Según Derek Roger, de la Universidad de York, hay ocho formas clave de comportamiento que determinan si las personas se estresan o no, y la más importante es la tendencia a rumiar, que podría definirse como “darle vuelta” a las perturbaciones emocionales.
Rumiar es lo que sucede cuando nos levantamos de madrugada y no podemos volver a dormirnos porque estamos pensando en todo lo que tenemos que hacer, en lo que no hemos hecho y deberíamos hacer. Rumiar es cuando salimos de una reunión donde nos fue mal y no podemos dejar de pensar en lo que deberíamos haber hecho. Rumiar crea síntomas de estrés y es el enemigo de la resiliencia.
20/11/2017. EF. Roy Campos es columnista de El Financiero. Es colaborador de la columna Empresas del Siglo XXI. (Roy Campos)
Roger es coautor del libro “Work without stress: Building a resilient mindset for lasting success”, junto con Nick Petrie, profesor del Center for Creative Leadership. Para estos dos autores, el estrés no es algo con lo que tengamos que aprender a vivir, sino que puede desterrarse totalmente de nuestras vidas. Creen que es un mito pensar que el estrés es “bueno”.
Las personas que no rumian pueden tener mucha presión o dificultades en sus vidas, pero no están estresadas por ello. El estrés cotidiano, mantenerse al día con los pendientes, respetar una fecha, resolver un desafío, es principalmente presión. No es, de hecho, estrés. La presión se define como una exigencia que se debe cumplir. Esta exigencia puede ser intensa, pero no hay estrés inherente a ella. La clave de la resiliencia consiste en evitar convertir la presión en estrés.
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