¿Recuerda cuando la idea de potenciar individualidades generaba frases como “Aquí vengo a trabajar, no a hacer amigos”?
Este comportamiento ahora es indeseable y, más bien, los gerentes deben buscar que sus equipos de trabajo se lleven bien, y todavía más, que se quieran.
Esa es la propuesta de una nota reciente de la revista Entrepreneur , titulada “Why you should want your employees to love each other” (Por qué usted debe querer que sus empleados se quieran) y la razón que dan los autores es sencilla: si sus colaboradores sienten cariño y respeto unos por otros, aumenta la inteligencia emocional colectiva (EQ, por sus siglas en inglés).
Con este indicador alto, disminuyen los pleitos, los choques de egos, los chismes y demás componentes de una cultura laboral negativa.
Varios coaches y asesores empresariales coinciden en la responsabilidad directa del gerente en lograr este objetivo.
Algunas empresas locales ya han dado pasos en esa dirección. Intel, por ejemplo, tiene sus CR Clubs, destinados a mejorar la relación entre colaboradores.
Amado Sánchez, strategy managing partner de Dilectus, señala que el valor clave para desarrollar EQ colectivo es la confianza.
“Para generarla, es necesario conocer cuáles son las cosas importantes para nuestra gente y asegurarse de que son consideradas y respetadas, aunque no sean compartidas. La recomendación de aprovechar las diferencias, escuchar atentamente y preocuparse por el equipo es para generar confianza”, recalca.
Iván Esquivel, regional country manager de Centroamérica y el Caribe de la escuela internacional de coaching Tisoc, resalta la obligatoriedad de desarrollar la inteligencia emocional de los líderes, pues no se le puede pedir al equipo la aplicación de un valor sin exigírselo a los altos mandos.
“Dejando de lado la utilización cursi del término, el amor es la máxima expresión de comprensión hacia los demás, cuando dejo de pensar en mí para pensar en los demás, y ahí es cuando se genera una empatía genuina que los demás seres humanos perciben de forma natural y se empiezan a desarrollar entornos de confianza, seguridad y cooperación”, advierte Esquivel.
Para este coach, ahí se encuentra el principal reto de los nuevos gerentes, pues en el ascenso profesional han utilizado sus conocimientos formales, técnicos y profesionales, pero al asumir un puesto gerencial descubren que la mayor parte del trabajo se invierte en el desarrollo y atención de relaciones humanas.
Estas consideraciones tienen ya un impacto en los departamentos de recursos humanos.
Miguel López, managing partner de Recluta, fue enfático en que las empresas deben priorizar la construcción de una cultura ganadora, basada en el desarrollo y aplicación de habilidades blandas en conjunto con las técnicas.
“Reviste cada vez más importancia la capacidad que puedan tener no solo los encargados de recursos humanos, sino la alta gerencia, de seleccionar personas con esas habilidades tan necesarias para enfrentar un clima de trabajo muy diferente al del pasado”, asegura.
Pasiones personales
Intel es una de las empresas que ha apostado por el establecimiento de relaciones entre colaboradores, más allá del trabajo, con grupos concentrados en la iniciativa CR Clubs.
Timothy Scott, gerente de asuntos gubernamentales y relaciones públicas de Intel, asegura que esta idea es parte de las políticas corporativas.
“Lo que buscamos es que si tienen alguna pasión, que tal vez no han podido desarrollar por falta de tiempo, lo puedan hacer y qué mejor que en el mismo lugar de trabajo, propiciando la colaboración entre departamentos”, comenta Scott.
En este momento, la empresa acoge grupos de fotografía, baile, actuación, deportes, gamers , cine, animé, cocina, portugués, amantes de los libros, artes y manualidades, además del más reciente, un club de música.
German Cortés, coordinador de los clubes, dice que este último ya tiene 152 participantes.
“Los tenemos clasificados por niveles e intereses, entonces los avanzados apoyan a los intermedios y hay una lista de profesores. También sabemos qué instrumentos tocan y a qué departamento pertenecen, lo que ha permitido que más gente se conozca, mejora las relaciones laborales y en general ha sido muy positivo”, dice Cortés.
Un esquema como este requiere la utilización de bases de datos y el manejo estratégico de información clave. Un buen primer paso puede ser el desarrollo de procesos que lo hagan posible.