El pasado miércoles 3 de febrero EF conversó con el presidente del Banco Central de Costa Rica (BCCR), Rodrigo Cubero, con el fin de conocer a cuáles aspectos se les deberá prestar atención para el desarrollo de la economía durante el proceso de reactivación en este 2021.
Una vez más, Cubero fue enfático sobre la necesidad de una buena con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para que la economía avance a un ritmo continuo; además agregó que desde el Central mantendrán las condiciones para incentivar el crédito y mantener una política monetaria expansiva y que sea contraria al ciclo económico.
A. ¿Cuáles son los efectos de una política monetaria expansiva?
El miércoles 27 de enero el BCCR informó que la Tasa de Política Monetaria (TPM) continuará en 0,75% anual para mantener una postura de política monetaria expansiva y contracíclica ante la persistencia de presiones desinflacionarias en el país.
Durante la entrevista, Cubero advirtió que para este año el país debe esperar una inflación baja, incluso los modelos de pronóstico usados por el BCCR indican un crecimiento contenido de los precios en el 2022.
El rango meta de la entidad para la inflación está entre 2% y 4%; pese a los riesgos siempre presentes en las economías, el rumbo del indicador parece mantenerse estable e incluso por debajo del límite inferior.
De acuerdo con el jerarca del BCCR, esto responde a una serie de circunstancias de la economía interna e internacional. Por ejemplo, si bien para el 2021 se proyecta una recuperación moderada de los precios del petróleo, este factor podría tener un efecto muy bajo sobre la inflación mundial.
Asimismo, en la economía interna también hay condiciones que indican que la inflación se mantendrá a la baja, la tasa de desempleo es un elemento que contribuye con evitar presiones al alza.
¿Qué implica una política monetaria expansiva? Cubero señaló que el principal cambio que verán los hogares y las empresas tras la decisión de continuar con esta política será el de bajas tasas de interés.
“Lo que podrían esperar las empresas y los hogares como consecuencia de esta política del BCCR es que las tasas de interés se mantengan bajas. Es la característica fundamental de una política así, que se ha venido llevando desde marzo del 2019 y que se ha profundizado desde el inicio de la pandemia por COVID-19”, explicó el jerarca.
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Además se espera que las políticas del BCCR orientadas a facilitar las condiciones de crédito se manifiesten en que las familias y empresas tengan acceso a estos instrumentos financieros en mejores condiciones, ya no sólo tasas de interés sino también de plazos.
Tasas de interés. Sobre las bajas tasas de interés, estas impactan a la población en dos vías: para quienes ya cuentan con una deuda y para quienes tengan entre sus planes obtener un nuevo crédito.
“Impactan a las personas que ya tienen créditos con el sistema financiero, sean hogares o sean empresas, con una inmediata reducción de la tasa de interés y consecuentemente de la cuota que tienen que enfrentar sobre sus créditos. Además los deudores aún pueden tocar la puerta de los bancos para pedir readecuaciones y prórrogas de sus créditos”, comentó Cubero.
Para los nuevos deudores, ellos podrían esperar mejores condiciones crediticias de las que se enfrentaban hace un tiempo.
“Cuando se bajan las cuotas de los créditos aumenta la capacidad de consumo y de inversión de los hogares y las empresas; es decir, sus flujos de caja mejoran. Porque lo que tienen que destinar al pago de sus créditos va a ser un monto menor y queda entonces más dinero, más flujo de efectivo disponible para consumir o invertir. Esto le permite a la economía reactivarse”, explicó el jerarca del Central.
En setiembre del año pasado, el Central ofreció a las entidades financieras del país Operaciones Diferidas a Plazo (ODP), el monto total asciende a los ¢842.000 millones entre 22 entidades.
Otra línea de acción es la inyección de liquidez en los mercados financieros para reducir condiciones de “tensión sistémica”. Es decir, cuando hay alguna situación en el mercado que pueda generar aumentos en tasas de interés u otras presiones. “El BCCR ha estado dispuesto a intervenir, aunque no lo ha tenido que hacer mucho”, dijo Cubero.
Inversión. Los inversionistas durante el 2021 deberán prestar atención especial a dos factores, el primero los procesos de reestructuración fiscal y segundo la aprobación de préstamos con organismos multilaterales, pues de esto dependerá la baja en las tasas de interés.
Cubero explicó que sí es un buen año para invertir, pero dependerá de la viabilidad del proyecto en el que se desee hacer una inversión.
“Las personas y empresas deberían preguntarse si el proyecto en el que está pensando invertir es viable bajo las nuevas condiciones económicas que presenta el país después del golpe de la pandemia. Sí, la respuesta es que sí es una excelente oportunidad”, advirtió el jerarca.
B. Tipo de cambio: ¿qué pasa si no hay ajuste fiscal?
Cubero es claro en advertir que un escenario en el que Costa Rica no alcance el acuerdo planteado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los planes de ajuste fiscal generaría una presión a la alza en el precio del dólar.
El comportamiento del flujo financiero, tanto al sector público como al privado es parte de los factores clave para la conducta del tipo de cambio durante este año. Incluso, es el factor que podría impactar a más corto plazo a la devaluación o apreciación de la moneda nacional.
En otras palabras, si Costa Rica no alcanza las metas de financiamiento externo que se ha planteado con el FMI y otros organismos internacionales, la incertidumbre de los inversionistas podría aumentar y esto generaría presión en el mercado cambiario.
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Así, el rumbo del tipo de cambio en el 2021 dependerá en gran medida de lo que suceda en la discusión legislativa en torno a estas medidas de ajuste y los empréstitos para la hacienda pública.
Este 2021 inició con el dólar por encima de los ¢614, luego de que el 2020 cerrara en ¢615,11, el valor más alto de ese año. El tipo de cambio transitó los primeros 31 días del 2021 entre los ¢608, 41 y ¢616,48.
Otros aspectos. El financiamiento externo no es el único factor que podría afectar el precio del dólar. Dentro de los factores que podrían generar presión se incluye la evolución de las exportaciones e importaciones del país y los precios de dichas operaciones.
“Lo que esperaríamos sería que para el 2021 se vaya dando una recuperación gradual de las exportaciones y las importaciones. Eso generaría en proyecciones del Banco Central un pequeño aumento en el déficit de cuenta corriente, pero que sería más que compensado por fuertes flujos de financiamiento externo, tanto al sector privado como al sector público en términos netos”, dijo Cubero.
En el tipo de cambio también juegan aspectos como los precios internacionales del petróleo, el pago de deuda externa, las remesas que entran y salen del territorio nacional y las utilidades sobre la inversión extranjera directa.
C. Negociación con el Fondo Monetario Internacional
Si Costa Rica no llega al acuerdo pretendido con el Fondo Monetario Internacional (FMI) ni logra el financiamiento externo previsto, el crecimiento de la economía nacional se verá directamente afectado. Bajo ese escenario, la proyección del Banco Central es que el crecimiento económico bajaría cerca de un punto porcentual respecto al proyectado.
Rodrigo Cubero explicó que son varios los aspectos a considerar porque es un efecto dominó en el que varias ‘capas’ o fichas se verán afectadas.
Con un mayor control de la pandemia, así como un exitoso acuerdo con el Fondo, la proyección del Central en la variación del Producto Interno Bruto (PIB) para el 2021 es de un 2,6% de crecimiento, y un 3,6% para el 2022. En un escenario contrario, entonces las proyecciones caerían a 1,6% y 2,6%, respectivamente.
“Si se da un ajuste fiscal pero no se da un acuerdo con el FMI tendríamos una situación donde las finanzas públicas se van estabilizando pero desafortunadamente no tan rápido como si tuviéramos el sello de confianza del convenio con el Fondo”
Por otra parte, comentó que el acuerdo permitiría además un seguimiento con el organismo que asegure el cumplimiento de medidas pactadas. Este seguimiento le da también mucha tranquilidad a los mercados.
Por el contrario, la eventual ausencia de este ‘sello de confianza’ en la colocación de bonos de deuda pública abriría una serie de efectos negativos. El país tendría que pagar una mayor prima por riesgo y posiblemente también un menor acceso a recursos externos.
“Eso vería afectado el componente de intereses del gasto público y por consecuente la velocidad y el tamaño del ajuste. Tendríamos un ajuste menos favorable que lo que tendríamos con un acuerdo con el FMI, pero si no se da este acuerdo y además no se hace el ajuste fiscal, ahí tendríamos un problema mucho más serio”, destacó Cubero.
Adicionalmente el déficit fiscal se mantendría muy alto y por mucho tiempo, además de que generaría un círculo vicioso de elevadas expectativas sobre tasas de interés y alta prima por riesgo. Eventualmente todo esto empezaría afectar el crecimiento económico.