Si está pensando en tomar un préstamo en este momento, piense muy bien las condiciones que pactará, es posible que utilizar la tasa fija por un periodo o por todo el plazo de la operación sea una opción poco recomendable.
Aunque fijar la tasa suele ser una decisión favorable para mantener una cuota constante durante un periodo, la expectativa a la fecha es que las tasas en colones bajarán durante los próximos meses. Por lo tanto, si ató sus intereses en un punto alto, no podrá disfrutar de las eventuales disminuciones en la cuota.
En general, Josué Rodríguez, director de Sirú Financiero, no recomienda endeudarse en esta coyuntura, pero si el préstamo no puede ser pospuesto, considera que una tasa fija podría salirle más cara.
“Lo ideal es tratar de apegarse a una tasa variable de manera que cuando las condiciones bajen, esto se vea reflejado en la cuota de su crédito”, dice Rodríguez.
A grandes rasgos, los préstamos están divididos en dos grupos: los de tasa fija y los de tasa variable. En la primera opción, la tasa es siempre la misma. Si se pactó en un 8%, por poner un caso, así se mantendrá independientemente de cómo fluctúe el mercado. Esto le da la certeza al deudor de que su cuota será estable a pesar de los factores externos.
No obstante, encontrar una tasa fija que duré toda la vida del préstamo es poco habitual en operaciones más longevas, normalmente lo que hacen los intermediarios es fijarla solo por un periodo. Según consultas que hizo El Financiero con una serie de bancos, en un crédito de vehículo, por ejemplo, el periodo anclado tienen un techo de hasta cuatro años, mientras que en una vivienda pueden llegar hasta los ocho años. A partir de ahí se suelta la tasa y se convierte en variable y seguidora de alguna referencia.
En un crédito variable, la tasa se mueve al ritmo de las condiciones del mercado, las cuales tienden a estar representadas por tasas de referencia que se ajustan cada cierto tiempo. En Costa Rica, estas referencias suelen ser la Tasa Básica Pasiva. (TBP), la Tasa de Referencia Interbancaria (TRI) o la Prime Rate, entre otras, dependiendo de la entidad financiera y la moneda en la que se formalice el préstamo.
Esa cualidad variable que tienen las tasas de referencia hacen que el deudor tenga que tomar dentro de sus previsiones que habrá momentos en los que gane y momentos en los que pierda, según se mueva el mercado. Por ejemplo, en marzo de 2022 la TBP se calculó en 2,95%, un año más tarde, en marzo de 2023, trepó hasta 6,63%. Una operación atada a esta referencia habría absorbido esos cambios en la cuota.
De momento lo que se espera es que suceda lo contrario y las tasas de referencia empiecen a bajar. ¿Cuánto? Eso es lo que es más difícil de predecir.
Tasas a la baja
Con la información que hay a la fecha, todo parece indicar que las tasas de interés irán a la baja en los próximos meses. De hecho el Banco Central de Costa Rica (BCCR) ya disminuyó en 1,50 puntos porcentuales su Tasa de Política Monetaria (TPM), la cual pasó de un 9% a 7,50% entre enero y abril de este 2023.
La TPM tiene un efecto directo, aunque rezagado, en las tasas del mercado. Esto quiere decir que dicta la dirección en la que se mueven los costos de los créditos. Cuánto más sube la TPM, más caros se volverán los préstamos, cuánto más baje, más baratos.
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El Banco Central ajusta este instrumento dependiendo de cómo se comporte la inflación. Con los mejores resultados inflacionarios que ha acumulado el país recientemente, más incentivos ha encontrado el BCCR para quitar el pie del acelerador.
En marzo, la inflación se colocó en un 4,42%, lejos del pico de 12,13% de agosto del 2022 y cerca de la meta del 3% que tiene el Banco Central. Con menos presiones inflacionarias sobre el horizonte, todo dicta a que la TPM se irá ajustando paulatinamente hacia la baja, haciendo que los préstamos nuevos y los que están en tasa variable se abaraten.
De hecho, aunque existe un rezago entre el ajuste de la TPM y las tasas del mercado de hasta seis meses, ya se ha empezado a observar un cierto nivel de enfriamiento en la escalada de los tipos de interés.
Por ejemplo, la Tasa Activa Negociada (TAN) mensual en colones lleva dos meses consecutivos en los que se promedia a la baja. En enero se tasó en un 13,71%, mientras que en marzo fue del 13,02%. Lo mismo sucedió con su contraparte en dólares: pasó de 8,14% a 7,68%.
La TAN es un promedio ponderado de las tasas de interés activas (lo que se cobra por préstamos) de todas las operaciones de crédito formalizadas durante un determinado período (semana o mes), entre los deudores y los intermediarios financieros.
Las tasas de referencia, sin embargo, todavía mantienen una tendencia al alza que debería desacelerarse conforme se terminen de transmitir los ajustes de la TPM.
Costo de oportunidad
A pesar de las altas probabilidades de que las tipos de interés continúen hacia la baja (y, por ende, las cuotas de las tasa variables), Diego Benítez, director de la consultora Empodérate, no sataniza la tasa fija y más bien considera que todo depende de cómo cada persona evalúe el costo de oportunidad, porque si bien es previsible —no garantizado— que las tasas bajarán durante el próximo año, no se sabe qué sucederá después.
Básicamente se vuelve una balanza entre sacrificar alrededor dos y ocho años de estabilidad, dependiendo del periodo fijado, aunque sea a una tasa que hoy se considera alta, por la apuesta de tener una cuota que irá decreciendo durante el primer año, pero que más allá de de ese punto quedará en incertidumbre.
“Vivimos en un mercado totalmente dinámico donde muchos factores externos movilizan las tasas para arriba y para abajo, entonces tener una expectativa con base a eso es muy complejo”, dice el asesor.
En ese sentido, Benítez recomienda tomar la decisión usando como principal norte el presupuesto y no la variabilidad de la tasa. “Yo basaría mi decisión de obtener una tasa fija o no con base en mi presupuesto, así tendré la seguridad y la tranquilidad que con esa cuota yo puedo resolver. Si usted lo que quiere es más bien apostarle a que las tasas van a bajar, no debería adquirir una tasa fija ni una superior a dos años, pero si usted se siente cómodo con esa cuota y se ajusta muy bien a su presupuesto, más bien busque la posibilidad de tenerla fija más tiempo. De esa manera lo hace pensando en usted, en lo que usted puede controlar, su presupuesto, y no con base en lo que el mercado le esté ofreciendo”, agrega Benítez.