El 19 de agosto, la Business Roundtable publicó una carta abierta titulada “Declaración sobre el Propósito de una Corporación.” La Business Roundtable, uno de los grupos de presión empresariales más importantes de los Estados Unidos, incluye a los directores ejecutivos de compañías líderes, incluyendo Apple y Walmart. Entre el título y las 181 firmas estaba una declaración de una página que concluye de la siguiente forma: “Cada una de nuestras partes interesadas es esencial. Nos comprometemos a brindar valor para todas ellas, para el futuro éxito de nuestras compañías, nuestras comunidades y nuestro país.”
Por sí misma, esta frase es indistinguible de los comentarios anodinos que llenan los reportes anuales de muchos miembros de la Business Roundtable. Sin embargo, para quienes siguen activamente este tema, representa un muy público rechazo de la visión planteada por el economista Milton Friedman, que guía las decisiones empresariales tras puertas cerradas. En 1970, Friedman redactó un ensayo para el New York Times, titulado La Responsabilidad Social de las Empresas Consiste en Incrementar sus Ganancias,” que ayudó a lanzar un medio siglo de “capitalismo de accionistas.” En esta perspectiva, el negocio de las empresas es hacer negocios, y el único enfoque del CEO es el de maximizar las ganancias de ese negocio.
La nueva declaración de la Business Roundtable explícitamente se opone a esa visión. Las corporaciones son, de acuerdo con la declaración, responsables ante cinco referentes, de los cuales los accionistas sólo constituyen uno (consumidores, empleados, proveedores y comunidades son los otros cuatro). En este sentido, es un clásico planteamiento del “capitalismo de partes interesadas” que es dominante en la Europa actual y en los Estados Unidos durante el periodo inicial de la posguerra. Por ende, aunque la declaración por sí misma no es notable, sí lo es el hecho de que tenga el respaldo de CEOs que representan casi el 30% de la capitalización de mercado en los Estados Unidos.
La primera crítica respecto al capitalismo de partes interesadas es que cualquier propósito ajeno a las ganancias de los accionistas resulta en una falta de enfoque y, eventualmente, en corrupción. Esta crítica se deriva lógicamente de la idea de que los CEOs pueden ser árbitros convenencieros y en caso de que tengan la oportunidad podrían desviar recursos para su propio enriquecimiento bajo el disfraz de un “propósito”. En su carta del 2019 a los ejecutivos en jefe, Larry Fink, el CEO de BlackRock, discrepó de esta suposición, señalando en letras remarcadas: “El propósito no es la sola búsqueda de ganancias, sino la fuerza que impulsa a alcanzarlas. Las ganancias no son inconsistentes con el propósito, de hecho, las ganancias y el propósito están indisolublemente vinculados.”
Este debate —respecto a si el propósito y las ganancias funcionan en conjunto o están fundamentalmente enfrentados— puede iluminarse a través de investigación empírica. Los hallazgos de la iniciativa de investigación que tenemos en marcha respaldan las opiniones de Larry Fink y la Business Roundtable: Propósito y ganancia tienden a ir juntos.
Usando más de 1,5 millones de observaciones a nivel de los empleados a lo largo de miles de compañías, cuantificamos el propósito como la suma del sentido de significado e impacto que experimentan los empleados de una corporación. Nuestra investigación muestra que, si la compañía tiene un fuerte propósito corporativo, sus empleados sentirán un mayor significado e impacto en sus trabajos. Esta visión refleja la frase de apertura en el reporte de la BR: “Los estadounidenses merecen una economía que le permita a cada persona tener éxito por medio de la creatividad y el trabajo duro, y llevar una vida de significado y dignidad”.
En nuestros datos encontramos que las compañías con altos niveles de propósito superan el desempeño del mercado en un 5% a 7% anual, a la par de las compañías que disponen de la mejor gobernanza y capacidades de innovación. También crecen más rápido y tienen mayor rentabilidad. Sin embargo, el vínculo entre propósito y rentabilidad existe sólo cuando la alta dirección ha tenido éxito al difundir ese sentido de propósito más hacia abajo en la organización, especialmente en los mandos medios, y le ha brindado claridad estratégica a la organización respecto a cómo alcanzar ese propósito.
Nuestro trabajo también podría ayudar a explicar los obstáculos que enfrentan las compañías al dejar atrás una perspectiva exclusivamente enfocada en los accionistas. El estatus y la base de inversionistas de la compañía es un obstáculo. Encontramos menores niveles de propósito corporativo en las empresas de capital abierto, a comparación de las firmas privadas. Algo importante es que este patrón está impulsado por compañías de capital abierto con accionistas concentrados o activistas. Uno pudiera pensar que estamos notando un efecto en reversa, que los accionistas activistas elijen compañías de bajo desempeño, que también tienen menores niveles de propósito, pero eso no es lo que reflejan nuestros datos. Por el contrario, los activistas adquieren grandes participaciones en compañías de capital abierto, y es entonces cuando el propósito declina entre los trabajadores por hora y los rangos medios. Para nosotros esto indica la importancia de que las firmas manejen sus propias bases de accionistas y alineen sus estrategias de largo plazo con la clase de inversionistas que las respaldarían.
Apoyo
Los incentivos son otro factor. Encontramos que el propósito corporativo declina cuando hay una mayor brecha entre el salario del CEO y el del empleado promedio, al igual que entre el salario basado en desempeño de los trabajadores de nivel medio y bajo. Ambas pueden resultar del sentimiento entre los empleados respecto a que la creación de valor está injustificadamente distribuida dentro de la empresa.
El liderazgo también es un factor. Encontramos que las firmas donde los ejecutivos en jefe fueron ascendidos internamente tienen un mayor sentido de propósito. Elevarse a través del escalafón parece ser una importante variable cuando se trata de preservar el propósito de la organización. Finalmente, decisiones estratégicas, como las fusiones y adquisiciones (M&A, por sus siglas en ingles), son otro factor importante. Encontramos que estas tienden a ocasionar una reducción en el sentido general de propósito, que es consistente con la idea de que la mayor parte de la actividad de M&A no incluye la suficiente diligencia respecto a cómo afectará los empleados y cultura de la firma.
Todos estos patrones son importantes para la discusión sobre el rol del propósito en las corporaciones y la sociedad. Vivimos en una era donde la producción cada vez más se concentra en grandes compañías y proveedores de capital. Las expectativas de un mayor rol social acompañan a este mayor poder de mercado, sin importar que el CEO elija ese rol o no.
Es difícil saber cuál será el impacto de esa carta de la Business Roundtable. Por una parte, podría ser una respuesta cínica a la retórica del año electoral y propuestas de políticas públicas que preocupan a las compañías que forman parte de este poderoso grupo de presión. Por la otra, podría reflejar una respuesta más profunda de los líderes nacionales ante la reducción en la movilidad social, así como la polarización tóxica y la caída de la confianza en las instituciones tradicionales. Los cambios sociales pocas veces son repentinos; suelen manifestarse como la gradual erosión del apoyo a una visión del mundo y el aumento en el respaldo a otra. Con esta carta podríamos estar viendo pasos en esta dirección.
Nota de los autores: Los autores quisieran reconocer su asociación el Great Places to Work Institute para esta iniciativa de investigación, y específicamente el apoyo de Ed Frauenheim y Marcus Erb.