiento.
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Este fue el caso de la empresa estadounidense Illumina, cuyo CEO, Jay Flatley, repelió una oferta de la transnacional suiza Roche de $51 por acción, considerando que el potencial de la empresa era superior, según cita el periódico San Diego Tribune .
Flatley tuvo a su favor que, como parte de su paquete de compensación, poseía un porcentaje de acciones con el cual pudo combatir la propuesta de Roche desde de la junta de accionistas. Convenció a otros y entre todos rechazaron la propuesta.
Hoy, las acciones de Illumina están valoradas en $192.
Claro, la decisión de rechazar de plano la oferta se debe tomar con fuerte sustento estratégico, pues de lo contrario puede llevar a problemas legales con otros accionistas más interesados en la ganancia inmediata.
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“Una de las reglas básicas de una negociación: los acuerdos no terminan en los resultados convenidos, comienzan en el uso y la intención de la restricción de las libertades impuestas por él y a partir de él”, subraya Torre.