En teoría, el tipo de cambio del dólar debería ser más volátil en un régimen de flotación administrada que en un sistema de banda cambiaria. Sin embargo, en la práctica podría ser distinto.
Aunque el país activó la flotación y le dijo adiós a la banda desde febrero de 2015, la estabilidad mostrada en los últimos años es un poco mayor.
¿A qué se debe esto? Algunos economistas creen que a las medidas aplicadas por el Banco Central y no tanto al comportamiento de demanda u oferta de divisas del mercado.
Esta situación genera una sensación de estabilidad que no necesariamente se mantendrá en el tiempo y que puede llevar a los agentes económicos a tomar decisiones inadecuadas.
También, el mercado podría obligar eventualmente a un ajuste que lleve al tipo de cambio real cerca de su verdadero nivel de equilibrio y por tanto impactar con una fuerte devaluación, y golpear la producción y el desempleo.
Volatilidad a prueba
La volatilidad del tipo de cambio fue puesta a prueba por los economistas Gerardo Corrales y Melvin Garita, quienes compartieron sus estudios con EF.
El estudio de Corrales utiliza el precio de compra del dólar respecto a cada colón, en los periodos en los que ha estado vigente cada uno de los últimos tres regímenes cambiarios (minidevaluaciones, banda cambiaria y flotación administrada).
Según el análisis, durante la flotación, la desviación del tipo de cambio es menor a la que se dio cuando funcionaba la banda.
La desviación estándar es una medida de dispersión que nos indica cuánto pueden alejarse los valores respecto al promedio (media).
El dato arrojó que la desviación en la flotación fue de un 15%, mientras en la vigencia de la banda fue de 25,7%.
Ocurre lo mismo en el caso de las minidevaluaciones, pero el análisis únicamente incluye el periodo comprendido entre enero del 2004 y octubre del 2006, y el régimen operó desde 1984 (con excepción de unos meses de 1992 que se activó la flotación).
Según Corrales, está claro que el Central está apegado a su meta inflacionaria, aunque esto signifique reducir sus reservas monetarias.
Por su parte, Melvin Garita muestra que aunque en el periodo de bandas hubo años en los que la desviación fue similar o menor que con la flotación, son pocos.
La volatilidad fue de 7,95% en 2014, en último año en el que la banda estuvo vigente, pero con flotación ha sido de máximo 4,09% (en este 2017).
La reducción de la volatilidad queda clara en este gráfico.
Garita utilizó el promedio diario, semanal y mensual para calcular la desviación estándar de cada uno de estos periodos. El análisis de Corrales fue realizado sobre los datos absolutos.
La intervención del Central
El Banco Central de Costa Rica (BCCR) ha demostrado que quiere administrar el precio del dólar, con el objetivo de “evitar fluctuaciones violentas del tipo de cambio”.
Así lo ha afirmado en sus distintos programas macroeconómicos desde que se puso en marcha la flotación y las cifras de intervención también lo comprueban.
El monto de intervención del Central, en operaciones de estabilización, alcanzó los $726 millones, casi 2,4 veces más que lo registrado hace un año.
El dato, además, supera el promedio de intervención anual de los últimos 12 años, pero al revisar las cifras de cada año sí hay algunos en los que el monto ha sido mayor.
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El efecto directo de la intervención ha sido la reducción de las reservas monetarias netas de la autoridad monetaria. Al término de 2015, el Central acumulaba reservas por $7.834 millones, pero al corte de este 7 de noviembre la cifra alcanzaba $6.756,8 millones.
La mayor porción se redujo en este 2017 ($817 millones).
Efectos de la estabilidad en flotación
El régimen de flotación dicta, en la teoría, que el tipo de cambio debe seguir los fundamentales de la economía y que se intervenga únicamente cuando existan desviaciones significativas del precio del dólar de equilibrio, en el largo plazo, o cuando surjan fluctuaciones violentas.
Aun así, en la práctica la definición de “violenta” es muy subjetiva, al mismo tiempo que resulta difícil conocer cuál es el tipo de cambio de equilibrio.
Es así como los bancos centrales se sustentan en metodologías propias para generar una estabilidad más fuerte de la que el mercado dicta.
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La participación del BCCR ha sido muy activa, tanto cuando el tipo de cambio ha presionada al alza como a la baja.
También, la misma exclusión del sector público no bancario del Mercado Mayorista de Monedas Extranjeras (Monex) lo obliga a comprar y vender divisas para este sector.
“¿Podría el actual régimen haber sido más volátil? Claramente sí, pues la participación del BCCR ha sido muy activa”, indicó Adriana Rodríguez, gerente senior de análisis económico de Scotiabank.
El economista Luis Mesalles, ve dos problemas por tratar de controlar mucho el tipo de cambio.
Por un lado, que las intervenciones del Central desvíen el tipo ce cambio real de su verdadero nivel de equilibrio, lo que obligaría al mercado a un ajuste eventual.
Según Mesalles, esto podría ser doloroso porque podría generar una fuerte devaluación, desempleo e, inclusive, impactar negativamente la producción.
El segundo efecto sería el impacto en las decisiones de los agentes económicos, como la mayor dolarización y la colonización de ahorros.