En medio de una crisis financiera internacional y un entorno interno complicado, Costa Rica decidió abrir el mercado de seguros y hacerlo con las prácticas idóneas para desarrollar un mercado de seguros más robusto.
A diez años de que se diera la apertura del mercado de seguros, la oferta de vida y salud es la que lidera el mercado, que en total suma 1.023 productos.
El sector seguros del país creció a una gran velocidad después de la apertura, con incrementos sostenidos de dos dígitos, especialmente en seguros personales. Lo anterior es una tendencia que se mantiene aún hoy.
La Ley Reguladora del Mercado de Seguros, que permitió la operación de otras empresas, entró en vigencia el 7 de agosto del 2008. Esta legislación cambió la normativa anterior que se había originado en 1924 y que era para el funcionamiento del Instituto Nacional de Seguros.
El negocio de seguros de vida y salud estaba originalmente desatendido por los antiguos oferentes y tras el ingreso de aseguradoras internacionales, incluso personas que tenían seguros internacionales migraron hacia a empresas con operaciones locales por la nueva oferta.
Tomás Soley, superintendente de Seguros, afirmó que los seguros de vida han crecido cuatro veces desde la apertura y los seguros de salud y gastos médicos han crecido siete veces.
Lo anterior da una idea de la transformación del mercado y de las necesidades desatendidas de los costarricenses hasta esa fecha.
Los seguros personales mostraron una progresión del 11% al cierre del 2017, con un total de ¢212.492 millones en primas y una participación del 28% del total.
Este nicho lo lidera aún el Instituto Nacional de Seguros (INS), seguido de Pan American Life Insurance y Aseguradora del Itsmo (Adisa).
LEA MÁS: Mercado le apuesta cada vez más a los seguros colectivos
Según explica Said Breedy, especialista en seguros de la empresa Finlex, en un mercado desarrollado el porcentaje entre los seguros de daños y los seguros de personas está muy equiparado. En Costa Rica, el seguro de daños estaba por encima de la equivalencia natural, por lo que los personales ganan poco a poco terreno.
Para Breedy, el éxito de estos productos se dio por la venta de seguros autoexpedibles o masivos, porque propagaron más el sentido de cobertura por medio de primas y montos asegurados bajos.
En seguros personales, la prima per cápita se ubicaba en ¢42.949 al cierre del 2017, ligeramente superior a los dos años previos.
Este resultado se deriva principalmente de uno de los más importantes saltos que dio el negocio de seguros del país después del 2010: la creación de la Ley Reguladora del Mercado de Seguros.
“Antes del 2010, no era un verdadero “mercado”, si se considera que funcionaba como un monopolio estatal. Era un sector deprimido, carente de dinamismo” aseguró Neftalí Garro, socio de BLP y especialista en derecho corporativo y seguros.
Para Garro, con la ley el país pasó a crear un mercado real introduciendo competencia privada nacional e internacional y creando un marco regulatorio y de supervisión, apoyando el crecimiento de las empresas nacionales y extranjeras.
Este caso en particular, el rol activo del regulador, de los corredores de seguros y la posibilidad de competir e innovar ha hecho que no solo el mercado avance sino que el primaje de seguros haya crecido indiscutiblemente.
Sigue creciendo
El caso de los seguros personales no es aislado, la realidad es que todo el sector sigue creciendo, un hecho muy diferente al resto de las actividades de la economía nacional.
Aunque durante mayo del 2018 se dio una ligera desaceleración, al cierre del 2017 todo el sector de seguros mantenía un robusto crecimiento.
A diciembre del año pasado, las primas totales de seguros sumaron un total de ¢749.329 millones, lo que significa un aumento del 15% con respecto al año previo.
El incremento se da también por mayor diversidad en productos. A la fecha existen 137 tipos de seguro de vida, 85 seguros de salud, 91 tipos de seguros de accidentes y una variedad de 397 tipos de seguros generales.
Al final del año pasado, habían 10 veces más productos que los registrados durante el primer año de registro.
Garro asegura que una de las ventajas de hoy radica en la diversidad de opciones y sobre todo, en la posibilidad de elegir el producto que más le conviene a los usuarios.
“Hoy los clientes de las compañías de seguros tienen acceso a más y mejores coberturas, pueden elegir entre 13 compañías distintas con sólidas posiciones patrimoniales, con legislación y normativa que protege sus derechos y pueden acceder a instancias de solución de problemas que antes no existían”, asegura Garro.
De las 13 empresas que ofrecen seguros, el INS sigue manejando el mayor volumen de primas, con una participación del 75%. Sin embargo, su nivel de participación se ha reducido desde el 2010.
Pan American Life Insurance tiene un 5% de participación, por debajo de Assa, que tiene un 5,8% y Adisa, con 3,2% del mercado.
Las otras nueve empresas se reparten el resto del mercado en menores proporciones.
A pesar de todos los cambios, la composición se mantiene casi igual en los últimos cinco años, siendo predominante la participación de seguros generales y obligatorios, sobre los seguros personales.
Sin embargo, las pólizas personales superan en proporción a los productos obligatorios, que antes eran líderes, representando 28% del total de las primas de seguros, frente al 25% de los seguros obligatorios.
Alrededor de los seguros se han desarrollado otros servicios complementarios que han servido de apoyo para este crecimiento. Una serie de empresas de servicios de transporte de heridos, ambulancias y otros servicios agregados así como las empresas de correduría de seguros y otros intermediarios han crecido a la sombra de éste.
Cambio en las primas
El desarrollo del sector trajo consigo un aumento considerable en el precio de las primas per cápita del país.
Teóricamente, la magnitud y la profundidad de un mercado de seguros desarrollado se mide de acuerdo con las primas directas que tengan.
Entre el 2014 – los datos comparables más recientes – y el 2017, las primas directas aumentaron ¢21.019, de ¢130.437 en diciembre del 2014 a ¢151.456 en el mismo mes del año pasado.
Las primas per cápita son más altas en seguros generales, y considerablemente más bajas en obligatorios.
“El aumento en las primas presupone mayor conciencia del costarricense por la necesidad de cobertura de un seguro. Es una señal de que el costarricense está modificando su presupuesto económico para sustituir su modelo de compra de bienes y servicios, dándole más valor a los seguros”, afirmó Breedy.
En mercados mucho más maduros, como Chile, el país latinoamericano con más penetración, el sector representa el 5% del PIB y las primas per cápita pueden alcanzar en promedio los $3.500.
Soley explica que el primaje actual tiene un amplio espacio para crecer.
“Tenemos niveles muy conservadores, el mercado tiene espacio para duplicarse por el nivel de evolución y las brechas de primaje que tiene actualmente”, explicó.
El regulador afirma que, si bien el costo de las primas se duplicó, los siniestros que paga la industria se triplicaron. Esto indica que por cada colón de prima, el consumidor recibe más indemnizaciones de las que recibía hace 10 años.
Costa Rica tiene aún largo camino por recorrer en cuanto a la penetración en la economía. A diciembre del 2017 las primas directas representaban un 2,26% del PIB, lideradas especialmente por las primas de seguros generales, que significan la mitad del mercado en términos de penetración.
El futuro cercano
Durante los primeros meses del 2018 los seguros tuvieron una ligera desaceleración. Aparentemente, el déficit fiscal, la incertidumbre electoral y en general la situación económica del país le han pasado la factura por primera vez a este sector: a los clientes de seguros parece no gustarles la incertidumbre.
A mayo de este año las primas totales crecieron 6%, un porcentaje mucho menor al 18% de crecimiento a mayo del 2017 y el 20% del 2016.
Esto podría significar que el crecimiento comienza a normalizarse después del despegue rotundo que marcó la apertura.
Niveles de desarrollo de dos dígitos son difíciles de mantener a largo plazo. Aun cuando el mercado pueda seguir creciendo por encima del promedio de la economía, se esperaría que la tendencia se nivelara con el de la actividad económica en general.
En el corto y mediano plazo se espera que los seguros masivos tengan una gran oportunidad en el negocio, especialmente los que se vendan a través de canales no tradicionales.
Una oportunidad para los seguros que es posible que sea explorada es el uso de “pago por uso” aunado a tecnologías de información.
LEA MÁS: Seis de nueve actividades económicas se desacelerarían al cierre del año
Adicionalmente, el supervisor pretende acelerar un proyecto de regulación de seguros inclusivos, que permitan una mayor penetración a mercados donde no han llegado hasta ahora, a través de seguros más simples en sectores con capacidad económica baja o que no califique como un sector tradicional.
En el mediano plazo Sugese tiene también tres proyectos claves para robustecer la gestión de las aseguradoras, cerrar las brechas de supervisión, profundizar la gestión y garantizar que el mercado crezca con el riesgo adecuado.
El primer proyecto, que no solo afectará al mercado de seguros local, sino al de todo el mundo es el cambio en una normativa que ajusta la forma en como se registran los pasivos de los contratos de seguros.
“Las compañías que asumen contratos de seguros tendrán que tener más cuidado en la calidad de los datos, estimación de pasivos y deberán contar con más apertura de la información hacia el mercado”, admitió Soley.
El segundo exigiría un cambio en las normas de solvencia de las aseguradoras. Lo anterior requerirá que las empresas destinen más capital en las estimaciones para cubrir su riesgo.
Soley explicó que está en pie un proyecto de supervisión de conducta del mercado para hacer el negocio más transparente, que además las empresas diseñen productos más útiles para públicos meta específicos, y que gestionen sus ventas y pagos con más cercanía al cliente.