Una vez se ha establecido la necesidad de asumir un crédito, hay una serie de preguntas que suelen pulular en la mente de los futuros deudores. Algunas de estas interrogantes parecen evidentes pero, como dice Danilo Montero, director de la Oficina del Consumidor Financiero (OCF), las personas no siempre las responden al subestimar lo obvias que podrían sonar.
En resumen, hay tres elementos básicos que cualquier persona en busca de un crédito debe considerar, independientemente del tipo de préstamo, El Financiero se los explica a continuación:
Medir la capacidad de endeudamiento
La pregunta es simple: ¿le alcanza el presupuesto para pagar las cuotas? Y aunque la respuesta sea sí, eso no significa que ya se aprobó el examen: falta crear conciencia sobre dónde está su capacidad de pago.
Hay formas de saber qué tan sana es esa capacidad de endeudamiento con respecto a los ingresos líquidos de cada persona, es decir, de las entradas netas al restar las cargas sociales e impuestos.
Josué Rodríguez, director de Sirú Financiero, explica que si se aplica un nivel de endeudamiento inferior al 35% de los ingresos líquidos, la persona está en una situación saludable, si está entre un 35% y un 60%, es vulnerable, de 60% a un 80% es grave y ya más de ese 80% está en una situación crítica en la que probablemente se acerque a la insolvencia.
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En un mundo ideal, trabajar bajo ese 35% debería ser la meta, aún así Rodríguez considera que depende de la etapa en la que se encuentre cada quien. “Si la persona ya tiene 35 años, con dos hijos en colegio privado y una hipoteca de casa, difícilmente tenga ese nivel de endeudamiento. Lo ideal sí sería tratar de mantenerse en ese 35%, pero entendiendo que también se puede convivir con una situación vulnerable”, explica el asesor.
Para Kimberly Quesada, jefe del programa de asesoría financiera de Coopenae, el porcentaje saludable podría llegar incluso hasta un 45%, no obstante también marca el 60% como el techo máximo para no caer en una situación crítica.
Precisamente conocer dónde se ubica su capacidad de endeudamiento, dentro del margen de lo sano y lo vulnerable, le ayudará a prepararse mejor para evitar caer a futuro en una situación crítica ante cualquier emergencia financiera.
Tasa de interés
La tasa es un tema central en cualquier crédito ya que, en términos sencillos, es lo que el acreedor le va a cobrar, a través de un porcentaje, por el dinero del préstamo, por eso resulta vital entender si se tratará de una tasa fija o una variable.
En el caso de la tasa fija, esta permanece igual durante todo o parte del plazo del endeudamiento. En cambio, en una variable la cuota subirá o bajará dependiendo de la tasa de referencia que se utilice. En el caso de operaciones en colones, la referencia es la Tasa Básica Pasiva (TBP), la cual actualiza el Banco Central de Costa Rica cada jueves. Para dólares se solía utilizar la Libor, pero esta será descontinuada y se utilizarán más la Prime Rate y la Tasa de Referencia Interbancaria (TRI).
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Entender la tendencia que lleve el instrumento de referencia podría ayudarle a entender cuán atractiva o no pueda ser la tasa variable, sin embargo en operaciones de largo plazo las predicciones se vuelven más estériles.
A grandes rasgos, la diferencia entre ambas está en que las tasas fijas eliminan la incertidumbre de hacia dónde se moverán las referencias en el futuro, pero no cuenta con los beneficios que tendrían las variables en caso de que se presente una tendencia a la baja.
Entre más baja sea la tasa de interés, más barato sale el crédito y, sobre todo cuando se trata de préstamos grandes, cada punto porcentual cuenta. Una diferencia entre 4,5% a 5% parecería no ser mucha, pero podría llegar a ser de hasta ¢100.000.
Entender esas diferencias entre las tasas y valorarlas en el tiempo es un factor significativo. Por ejemplo, puede ser que con las condiciones actuales el interesado pueda hacerle frente al crédito, pero cuando suba el porcentaje de la tasa podría ponerse en una situación riesgosa, en especial en una coyuntura como la actual, en la que la comportamiento de la TBP va hacia arriba. En estos casos se reafirma la importancia de conocer previamente en cuál nivel de riesgo está su capacidad de endeudamiento.
La combinación entre plazo y tasa de interés
El trabajo de evaluar la tasa de interés necesita necesita ser acompañado del plazo en el que se utilizará. “Puede ser que alguien me ofrezca una tasa de interés muy favorable, pero el crédito es a un plazo muy largo, por lo tanto voy a terminar pagando muchos años de intereses y a lo mejor una tasa un poquito menos favorable, pero a un plazo más rápido sea mejor”, explica Montero.
Saber cuál combinación de tasa y plazo le es más favorable depende de cada caso, pero se estará más cerca de conocer dónde está la mejor opción si ya se conocen los límites de la capacidad de endeudamiento.
La recomendación de Montero es simple: “camine”. Con esto quiere decir que revise las opciones que le brindan las diferentes entidades financieras. Cuánto más grande sea el muestreo de ofertas del mercado, más cerca estará de conocer el balance que mejor le sirve.
“Lamentablemente muchos se dejan ir por entidades que le dan el crédito casi que en media hora y se van de bruces y resulta que no era la mejor opción”, dice el director de la OCF.
Documentos a presentar
Los requerimientos que le solicitará el acreedor variarán dependiendo del tipo de préstamo: los documentos que tendrá que entregar en una operación grande como una hipoteca serán diferentes a un crédito corto de consumo. Aún así, hay cierta información que se pide en cualquier tipo de financiamiento.
Los seis documentos más comunes son los siguientes:
1. Cédula de identidad.
2. Constancia salarial.
3. Colillas de pago, las cuales hacen un cruce entre la información que dice la constancia salarial, así como la orden patronal.
4. Si se trata de una persona física con actividad independiente, se le va solicitar la certificación de un contador público autorizado (CPA).
5. Dirección física del domicilio para notificaciones.
6. Llenar una autorización del Centro de Información crediticia de la Superintendencia General de Entidades Financiera para permitir el estudio y el análisis financiero del historial crediticio.