Christine Sabo tenía tres décadas de experiencia en recolección de fondos detrás de sí cuando, hace tres años, fue contratada como vicepresidenta para donaciones importantes en una organización sin fines de lucro en el sur de Florida.
Pero justo en la época en que se incorporó Sabo, el director ejecutivo aceptó un puesto en otra parte.
El reemplazo en el cargo máximo: una persona de 36 años.
“La forma en que él operaba era clásica de ese grupo de edad: yo recibía mensajes de texto y correos electrónicos a cualquier hora del día y de la noche”, recordó Sabo, ahora de 59 años.
“Si yo decía que tenía 30 años en la profesión, él odiaba eso. Decía: ‘No quiero escuchar cuánto tiempo has estado en el campo. No me importa cuánto tiempo has hecho esto o aquello’”.
El nuevo jefe parecía estar enviando el mensaje de que la forma en que Sabo abordaba la recolección de fondos y el desarrollo era obsoleta. “Al final, se sentía como si me dijera: ‘Necesitas entrar en el nuevo milenio’”, afirmó Sabo. “Yo me reía entre dientes y me preguntaba qué tipo de relación tenía él con su madre”.
Pese a su creciente incomodidad, ella trató de hacer su trabajo y evitar la conversación y el enfrentamiento con el jefe, quién primero la degradó y luego la despidió.
“Me dijo que yo no estaba cumpliendo con las metas, pero eso no es verdad”, dijo Sabo, quien tiene un nuevo empleo y un jefe de más edad. “Pienso que fue porque chocamos. Parte de eso fue por el estilo, pero otra parte fue cuestión generacional”.
Las empresas en estos días están buscando llenar las filas gerenciales con personas que son “nativos digitales”, lo cual frecuentemente se traduce como millennials y miembros de la Generación X.
Mientras tanto, más baby boomers están permaneciendo en el trabajo más tiempo, y algunos jubilados, en busca de un segundo acto, se están uniendo de nuevo a las filas de los empleados, al menos de medio tiempo.
Así que, están aumentando las probabilidades de que los empleados de más edad estén respondiendo ante gerentes lo suficientemente jóvenes para ser sus hijos.
Un sondeo realizado por Harris Interactive en 2014 a pedido de CareerBuilder, un sitio web de reclutamiento de personal, encontró que 38 % de los empleados estadounidenses tenía un jefe más joven, un aumento respecto del 34 % en 2012.
“Obviamente, siempre hay personas más jóvenes en la fuerza laboral, pero, en el pasado, los empleados más jóvenes estaban en los pisos inferiores y los de más edad eran los ejecutivos en los pisos superiores y en el comedor ejecutivo”, dijo Jill Chapman, consultora de desempeño en Insperity, una firma de gestión de personal.
Pero como los empleados más jóvenes ahora tienen la ventaja simplemente por su cantidad, “hay más oportunidades de que ellos asciendan a papeles gerenciales”, continuó Chapman.
“Son treintañeros y han tenido mucha experiencia debido a prácticas profesionales que los empleados de más edad les han dado cuando estaban en la preparatoria o la universidad. Tuvieron esas experiencias, y adquirieron las habilidades para los puestos ejecutivos a más corta edad”.
Dificultad para adaptarse
Si los trabajadores de mayor edad tienen dificultad para adaptarse, hay una buena razón: va contra el orden natural que el subordinado tenga varias décadas más que el supervisor.
“La investigación demuestra que los colaboradores de más edad no responden tan bien al jefe más joven, porque sienten que él o ella debería estar en ese puesto”, dijo Orlando Richard, profesor asociado de administración en la Universidad de Texas en Dallas, quien recientemente completó un estudio sobre la incongruencia de los estatus.
También hay implicaciones para la organización. “Los empleados de más edad con jefes más jóvenes están menos comprometidos con la compañía”, dijo Richard. “No se involucran en la tarea. Si están cerca de la edad del retiro, quizá no sea vayan, pero quizá no trabajen tan duro”.
Algunas compañías están haciendo esfuerzos por abordar el problema. AT&T, por ejemplo, ofrece a los supervisores un curso de dos horas, “Manejar a la fuerza laboral transgeneracional”, que “ayuda a prepararlos para comunicarse de manera eficaz y motivar a quienes les reportan directamente”, dijo Jan Rasmussen, vocera de la compañía.
Y no todos los trabajadores de más edad se sienten marginados o poco apreciados, ni todos los jefes más jóvenes se sienten desdeñados e incomprendidos.
“No me fijo en la edad; me fijo en la inteligencia para los negocios”, dijo Valentino Lanoce, de 54 años, director de operaciones regional para la cadena de restaurantes Verts Mediterranean Grill, quien reporta a los fundadores de la compañía, Dominik Stein, de 29 años, y Michael Heyne, de 32. “Dominik y Michael respetan mi experiencia en la industria, y me piden mi opinión y consejo. Es una relación muy colaborativa”.
Lanoce dijo que su entrevista con Stein y Heyne “fue como sentarse con funcionarios maduros de una compañía. Son disciplinados y profesionales. De otro modo, nunca hubiera dejado donde estaba para venir a trabajar con ellos”.
Película con Robert de Niro
Cuando habla sobre su periodo en O’Connell & Goldberg, una firma de relaciones públicas en Hollywood, Florida, a Karen Dennis, de 60 años, le gusta invocar The Intern , la comedia de 2015 que protagonizó Robert de Niro como un asistente septuagenario sin salario de un director ejecutivo mucho más joven.
Dennis, extrabajadora social administrativa y consultora de marketing, siempre había querido trabajar para una agencia de relaciones públicas; tanto como para trabajar sin salario. Hace nueve años, a través de un contacto, obtuvo su oportunidad en O’Connell & Goldberg.
“Las redes sociales estaban empezando a surgir, y yo carecía de muchas habilidades”, dijo.
Evidentemente aprendió con rapidez. Después de nueve meses, se le ofreció un puesto pagado; su jefa, Barbara Goldberg, fundadora de la compañía, tenía 10 años menos que ella.
“Hay una gran ética de trabajo en los empleados de más edad”, manifestó Goldberg. “Llegan a tiempo, se quedan y están muy orientados al detalle. También evitan el drama insignificante, porque esta no es su primera vez en el rodeo”.
Goldberg dijo que Dennis cumplía un papel importante: “Karen asumía un papel de enseñanza y era maternal con los empleados más jóvenes; ella tenía el tiempo y la paciencia, yo no”.
Pero hubo algunas tensiones. “Como una persona de 51 años , yo tendía a dar un paso atrás y a evaluar la situación”, dijo Dennis. “Cuando se tiene esa edad, uno no ve el saltar a actuar como algo ventajoso, porque no ha visto todo el panorama”. La filosofía de su jefa, por otra parte, era “salta y actúa”,
Dennis recuerda ser parte de una llamada de conferencia con un cliente nuevo. Ella se mantuvo en silencio durante toda la conversación y después, fue llamada a la oficina de Goldberg. “Barbara me dijo: ‘Necesito escucharte’”, dijo Dennis. “Y respondí: ‘No tenía nada qué decir’. Quería entender la dinámica del otro equipo antes de hablar. Prometí que en la siguiente llamada, sería más contundente y participaría en la conversación, y lo hice”.
“Uno realiza una danza”, añadió Dennis, que estuvo con la empresa durante más de seis años antes de renunciar para emprender como independiente; sigue estando cerca de Goldberg. “Es como un matrimonio”, dijo Dennis. “Mi jefa decía: ‘Esto es lo que quiero’, y yo respondía: ‘ Esto es lo que puedo hacer’”.