Un reciente informe elaborado por estrategas del grupo de inversión Goldman Sachs ocupó titulares de múltiples medios de comunicación en el mundo. La razón fue lo controvertido de sus previsiones: el texto advertía sobre el posible fin, o al menos una importante desaceleración, de los buenos rendimientos en el mercado de las acciones estadounidenses.
Las proyecciones del documento indicaban que, en un escenario base, el índice S&P 500 —que incluye a las 500 empresas más grandes de Estados Unidos en sectores como tecnología, energía y los servicios financieros, entre otros— solo registraría ganancias anualizadas del 3% en la próxima década: un dato muy distante del 13% de los últimos 10 años y similar que el de muchos instrumentos financieros más tradicionales con menor riesgo.
Estos datos encendieron las alertas de millones de inversionistas en el mundo, los cuales se han visto atraídos por los instrumentos bursátiles ligados a las empresas del S&P 500 en los últimos años, debido a la alta probabilidad de obtener rendimientos más altos por esa vía que por medio de certificados bancarios e instrumentos similares.
Predecir el comportamiento de los mercados de forma definitiva es imposible. Ello depende de factores cambiantes como los procesos de innovación, la política fiscal y monetaria de las potencias, y el surgimiento de eventos críticos a nivel mundial. Sin embargo, las prospecciones de organismos internacionales siempre son una guía a tomar en cuenta.
EF le explica la previsión de Goldman Sachs, qué implicaciones tiene y cómo analizarlo al tomar decisiones sobre inversión.
El informe
El informe de Goldman Sachs llegó a la conclusión de que es poco probable que las acciones estadounidenses mantengan sus niveles actuales de crecimiento. Así lo resumieron fuentes especializadas como la agencia de noticias Bloomberg News.
Según el análisis, las ganancias de las grandes tecnológicas —que han impulsado las altas plusvalías de los últimos años— ya no tendrían el mismo margen de crecimiento en la bolsa durante la próxima década; principalmente en el caso de los “siete magníficos” que dominan el mercado, como se conoce al grupo de empresas tecnológicas que concentra un alto poder de mercado y que está compuesto por Apple, Amazon, Alphabet (Google), Meta (Facebook), Microsoft, Nvidia y Tesla.
Los especialistas de Goldman Sachs estimaron una probabilidad del 72% de que el S&P 500 y sus rendimientos queden por detrás de los bonos del Tesoro estadounidense, y otra probabilidad del 33% de que no alcancen la inflación en el mismo período de 10 años.
La previsión del 3% anualizado en los rendimientos es el escenario base. El escenario más positivo apunta a un rendimiento anualizado del 7% —igualmente menor al desempeño de la última década—, y más negativo cae hasta un -1%, según la información publicada por medios estadounidenses.
Criterios variados
A pesar de que Goldman Sachs es una voz de peso en el mercado financiero y bursátil internacional, especialistas advierten de que siempre se deben de contrastar diferentes perspectivas.
En ese sentido, el gestor de Inversiones de Marcado de Valores, Mauricio Moya explicó que entidades como la sociedad de inversión multinacional BlackRock consideran que aún existe un amplio margen de crecimiento en materia de Inteligencia Artificial (IA), tanto dentro de las siete magníficas como en el resto de las industrias, y que ello podría “seguir generando mayores ingresos”.
JP Morgan, por otra parte, también publicó recientemente estimaciones menos pesimistas —un promedio de rendimiento anualizado de 6,7% para los próximos 10 o 15 años años, según Bloomberg—, con números que superan las previsiones de inflación, aunque igualmente son menores a los la última década.
Sin embargo, también hay criterios como el de Ed Yardeni, presidente de Yardeni Research y reconocido proveedor de estrategias de inversión global en Wall Street; quien opinó que “incluso el escenario más optimista propuesto por Goldman podría no ser lo suficientemente favorable”.
Él calificó como “improbable que nos enfrentemos a una década perdida (de inversión en la bolsa)” en un reciente artículo de opinión publicado en medios internacionales, en el cual señaló que la caída de los valores no es esperable si los beneficios y los dividendos de las empresas continúan creciendo a un ritmo sólido, y se suman a un crecimiento de la productividad impulsado por las nuevas tecnologías.
Él sostiene que ese crecimiento de la economía estadounidense está en auge; aunque reconoció que “la sabiduría convencional indica que las valoraciones iniciales más altas”, como las que actualmente muestre el S&P 500, “tienden a resultar en rendimientos futuros más bajos”.
Las implicaciones
Más allá de los informes disponibles y de los temores, los especialistas del sector recuerdan a los inversionistas que predecir los vaivenes del mercado accionario es casi imposible. En ese sentido, se debe sopesar toda la información disponible y no solo un criterio específico.
Ante esa situación, una de las principales recomendaciones de siempre es tener cautela y diversificar la cartera de inversiones. Este último punto es esencial para evitar que el mal desempeño en algún campo (por ejemplo, en el mercado bursátil o en algún sector específico de este) implique pérdidas generalizadas en el patrimonio personal o empresarial.
Además, es importante estar consciente del nivel de riesgo de cada instrumento de inversión.
“Es sumamente complejo predecir lo que sucederá en el mercado accionario”, indicó Moya. “La mayoría de pronósticos de corto plazo (a 1 año) tienden a fallar, por lo que lo más aconsejable es invertir con base en la información disponible y las diversas temáticas que impulsan al mercado, más que hacerlo con base en proyecciones”.
Según la agencia Bloomberg, la existencia de criterios divergentes sobre el desempeño futuro de los rendimientos de las acciones estadounidenses es una señal sobre la incertidumbre que planea sobre el mercado bursátil, ante las elevadas ganancias de las grandes compañías en los últimos años, la alta concentración de poder en pocas empresas y la especulación sobre los alcances reales de la IA en el corto y mediano plazo.