Cuando tenía 62 años, en lugar de prepararse para su retiro, Eduardo Villafranca Sargent fundó RBA, la empresa en la que trabaja hoy.
“No pienso en el retiro definitivo, ya que me considero muy productivo, además mi empresa todavía me necesita”, afirma este empresario y consultor.
Como él, gerentes generales, CEO y otros ejecutivos de alto perfil eligen posponer o tomar en forma parcial su retiro y planean diferente su futuro para después de los 65 años.
Las razones para tomar esta decisión son tan variadas como quienes la toman.
Mientras para algunos puede resultar indispensable salir de la oficina y darle protagonismo a otras áreas de su vida, los protagonistas de estas historias necesitan mantener la actividad laboral para sentirse satisfechos.
LEA: Empresas sociales abren opciones para dejar legado y a la vez mover la economía
El periódico The New York Times ha publicado estudios que revelan una caída en los índices de satisfacción de la población retirada e, incluso, se sintieron “expulsados” de sus trabajos, casi contra su voluntad.
Especialistas en coaching coinciden en que el diseño intencional de esta etapa es fundamental para la salud y el equilibrio.
“Muchas personas se retiran y esto influye en un deterioro cognitivo, porque dejan de estar estimuladas mentalmente; no es lo mismo estar en un trabajo, dar resultados, tener una rutina, que levantarse para ir a ver televisión o no levantarse, el cerebro sufre y se deteriora”, advierte la executive coach Ligia Olvera.
LEA: Las cuatro claves de todo emprendedor exitoso
Así se hace
La mejor forma de llegar al retiro parcial es prepararse varios meses (o años) antes, de modo que en lugar de experimentar un cambio abrupto, se genere una transición.
“Si usted se visualiza semirretirado, por ejemplo, haciendo consultorías, tiene sentido ir haciendo algunas consultorías en paralelo con el trabajo, para luego, desprenderse del puesto y abrazar solo las consultorías”, explica Olvera.
Para tomar las decisiones sobre cómo pasar de una etapa a otra, la coach María Mercedes de la Fuente, socia directora de Alleanza Consultores, recomiendan diseñarse posibles fases que incluyan elementos de tres dimensiones:
• Autonomía: en cuáles áreas quiere tomar sus propias decisiones hasta que le sea posible.
• Competencia: cuáles conocimientos quiere aportar (sin dejar de estar abierto a aprender nuevas tendencias e incorporarlas a su propia experiencia).
• Pertenencia: con cuáles grupos o personas quiere seguir relacionándome con regularidad y cuáles son los grupos nuevos a los que quiere pertenecer.
“Todos estos son elementos que no solo retrasan la vejez, sino que aportan a nuestra sociedad, afirma.
LEA: Grupo de costarricenses quiere impulsar la práctica del capitalismo consciente en el país
Tome precauciones
Armando Cruz, gerente de Ventas al Sector Gobierno de Ricoh Costa Rica, tiene 65 años y mantiene su ritmo de trabajo de toda la vida, pero ya tiene planes para ir bajando revoluciones.
“Siempre y cuando la salud me lo permita, espero seguir vinculado al sector al menos unos cinco años más. Creo que todavía me queda energía para seguir aportando, eso sí, ahora con un ritmo más pausado que me dé espacio para hacer deporte, para viajar, descansar y compartir más con mi familia”, comenta Cruz.
Las consideraciones físicas para esta etapa también son fundamentales.
“El retiro es una irrepetible oportunidad para hacer un diseño propio del siguiente capítulo de la vida, tomando en cuenta que las limitaciones físicas, mentales y sociales van a ser un reto cada vez mayor, en las etapas que siguen”, advierte de la Fuente.
Para mitigar el efecto del paso del tiempo, el balance de actividades es clave. Asegúrese de no sobrecargar su agenda con trabajo y escuche a su cuerpo y a su mente cuando le pidan descanso.
Y para evitar la frustración, Amado Sánchez, strategy managing partner de la consultora Dilectus, subraya la importancia de estudiar el campo laboral, para pronosticar el ambiente en el que se moverá.
“Las desventajas de tomar esta decisión puede ser que se tengan expectativas equivocadas del tipo de reconocimiento que el mercado le dará. Debe tener claro que al pasar a un rol, por ejemplo, de asesor, puede que sus recomendaciones no sean seguidas. Esto puede generar frustración y debe tener claro cómo influir, asegurando que el valor de su experiencia sea reconocida”, dice Sánchez.
Olvera advierte que reinventarse puede implicar un desprendimiento de sus saberes tradicionales para convertirse aprendiz de otras áreas. Por ejemplo, si quisiera ejercer la docencia utilizando la experiencia, carrera y destrezas que ya tiene, antes tendrá que aprender a enseñar.
“Puede ser deseable, antes de entrar a esta etapa de reinvención, estudiar un poco. Hoy hay grandes facilidades de estudio online que permiten acceder a cursos, certificaciones y entrenamientos verdaderamente de buena calidad y eso puede reorientar una carrera para que aterrice más suavemente en el semi retiro”, recomienda.
Tome en cuenta que postergar el retiro no significa prohibirlo: si la nueva situación laboral no le satisface, siempre puede optar por dejar de trabajar o por volver a comenzar en un campo nuevo.