Una de las preguntas más frecuentes que se hacen los empresarios, directores y gerentes es cómo lograr mayor productividad, sostenibilidad y posicionamiento de la empresa en el mercado.
Recomendaciones hay muchas, pero un factor clave del éxito es el desempeño del equipo humano, específicamente, las relaciones interpersonales desarrolladas en el seno de la empresa.
Cada una de las funciones y labores que se efectúan en las organizaciones están influenciadas por el tipo de relaciones entre los colaboradores y, a su vez, por el estado emocional, desempeño individual y el crecimiento personal de cada individuo.
Las relaciones interpersonales influyen en la disposición que los colaboradores tienen hacia su organización y la manera como ejecutan su trabajo. Cuando establecen relaciones sanas y positivas se sienten más satisfechos, conectados e identificados con la empresa, y desarrollan una mayor disposición a ser fieles y leales hacia su trabajo.
Incluso, las buenas relaciones interpersonales influyen en la dinámica de la atención al cliente externo, quien recibe y percibe el ambiente, clima y valores en la organización. Todos estos factores, interrelacionados, pueden impactar en la empresa y en su reputación.
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La palabra relación significa trato o unión que hay entre dos o más personas o entidades. De manera que, las relaciones laborales son aquellas en las que los miembros de una organización guardan una conexión particular por laborar para una misma empresa.
Son relaciones saludables cuando dicha interacción se caracteriza por pautas de respeto, amabilidad, prudencia, alegría, colaboración y positivismo, lo cual influye positivamente en la operatividad de las tareas y, por ende, en la productividad general de la organización.
Sin embargo, ¿cómo lograr relaciones saludables y productivas?
Primero, es fundamental establecer una estrategia cuyo objetivo primordial sea el establecimiento de vínculos sanos y positivos entre el personal.
Posteriormente, identificar cuáles son las pautas de relación entre los colaboradores.
Las pautas positivas y saludables responden a temas y experiencias compartidas de desarrollo, aprendizaje, capacitación, efectividad de la realización de las tareas del trabajo y colaboración en áreas de interés para el crecimiento de la empresa; incluso, algunas conversaciones pueden trascender a temas más personales, como los hijos, cumpleaños, celebraciones familiares, enfermedades y demás, lo cual genera un vínculo afectivo más cercano y cálido.
Relacionado con este último aspecto, es fundamental, comprender que no todos los colaboradores se interesan por establecer relaciones cercanas con sus compañeros, sino que prefieren enfocarse en aspectos laborales. Identificar y validar dichas preferencias también es fundamental para mantener la armonía en el trabajo.
Por el contrario, algunas pautas nocivas son el chisme, las habladurías, las críticas, rumores, celos, competencia desleal, el individualismo, la desconfianza social y la envidia.
Este tipo de pauta genera distanciamiento en las relaciones e, incluso, aislamiento, al punto de que algunos colaboradores dejan de hablarle a sus compañeros, obstruyendo la fluidez del trabajo, y generando atraso en el cumplimiento de objetivos; lo anterior es, definitivamente, una amenaza para la productividad de la organización.
Una vez identificadas las pautas sobresalientes, es fundamental lograr el reforzamiento de las que son positivas, que propician relaciones y un clima saludables, que evitan la aparición de conflictos en los equipos de trabajo.
Estos se puede esto con procesos de comunicación enfocados en el diálogo, la promulgación de los valores de la empresa, compartir buenas prácticas y la corrección de comportamientos indebidos. También desarrollar actividades en grupo sistematizadas a lo largo de varios años, para conseguir que los colaboradores interioricen el valor de la solidaridad, el respeto y la cooperación interpersonal.
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Otro elemento de gran relevancia es velar por el crecimiento y desarrollo personal de cada colaborador, de forma que todos adquieran recursos psicológicos y destrezas sociales que les permita realizar fecundos aportes a las relaciones interpersonales en su trabajo.
También promover el respeto por el espacio personal y laboral de cada colaborador. Por ejemplo, antes de entrar a una oficina, es importante tocar la puerta o pedir permiso.
Establecer reuniones efectivas semanales donde se tomen acuerdos entorno a elementos técnicos y de equipo. Además, reuniones de interacción tanto entre pares como entre personas de diferentes puestos en la organización.
Se suma incentivar la confianza interpersonal, la cual está determinada por la integridad y honestidad en el comportamiento de los compañeros de trabajo.
También eliminar las críticas y el conocido “chismorreo”, que tanto mal hacen a las relaciones y al personal. Cuando se presenten este tipo de conductas, es esencial identificarlas y solicitar cambios de actitud y comportamiento a quienes las ejecutan.
Tener una escucha atenta al feedback para el mejoramiento de las relaciones con otros compañeros de trabajo, así como para la optimización de las tareas laborales es importante. Escuchar con atención y disposición es muestra de madurez y desarrollo profesional.
La satisfacción con las relaciones interpersonales en el trabajo genera un estado emocional positivo, además equilibrio, fraternidad y fortaleza en la organización. Promueven el desarrollo del talento, la creatividad, el profesionalismo y unión entre los colaboradores. Esto, a su vez, influye en el desempeño individual y colectivo y por ende en la productividad.
Por lo tanto, la empresa refleja en gran medidad lo que son sus relaciones interpersonales, y por eso es importante tomar ventaja haciendo que promueva la salud interna y la sostenibilidad.