La postergación de la pensión podría ser una alternativa para los aportantes que quieran atenuar los golpes que han sufrido los fondos durante el último año. Puede que suene poco atractiva la idea de no empezar a recibir las cuotas apenas se sea elegible, pero al hacerlo no materializaría las pérdidas que han sufrido los aportes.
Actualmente las seis Operadoras de Pensión Complementarias (OPC) del país registran caídas de doble dígito en las rentabilidades de los montos del Régimen Obligatorio de Pensión Complementaria (ROP); sus minusvalías van desde -11,23% hasta -18,17%. Los fondos de los regímenes básicos también han presentado números negativos que van desde -3,44% a -0,69%. Todas estas cifras están en términos anuales y reales, es decir, toman en cuenta la inflación .
El grupo más vulnerable a estas minusvalías son los afiliados que están cerca del retiro o que ya están pensionados.
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¿Cómo lo protegería postergar la pensión?
Las caídas en los rendimientos de los fondos son contables, es decir, responden a una pérdida en la valoración de las inversiones que realizan las operadoras en los mercados financieros. Esto significa que son minusvalías que están en el papel y que solo se hacen reales cuando se materializan.
La clave está, precisamente, en esa “materialización”. Al acogerse a la pensión, el afiliado retira las inversiones que se hayan hecho para el pago de cada cuota; de hacerlo en una coyuntura como la actual, estaría concretando las pérdidas mes a mes.
Tanto las OPC como la Superintendencia de Pensiones (Supén) han dicho en múltiples ocasiones que estas caídas en las rentabilidades son coyunturales y que los números volverán a sus niveles positivos una vez se recuperen los mercados. Al posponer la pensión, el afiliado le da la oportunidad a las inversiones a pasar de minusvalías a plusvalías.
¿Entonces vale la pena?
Esta es una pregunta que dependerá de las necesidades de cada trabajador. Para la superintendente de Pensiones, Rocío Aguilar, podría ser “una buena opción” ante las caídas en valoración que están enfrentando los rendimientos de los fondos.
Esta fue una recomendación que también dio Róger Porras, gerente general de Popular Pensiones, la OPC con más afiliados del país. “Si puede, postérguelo y espere a que esto se acomode”, dijo Porras ante una consulta de El Financiero el pasado 15 de octubre.
Por su parte, Alejandro Solórzano, cabeza de la OPC Vida Plena, considera que al posponer el tiempo de disfrute de la pensión, mejorará el beneficio. Sin embargo, “el futuro pensionado que decida no ejecutar el mismo por el tema de las volatilidades del ROP, debe valorar cuánto deja de recibir del régimen básico durante el tiempo de la postergación y si ese monto compensa o no la diferencia que recibiría del régimen complementario”, advierte Solórzano.
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Aún así, hay una alternativa a este dilema: pensionarse solo por el régimen básico (IVM, Magisterio Nacional, Poder Judicial) y postergar el acceso al ROP. “Nada obsta para que una persona que se va a acoger en estos momentos a su pensión únicamente opte por el régimen básico al que pertenece y no realice ninguna gestión ante su operadora de pensiones para completar su pensión con la porción del ROP que le corresponde, a la espera de mejores resultados en dicho fondo”, menciona Aguilar.
Esta es una idea que secunda Édgar Robles, exsuperintendente de Pensiones: “más que posponer la pensión, porque hay personas que esto no les puede agradar, creo que una solución más viable es que aquellas que no necesiten retirar el ROP en este momento, puedan aplazar su retiro, esperando a que los rendimientos se recuperen y las minusvalías se compensen”.
Esta sería, por supuesto, una decisión de carácter completamente personal. En el caso de querer acogerse a ambos fondos, las minusvalías que concretaría en el ROP serían solo en las cuotas que reciba. “Cada cobro significa que va a materializar esa pequeña porción de su retiro, en relación con su saldo”, explica Robles.
El resto de los recursos continuarán invertidos y tendrán la oportunidad de mejorar con el paso del tiempo —como ha prometido la Supén que sucederá— debido a que la entrega es por tractos y no una liquidación total.
¿Y qué pasa si la persona ya está pensionada?
Este es un caso más complicado ya que la Ley de Protección al Trabajador no prevé ninguna opción para que la persona pueda dejar sin efecto el recibimiento de la proporción que le otorga del ROP mientras espera que las inversiones se recuperen.
“En nuestro criterio esto requiere de una interpretación o de una reforma legal que permita a las operadoras y a los afiliados tener claras las reglas bajo las cuales se puede optar por una suspensión temporal, ya que debemos tener en cuenta que actualmente se ofrecen cinco modalidades diferentes de disfrute de la porción de la pensión que procede del ROP, y el impacto de la coyuntura actual es diferente dependiendo de la modalidad que se utilice. En la Supén estamos analizando esa alternativa”, menciona la superintendente Aguilar.
¿Cuánto tiempo durarán las minusvalías?
Para esta pregunta no hay una respuesta definitiva. Para comenzar ni siquiera se sabe si las inversiones ya tocaron fondo. Aguilar espera que la situación de los mercados financieros (donde invierten las operadoras) retome la normalidad en “los próximos meses”, sin embargo también recalcó que todavía es prematuro para establecer de manera certera ese momento.
“En el entorno actual seguiremos dependiendo de factores externos a los afiliados y pensionados, a la Supén y a las mismas operadoras de pensiones, tales como el giro que tomen los conflictos geopolíticos que se viven en Europa y las medidas de control de la inflación de nuestros principales socios comerciales y mercados financieros en los que están colocados los fondos y la rapidez con que las medidas drásticas que se han tomado empiecen a ceder”, considera Aguilar.
Este es un fenómeno que ya había sucedido antes, con especial fuerza en 2008, cuando el mundo entró en una de sus recesiones más duras. Durante esa época las rentabilidades de las operadoras cayeron estrepitosamente y tardaron cerca de dos años en recuperarse alrededor de la meta del 5%.