Predecir el tipo de cambio es un ejercicio de poca precisión; nadie sabe a ciencia cierta cómo se va a comportar. Sin embargo, hay ciertos elementos observables que pueden dar una idea de hacia dónde es más probable que se mueva y con cuánta intensidad.
Por lo menos en los siguientes meses centrales del año, pareciera que son las fuerzas alcistas las que toman un mayor protagonismo en la cotización de la divisa. Le explicamos por qué y cuáles excepciones podrían darse.
Estación “baja”
“Conforme nos acercamos hacia la mitad del año típicamente la economía de Costa Rica suele experimentar una menor afluencia de dólares y, al menos en los últimos tres años, hemos observado movimientos moderados hacia el alza en el tipo de cambio, con excepción del 2022, donde esta volatilidad sí fue mucho más marcada”, explica Javier Cortés, estratega de inversiones de BN Valores.
No es casualidad esa menor disponibilidad de divisas: es en ese periodo en el que inicia la estacionalidad “baja” de dólares, como se le conocen a los meses entre mayo y octubre. Este comportamiento se debe, entre otras razones, a la temporada baja de turismo (con excepción de julio), cuando son menos los dólares que entran del extranjero por ese concepto.
Menos dólares disponibles en el mercado tiende a traducirse en mayores presiones alcistas para el tipo de cambio. Es importante entender que no significa que en estos meses el precio del dólar va a subir forzosamente, sino que hay mayor probabilidad de que lo haga.
Ya en mayo se hizo más tangible la menor abundancia de la moneda estadounidense. Para ese mes la diferencia entre las compras y ventas de dólares de los intermediarios cambiarios con el público (lo que comúnmente se conoce como superávit de divisas) fue de $296,38 millones, en contraste con los $645,57 millones que se vieron en abril. Cuanto mayor es el superávit, más fuertes son las fuerzas que empujan hacia abajo el precio de la moneda extranjera, lo contrario sucede cuando el superávit es bajo.
Además, fue un superávit un 52% menor que el que se dio para ese mismo mes, pero del 2023. No es casualidad que en mayo el tipo de cambio subiera en ¢22.
Este periodo bajo en divisas termina normalmente entre octubre y noviembre, ya que en los meses posteriores sube el flujo dólares de la mano del ingreso de turistas y de la temporada de cosechas importantes para las exportaciones, como el café.
Durante la estación baja del 2023 no se dio un incremento muy marcado en el tipo de cambio, pero sí una estabilización relativa alrededor de los ¢540 que duró durante una buena parte de los dos trimestres centrales del año.
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Diferencial de tasas
El otro elemento que acompañará esta estacionalidad será el diferencial de tasas entre colones y dólares.
El premio por invertir en colones lleva todo lo que va del 2024 en terreno negativo. Esto quiere decir que, por lo menos con cálculos preliminares, apostarle a la divisa daría un premio o rendimiento mayor en comparación con la moneda nacional en todos los plazos. Esto hace más probable que los inversores prefieran convertir sus ahorros a dólares por encima de los colones, lo cual repercute en que suba la demanda de la divisa y baje su oferta; una receta que suele derivar en un incremento en el precio del dólar.
Según explica Adriana Rodríguez, gerenta general de Acobo Puesto de Bolsa, este fenómeno se puede dar entre ahorrantes pequeños, que suelen invertir en certificados de depósito a plazo (CDP), hasta en ahorrantes más grandes, como asociaciones solidaristas u operadoras de pensiones, quienes probablemente aumenten sus compras de dólares para aprovechar estas oportunidades.
Los depósitos a plazo en dólares llevan seis meses consecutivos creciendo a doble dígito interanualmente, mientras que los de la moneda nacional acumulan tres meses de contracción.
A esto se le suma que Costa Rica está en medio de un proceso de reducción de su Tasa de Política Monetaria (TPM) —la cual influye en el resto de tasas en colones— mientras que la Reserva Federal de Estados Unidos todavía no tiene claro cuándo empezará bajar sus tipos de interés dada la persistente inflación en ese país norteamericano.
Esa incertidumbre por parte de las autoridades estadounidenses es un augurio de que las referencias en dólares seguirían altas por más tiempo y, consecuentemente, los instrumentos de inversión en la divisa alargarían su atractivo por encima de los que están en colones.
Contrapesos
Hay otros elementos que, dependiendo de la fuerza con la que se manifiesten, podrían combatir las fuerzas hacia el alza.
Uno de ellos es la inversión extranjera. Cuantas más empresas transnacionales (o expansiones de ellas) atraiga el país en lo que resta del año, más dólares se sumarán a la economía.
Lo particular que tiene este flujo es que no tiene una temporada “baja” ni tampoco se ve influido fuertemente por las tasas de interés. Es decir, todos los meses debe ingresar una cantidad relativamente constante de divisas para que dichas empresas paguen sus obligaciones, las cuales suelen estar en colones, como el pago de luz, agua, impuestos, cargas sociales, salarios, entre otros. Esto hace que en el mercado cambiario siempre hayan participantes grandes en búsqueda de cambiar dólares por la moneda nacional, lo que instaura una constante presión hacia la baja.
El otro contrapeso lo puede poner el mismo Banco Central de Costa Rica (BCCR). El ente emisor tiene la potestad de intervenir en el mercado cuando considere que se estén dando fluctuaciones abruptas. Dicha intervención se hace a través de ventas de divisas —las cuales saca de sus reservas, actualmente en uno de sus niveles más altos— con el fin de poner una especie de techo a la cotización del dólar y así influir en las expectativas de los agentes económicos.
El 31 de mayo pasado, el BCCR intervino con la venta de $9,9 millones para atenuar fluctuaciones abruptas. Ese día el Monex tuvo problemas técnicos y la divisa subió en ¢4.
En la presentación del Informe de Política Monetaria de abril, Róger Madrigal, presidente del BCCR, mencionó que el ente emisor estaba “listo para actuar” en caso de que las expectativas cambiarias se desordenaran al punto de crearle un problema en las expectativas inflacionarias debido al diferencial de tasas de interés.
Pablo González, analista económico de Mercado de Valores, dice que es esperable que el tipo de cambio continúe con presiones hacia el alza en estos meses de mediados de año, pero podrían darse algunas disminuciones hacia el final del año con la llegada de la temporada alta del turismo.
Las expectativas cambiarias calculadas por el Banco Central anticipan un aumento del 3,72% (mercado) y del 8,02% (encuesta) para los próximos 12 meses en el precio del dólar.