El instrumento clave de colocación de deuda que sació las necesidades de liquidez del Gobierno es hoy un sistema de contingencia con bajas negociaciones y tasas poco atractivas.
En el 2018 Tesoro Directo llegó a colocar más de ¢439.385 millones en un solo mes en bonos de deuda con vencimientos de menos de un año.
En ese momento, el 79,8% de la deuda colocada se ubicaba en plazos de cero a tres meses, y una pequeña porción estaba en instrumentos hasta de seis meses.
Tesoro Directo fue, en su momento, una herramienta considerada estratégica con la que la Tesorería les pedía a entidades del sector público, como el Banco Nacional y el Banco de Costa Rica, y empresas públicas no financieras, como la Compañía Nacional de Fuerza y Luz, Recope y el ICE, que depositaran su dinero en Hacienda como un ‘voto de confianza’, mientras se aprobada la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, para que el Gobierno pudiera saldar otras obligaciones.
Un voto de confianza, sí, pero al corto plazo, ya que pocos eran los inversionistas dispuestos a comprar deuda a plazos mayores a un año.
Precisamente después de colocar el monto más alto observado en 2018, en junio, los saldos de las colocaciones de esta plataforma comenzaron a caer abruptamente con decrecimientos hasta de 32%, que fue el caso de octubre pasado.
Si se compara lo que ha colocado la Tesorería en abril de este año con los montos que logró en el mismo mes del año pasado, el descenso es de hasta 49%.
La Tesorería Nacional aseguró que el cambio en los montos negociados se les atribuye a varios factores, según respuestas enviadas por esa dependencia ante consultas de EF. Por un lado está la estrategia de Hacienda de reducir las captaciones de corto plazo y estandarizar los valores que adquieren las entidades y, por el otro, el hecho de que menos inversionistas están interesados en bonos con duración de unos meses, por los bajos rendimientos que ofrecen actualmente.
Según los analistas consultados, la estrategia de la actual administración de Hacienda es utilizar la plataforma como un método de contingencia ante posibles momentos de iliquidez, y no como un instrumento de colocaciones semanales, como lo hacía la anterior administración.
En ese entonces, la intención de la Tesorería era colocar cualquier bono, al plazo que el mercado quisiera y casi que a cualquier porcentaje de rendimiento. De allí que las tasas que se ofrecieran en ese momento fueran altas.
Un bono de cero a tres meses ofrecía cerca del 5,84%. Los bonos de tres a seis meses pagaban 7,35% y en los de hasta doce meses la tasa ofrecida era de 8,44%.
Estos últimos ahora ofrecen un rendimiento de 5,56%, 2,88 puntos menos de lo que rentaban hace un año.
Los rendimientos también han tendido a la baja en el resto de plazos de la plataforma, y resultan más atractivos los ofrecidos en subastas y ventanillas.
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Freddy Quesada, gerente de INS Valores, asegura que Tesoro Directo no es la mejor forma de endeudarse. Si ya se ha emprendido la captación a largo plazo y se ha buscado migrar hacia donde el flujo de caja no se vea tan comprometido, esa debería seguir siendo la estrategia.
Según los movimientos recientes de la plataforma, la Tesorería se ha concentrado en captar a largo plazo para evitar situaciones como las del año pasado.
Además, los mecanismos de captación cambiaron. Ahora se enfocan en subastas y ventanillas programadas, con notificaciones al mercado de los plazos y tasas por ofrecer, incluso con días de anticipación.
“No creo que Hacienda prescinda de la plataforma, pero sí va a estar manejando saldos a corto plazo mucho más bajos para no mantener una posición que comprometa su liquidez”, comentó Quesada.
Para el economista, la tendencia de las tasas más bajas es una estrategia para desincentivar este método de captación y mandar al inversionista al largo plazo, siempre teniendo la ventana abierta para acudir al sector público por recursos, de ser necesario.
“Hacienda tiene vencimientos importantes en el 2019, 2020 y 2021. Si se concentra en Tesoro Directo, va a tener que pagar muchísimo a finales del año”, explicó Quesada.
Para Silvia Jiménez, gerente de inversiones del puesto de bolsa Mercado de Valores, el desuso de la plataforma es un esfuerzo que está haciendo la Tesorería por ordenar el mercado.
Jiménez asegura que esta tendencia ayuda a formar de mejor manera la curva soberana.
“Tesoro es un mecanismo muy abierto y ahora trabajamos más estandarizados con las subastas. No creo que lo vayan a cerrar del todo; creo que lo pueden usar como un mecanismo de captación. Es una estrategia muy distinta a la de la administración anterior”, comentó Jiménez.
Para la economista, la plataforma no aporta a la estandarización de las colocaciones del Gobierno, que es un objetivo importante no solo para la reestructuración de la deuda, sino también para el mejor funcionamiento del mercado financiero.
Según la Tesorería Nacional, la plataforma no desaparecería, sino que pasará hacia una etapa en la que se habiliten mecanismos de subastas de valores estandarizados, de manera que se construya un mercado más profundo con una mejor formación de precios.
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