Washington. Las ventas minoristas en Estados Unidos se desplomaron inesperadamente durante el período clave de compras navideñas de diciembre pasado, sufriendo la mayor caída mensual en casi una década, según los datos oficiales divulgados este jueves.
En diciembre las ventas minoristas fueron de $505.800 millones, ajustado por estacionalidad, una caída de 1,2% comparado al mes anterior, marcando la mayor disminución mensual desde septiembre de 2009. El dato fue superior en 2,3% sobre diciembre de 2017.
La cifra decepcionó a los analistas, que para diciembre esperaban un leve aumento del 0,2% para este indicador que refleja la situación del consumo en Estados Unidos.
El retroceso inesperado se explica especialmente por el impacto del cierre parcial de la administración desde el 22 diciembre y durante más de un mes, ya que cientos de miles de funcionarios fueron colocados en un desempleo forzado.
La caída de los precios de la gasolina, con un repliegue de 5,1% de las ventas de las estaciones de servicio, también influyó en el resultado. Sin las ventas de gasolina, el índice de ventas minoristas reduce su caída a -0,9%.
Mientras las ventas de automóviles tuvieron un buen desempeño (+1%), todos los otros sectores estuvieron en baja, con las ventas de artículos de ocio a la cabeza (-4,9%). Le siguen las ventas en salud (-2%), de muebles (-1,3%), vestimenta (-0,7%), alimentación (-0,2%).
Las ventas de los distribuidores en línea también retrocedieron (-3,9%), la baja más acentuada en 11 años.
La repentina frugalidad del consumidor estadounidense podría influir en los datos del PIB para el último trimestre del año, que deben publicarse el 28 de febrero.
"La baja de las ventas minoristas significa que el crecimiento en el 4° trimestre probablemente estuvo más cerca de 2,5% que el 3,1% que preveíamos", estimó Michael Pearce, economista de Capital Economics.
"Esto sugiere que la economía inició 2019 con menos impulso de lo que pensábamos. Sin embargo, esto no quiere decir que la economía está cayendo en recesión", agregó.
Para los economistas de Oxford Economics, la debilidad “desconcertante” de las ventas minoristas tiene sin duda que ver “con las turbulencias en los mercados financieros y las incertidumbres alrededor del cierre del gobierno” durante la Navidad, una época tradicionalmente fuerte para los comerciantes.
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