El precio de venta promedio del dólar cerró el año ¢572, luego de doce intensos meses de incrementos y caídas que cerraron con una devaluación del 2%, aunque en la primera mitad del 2017 la moneda extranjera llegó a subir hasta un 10%.
El dólar comenzó enero con un precio de venta promedio de ¢561 y de compra en ¢548, sin embargo, este precio que no se mantendría por mucho tiempo debido a las presiones de los diferentes agentes económicos, según la explicación del mismo Banco Central.
A finales del 2016, el mercado ya preveía que el colón tendría mayores presiones para devaluarse frente al dólar.
El precio se mantuvo contenido entre ¢560 y ¢570 por cuatro meses, pero en abril rompió la tendencia y comenzó a subir sostenidamente hasta mayo, cuando alcanzó un valor no visto en diez años.
El primer día de mayo el dólar se ubicaba en ¢570 y 24 días más tarde había alcanzado su punto máximo en el precio promedio de venta, que fue de ¢598,49.
Un precio como ese no se había registrado desde octubre del 2009, año en el que llegó a un tope de ¢595,59 por dólar.
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El 25 de mayo el colón registró una devaluación de 6,66% desde enero hasta esa fecha. En la variación interanual, la moneda nacional perdió un 10% de su valor.
Varios factores fueron los detonantes para que el tipo de cambio tuviera esa escalada, pero la principal fue un comportamiento poco usual en las negociaciones del mercado de divisas. Específicamente consistió en un incremento adicional en la demanda de dólares debido a que crecieron las expectativas de una mayor devaluación en el futuro.
Esto se originó desde las ventanillas de los bancos, es decir, las personas empezaron a requerir un mayor volumen de divisas, presión que se transmitió a los intermediarios financieros.
El comportamiento presionó al Banco Central para intervenir en el mercado por medio de la venta de divisas para evitar mayores fluctuaciones.
Para calmar las aguas, la autoridad monetaria recurrió a la venta $668,8 millones en el Mercado de Monedas Extranjeras (Monex) durante el primer semestre del año, mientras que un año atrás la venta sumó $54,3 millones.
Ante la incertidumbre de la escasez de reservas que fueron usadas para intervenir en el mercado y la interrogante de si serían suficientes para cumplir con las obligaciones del Central, el Banco solicitó un préstamo al Fondo Monetario de Reservas (FLAR) por $1,000 para ‘apagar los fuegos’ que pudieran surgir ante una eventual crisis de reservas.
El Central declaró que intervendrían las veces que fueran necesarias para contener el comportamiento del mercado cambiario y que valoraría nuevos ajustes en su Tasa de Política Monetaria, dos métodos de contención que llevó a cabo hasta los últimos días de este año.
Después de mayo, la autoridad monetaria mantuvo contenidos los niveles de tipo de cambio entre ¢568 y ¢580. Posteriormente, al final del año, los precios de compra y venta tendieron a bajar, un comportamiento común en el mercado.
Después de la convulsión, el 4 de julio el BCCR cambió la fórmula de cálculo del tipo de cambio de referencia, es decir, el precio ponderado de compra y venta de los intermediarios financieros.
El cambio en el método ocasionó que el dolar bajara ¢5 en el precio de venta.
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Pese a la aparente estabilización del dólar, las intervenciones no se detuvieron.
Durante junio el Banco vendió $252 millones para contener las presiones del tipo de cambio y de ahí en adelante, las intervenciones fueron más comedidas: de $15 millones en julio, $19 millones en agosto y $22 millones durante setiembre.
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En octubre y noviembre el Banco Central no realizó ventas de divisas, pero en diciembre retomó las intervenciones directas con $44 millones en el Monex para estabilizar el mercado de negociación y de esa manera evitar presiones extraordinarias en el mercado.
Las reservas se mantuvieron por encima de $6,700 después del primer semestre del año y registraron un aumento de $334 millones.
Según explicó Roger Madrigal, director de la División Económica del Banco Central, el incremento ocurrió por el cambio en el saldo de depósitos del Gobierno en el Banco Central, producto de sus colocaciones en títulos en moneda extranjera.
Días después, el monto fue compensado por egresos de divisas ocasionados por transacciones que realizó el resto del sector público no financiero.
Estas operaciones, que no forman parte del Monex, también son consideradas por el Central como un tipo de intervención en el mercado.
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