En el último año, las tasas de interés de los créditos han mantenido una tendencia a la baja. Sin embargo, la demanda de financiamiento sigue sin animarse por completo.
El efecto de transmisión de las reducciones aplicadas por el Banco Central de Costa Rica (BCCR) en su tasa de referencia, desde marzo del 2019, explica parte de la reducción de tasas.
La caída de 200 puntos base en la tasa de política monetaria (TPM) del Central hizo que el indicador pasara de 5,25% a 3,25% a lo largo del 2019.
El objetivo de esa baja es la reactivación de la demanda del crédito, principalmente en colones. Los bajos y controlados niveles inflacionarios hacen posible la puesta en marcha de esta maniobra sin mayores contratiempos. A esto se sumó la reducción del encaje mínimo legal, que generó mas liquidez en las entidades financieras, y, por tanto, les dio margen para bajar tasas.
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Asimismo sucede con la puesta en marcha de programas de acceso a la vivienda para clase media y pymes, con tasas diferenciadas, y las medidas de los reguladores para permitir mayor flexibilidad de las entidades al refundir deudas.
La tasa básica pasiva (TBP) pasó de 6,65% en julio (su punto más alto del año) a 5,60% en el cierre de noviembre.
Si bien la desaceleración de la economía y del crédito llevó al sistema financiero a ofrecer mejores condiciones, y, a los reguladores, a ser un tanto más flexibles, los datos del sector demuestran que la demanda de crédito sigue deteriorada.
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El crédito decrecía al ritmo de 1,15% a octubre, con un repunte de 3,85% en colones y una contracción de 4,37% en dólares, cifras muy por debajo de las registradas hace un par de años.
¿Cuáles tasas bajaron?
Los créditos de vivienda y de consumo son los que más han percibido el impacto de la rebaja en las tasas de interés, según afirman los bancos consultados. El nivel de la reducción es distinto en cada entidad.
El enfoque en catapultar este tipo de préstamos llega con la intención de promover el crecimiento económico.
Los créditos de vivienda impactan positivamente al sector construcción y, por ende, la generación de empleo por la contratación de mano de obra. Por su lado, los créditos personales, principalmente aquellos enfocados en la refundición de deudas, permiten a los deudores tener más liquidez y consumir más.
La tasa ponderada de la banca en colones pasó de 16,12% a 11,50%, según el cálculo del Banco Central (que utiliza el promedio simple de la tasas promedio sobre préstamos de la banca estatal y la banca privada).
En créditos de consumo (excluyendo tarjetas), vivienda, agricultura y ganadería, construcción y otras industrias se ve una reducción de entre 1,36 y 10,2 puntos porcentuales (pp); consumo es el tipo de préstamo que muestra la baja más fuerte.
Esta es la realidad general de la banca, si bien puede dar un giro en cada entidad financiera.
Por ejemplo, en el Banco Popular las tasas con mayores reducciones son las de vivienda y consumo, cuya disminución ronda entre los 50 y 100 puntos básicos, con respecto a los intereses que se cobraban por dichos productos para el inicio del año.
Justamente estas dos carteras son las han reaccionado a favor. “Se ha presentado una merma en el decrecimiento de la cartera, especialmente por un dinamismo mayor –aunque aún leve y menor si lo comparamos con años anteriores– del crédito de consumo, en primer lugar, y, en un segundo plano, vivienda”, afirmó Alexander Otoya, director financiero del Popular.
El Banco Nacional redujo principalmente las tasas en colones, en vivienda pasaron de 10,95% a 9,80%; vehículos, de 11,40% fija los dos primeros años a 11%; y en consumo la baja ha sido de casi 1,75 pp.
La cartera del Nacional crece por debajo de su potencial histórico, pero ve un futuro mejor y espera un ascenso en 2020.
En el Banco de Costa Rica (BCR) las tasas cayeron en cuatro productos: Mipymes Aceleración de Empresas, Mi Casa tasa escalonada y bienes adquiridos.
Por ejemplo, la tasa del producto de vivienda en colones pasó de TBP +3,25 pp a +2,43 pp durante el primer año del crédito, y de TBP +3,50 pp a +2,93 pp en el segundo año.
El BCR reporta más dinamismo en octubre, respecto al mes previo.
En Davivienda las tasas bajaron para vivienda, consumo y empresas, pero la entidad no indicó de cuánto ha sido la reducción. Sin embargo, la cartera ya percibe los efectos de una menor incertidumbre.
En contraste, las tasas de Banco Promerica han subido en la mayoría de las carteras, debido al “comportamiento de las tasas de interés de referencia y al comportamiento de la demanda y oferta del crédito, más que a una decisión interna”, explicó Juan Manuel Jiménez, gerente de Banca Empresarial de Promerica.
Las mutuales fueron parte de las entidades que reaccionaron con un cambio de oferta en tasas.
En el último año, Grupo Mutual pasó de ofrecer una tasa de 11,80% en vivienda para clase media a una de 7,85%.
En Mucap, las reducciones en las tasas de interés de los créditos de vivienda varían aproximadamente 0,85 pp en ambas monedas. En vivienda, por ejemplo, la entidad pasó de ofrecer tasa básica pasiva (TBP) +4,6 pp a TBP +3,85 pp.
La entidad reporta una mayor formalización de créditos, con un incremento del 57% respecto al primer semestre.
¿Y la reactivación del crédito?
Ocho meses después la primera baja aplicada por el BCCR en su tasa de referencia, la inflación sigue estable y las tasas muestran una reducción respecto a lo registrado hace un año, pero el crédito en colones sigue sin catapultarse.
La demanda de financiamiento no se reanima del todo, a pesar de que las entidades reguladoras han lanzado salvavidas a la población más endeudada (como la flexibilización en la calificación de riesgo y la liberación de más recursos para prestar, con la reducción del encaje mínimo legal).
Al mismo tiempo, la banca ha apostado por lanzar programas de financiamiento con condiciones diferenciadas para vivienda de clase media y pymes. Aunque en algunos casos se ven mejorías, son muy leves todavía.
El saldo de los préstamos del sistema financiero, en moneda nacional, creció 13,56% a octubre del 2017; 6%, a igual corte del año siguiente, y 3,85% en el mismo punto del 2019.
La desaceleración del crédito viene desde hace mucho, con algunos subibaja en el camino.
Este año el crecimiento ha bajado de forma constante desde abril; es decir, tiene siete meses de bajar el ritmo.
Si bien algunas carteras muestran una muy leve mejoría (industria y transportes), las carteras más asociadas al consumo no lo hacen.
Los saldos de los préstamos de consumo, vivienda, comercio, turismo y construcción, por nombrar algunos, se mantienen desacelerados (a agosto de 2019).
“La desaceleración de la oferta de crédito en el segmento de banca estatal ha provocado que algunos clientes inicien una migración hacia la banca privada, generando esta posibilidad de colocación y crecimiento de cartera”, apuntó Jiménez, de Promerica.
La reactivación del crédito no se ha logrado del todo, pero podría darse en los próximos meses. La TPM genera un efecto de ajuste en las tasas del mercado con cierto atraso, por lo que las tasas de los créditos podrían bajar más.
Algunos baches en el camino –como la persistente desconfianza, la desaceleración del consumo y el efecto de transmisión hacia la tasa básica pasiva (TBP) y las tasas activas– podrían impedir un mejor y más rápido resultado.
Queda esperar si la disminución de la TPM se ve reflejada claramente en las tasas en colones o si algunas distorsiones le ganan la partida, dijo Federico Chaves, director de Finanzas de Davivienda.
Según Chavarría, una de esas piedras es el cambio de la metodología de cálculo que se realizó años atrás a la TBP, tasa que a su consideración es “atemporal y que la captación en moneda local está concentrada en los bancos del estado”.