Río de Janeiro. La agencia de calificación Standard & Poors rebajó este miércoles 9 de setiembre la nota de riesgo de Brasil al nivel BB+, considerado como de "bono basura" y con perspectiva negativa.
Esta es la primera agencia de riesgo que le quita a Brasil el llamado "grado de inversión", la calificación que se otorga a los buenos pagadores y que Brasil gozaba desde 2008.
En su informe, S&P destacó que el deterioro de las cuentas fiscales del país se ha incrementado y también puso en duda la capacidad del Gobierno para lograr que el Congreso apruebe los presupuestos de 2016 por los "crecientes desafíos políticos" que atraviesa el país.
La economía brasileña atraviesa por unas profundas turbulencias y el Gobierno admite que este año se encogerá un 1,49%, aunque expertos del sector privado elevan esa tasa a un 2,44%.
Según datos oficiales, la economía brasileña ya ha entrado en una recesión técnica, pues en el segundo trimestre de ese año se achicó un 1,9%, tras la contracción del 0,7% registrada en los tres primeros meses.
Debido a la crisis, el Gobierno brasileño redujo el mes pasado su meta de superávit fiscal primario para este año al 0,15% del PIB y, por primera vez en su historia, presentó unos presupuestos deficitarios para el año entrante, del orden del 0,5% del PIB.
La rebaja de la nota de S&P, que reconocía a Brasil como un destino seguro para los inversores, ya era esperada por el mercado, puesto que la agencia había advertido de la posibilidad el pasado julio.
La agencia Fitch también ha anunciado recientemente que pretende revisar la nota de la deuda brasileña por la baja de las metas de superávit fiscal del país, mientras que Moody's ha situado a Brasil en el nivel más bajo de los países con "grado de inversión".
La pérdida del grado de inversión puede agravar los problemas de financiación de Brasil, puesto que los fondos más conservadores no suelen depositar sus recursos en países considerados como de alto riesgo.
También supone un revés para la presidenta Dilma Rousseff, cuya popularidad ha caído a un escaso 8% en medio de la creciente crisis política y económica.