La silla presidencial del Banco Central de Costa Rica (BCCR) ha estado particularmente caliente en materia cambiaria durante el último año. Después de tocar el techo alrededor de los ¢700, el precio del dólar cayó más de ¢150 en menos de 12 meses. Nunca en la historia reciente se había dado un movimiento de esa magnitud.
Los sectores más dolarizados han criticado el accionar del BCCR por dejar que el precio de la divisa baje. Sin embargo, Róger Madrigal, presidente de la entidad, sostiene que los movimientos se han dado por razones naturales de la economía y, por ende, el Central ha hecho lo que le corresponde en su función de administrar el mercado cambiario.
El Financiero conversó con Madrigal sobre cómo ha llevado este último año tan particular. A continuación, un extracto de la entrevista:
Se esperaba que el tipo de cambio bajara una vez se revirtieran los choques de la pandemia, ¿pero considera que las expectativas de los agentes económicos se salieron de control causando que el precio del dólar cayera más de la cuenta?
(Existe la idea de que) como el tipo de cambio bajó hoy, mañana va a bajar, entonces mejor vendo hoy porque mañana va a estar más barato, yo no he encontrado gente que haga eso. Puede ser, pero nosotros nos fijamos en las expectativas y estas no hablan de apreciación (del colón).
Por posición en moneda extranjera, vimos que las entidades financieras pensaban que el tipo de cambio iba a subir y no bajar, luego fue un periodo muy corto de cuando la economía se empezó a desdolarizar, pero ese fue pequeño, de hecho en febrero y marzo (del 2023) vimos un repunte en la dolarización. Entonces nosotros no estamos viendo en expectativas ese proceso de apreciación cambiaria.
¿Cómo cambia lo que pasa por la mente de un banquero central cuando el tipo de cambio va fuertemente hacia el alza en diferencia cuando va hacia la baja?
Uno lo que observa es qué está detrás de eso. ¿Por qué el tipo de cambio venía aumentando? Por los términos de intercambio, los precios de los combustibles, las operadoras de pensiones sacando $1.000 millones al año. Estas son presiones de demanda, es normal. Entonces uno lo que dice es: ¿corresponde ese movimiento en el tipo de cambio a esas variables? Sí, entonces no hay nada que hacer. Creo que he sido criticado en otros momentos, pero no hay nada que hacer, es algo que se explica legítimamente porque es el mercado funcionando.
Cuando es para abajo, igual. El problema podría ser cuando usted observa el mercado y hay una presión muy alta en el tipo de cambio un día en particular, puede ser por algo aleatorio, error de alguien o una cosa así. Pero si uno empieza a ver comportamientos que no se justifican por la evolución de los valores de esas variables fundamentales, entonces ahí sí. Ahí es cuando el Banco Central entra.
¿Durante este último año ha notado que han habido presiones en el dólar que no han tenido justificación en factores económicos reales?
Hubo un episodio en enero con una conferencia de prensa (que hizo el Central). Se explicó que el Banco en un periodo de 30 meses había usado como $3.000 millones (de sus reservas), que era lo que se le vendió al sector público no bancario (SPNB) y que no se habían llevado al mercado cambiario (durante la pandemia). Pero hay un acuerdo de que todo lo que en su momento no se llevó al mercado, tarde o temprano tiene que llevarse y en ese momento nos faltaban como $1.400 millones, datos redondeados. Nosotros vimos un periodo a finales de enero y principios de febrero en el que se secó el mercado y el tipo de cambio aumentó como ¢27 en una semana después de esas declaraciones.
¿Qué fue lo que pasó? (Los agentes cambiarios pensaron que) como el Banco Central tenía que comprar dólares, entonces retengamos la oferta para que el tipo de cambio suba y el Banco nos tenga que comprar más caro. De hecho, yo escuché a analistas financieros muy respetables decir que el banco podría comprar los dólares más caros. Imagínese: pagar algo más caro con fondos públicos. Entonces, como acumularon muchos dólares en un periodo que por la característica de la economía costarricense era un mercado superavitario, entonces no les quedó más que, después de acumular tanto, llegar y soltarlos al mercado.
Entonces, después de que el tipo de cambio había aumentado como ¢30 en un periodo muy corto, se corrigió y volvió a caer. Claro, porque la macroeconomía dice que hay un exceso de dólares. Es el mismo fenómeno: el precio sube y baja, pero lo que predomina en el tiempo es la fuerza hacia la caída en el tipo de cambio.
¿Ese es el periodo en el que el Banco Central realizó un par de operaciones de estabilización en febrero? Muchos lo criticaron porque el dólar venía cayendo y apenas empezó a subir, ustedes intervinieron.
Ese fue. Usted se puede dar cuenta que cuando se ven los factores que hay detrás, no se justifica (la subida). Hubo unos días en los que el Banco se metió con algo muy pequeño, pero al final ni siquiera hacía falta que el banco se metiera porque fue tal la cantidad de dólares que (los agentes cambiarios) acumularon y que tenían que deshacerse que ellos solitos (los soltaron). Lo que crearon ellos fue una presa de oferta que cuando la liberan golpea con todavía más fuerza la tendencia hacia la apreciación (del colón).
¿Sintió que en algún momento la presión por parte de los grupos de interés para que interviniera con mayor fuerza fue desproporcionada o problemática?
No, lo que yo vi es que tal vez a veces hubo desinformación.
Ya en perspectiva, ¿qué siente que pudo haber hecho diferente para tratar de apaciguar un poco esta discusión sobre qué estaba pasando con el tipo de cambio y cuál era el rol del Banco Central en todo esto?
Yo no me sentí incendiado, entendí que algunos podían estar muy enojados. Sobre mejorar la comunicación, por más que traté no hubo manera. La gente le atribuyó una intencionalidad a las acciones del Banco que no la tiene. Pero en materia de comunicación pudimos hacerlo mejor.
En un año tuvimos el techo histórico del tipo de cambio y también su caída más pronunciada, ¿qué margen de mejora encuentra a la hora de cómo lidiar con un comportamiento tan particular?
Ese fenómeno se llama la sobrerreacción, está muy estudiado. Tal vez el esfuerzo de comunicación de decir que estábamos frente a un fenómeno que usualmente tiene una sobrerreacción que luego tiende a corregirse.
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Hay algo en lo que estamos trabajando, tenemos alguna resistencia en eso, y es la calidad de la información. Nosotros trabajamos sobre la información que nos dan los intermediarios cambiarios. Hay alguna información que sí se puede ver con mucha claridad cuál es el origen y hay otra, que es la menos, en la que estamos a merced de lo que los intermediarios nos digan. Creo que hay espacio para mejorar eso, pero tiene un costo, la gente puede ver como que hay una intromisión del Banco Central en saber de dónde vienen los dólares.
El Banco Central puede intervenir en el mercado cambiario, siempre y cuando no afecte la tendencia a largo plazo, ¿siente que cumplió esa meta el Banco Central en el último año?
Ahí hay que tener mucho cuidado porque lo que estoy viendo es el corto plazo, lo que le puedo decir es que los movimientos en los precios son coherentes con las cantidades. Uno puede criticar, puede que le parezca asimétrico, puede que le parezca un montón de cosas, pero lo cierto es que en esta economía hay una mayor llegada de dólares y hay una menor presión de demanda. Esto hace un superávit.
¿Hay preocupación por el daño que pudo causar a los sectores más dolarizados la caída del tipo de cambio en el último año?
Sí, (pero) la economía tiene formas para protegerse de eso. Está el Monex (aquí Madrigal dice que los participantes pueden ahorrar hasta millones de colones, dependiendo del volumen) y el mercado de coberturas cambiarias existe. Tal vez debió haber una mayor acción de política pública de promover más esas coberturas, pero eso no le corresponde al Banco Central.
¿Cree que puedan haber consecuencias profundas en el próximo año debido a esta caída?
Depende de los escenarios que uno vea. Si lo mira en el vacío, uno dice: sí, por supuesto, si hubieran tenido un tipo de cambio más alto entonces estas actividades serían más rentables, eso es indiscutible. ¿Pero por qué? ¿Por qué el Banco Central se mete a escoger ganadores y perdedores y dice a estos sí y a estos no?
Esto es algo así como la decisión de la carrera que elige una persona. Su vida va a depender de esa decisión, algunos son muy exitosos, algunos no lo son por cosas que son como choques: tal carrera que era altamente demandada ahora ya no lo es tanto. Igual pasa con la producción, de qué se produce y para qué mercado se hace. Cada quien en su vida tomó una decisión y habían riesgos implícitos (en ella) y entre esos riesgos estaba en qué moneda voy a transar. Entonces quien toma esas decisiones lo sabe.
¿Qué podemos esperar en lo que resta del año?
La estacionalidad que se había diluido un poco pareciera que en alguna parte del 2023 se ha repetido. Los meses (que tradicionalmente son) de alto superávit, fueron de alto superávit. Después de la segunda semana de abril hasta la segunda semana de noviembre, debería haber un periodo más seco. Tal vez no lo estamos viendo seco, pero sí de menor superávit. Cuando se ven los montos del Monex, uno ve que son menores, tal vez eso pudo parar la presión del tipo de cambio hacia la baja; tenemos ya como dos meses en los que anda en ¢540-¢545. Pero si la estacionalidad funciona, uno podría esperar una presión hacia el alza en el tipo de cambio (hasta octubre/noviembre) y luego vendría otro periodo de presión hacia la baja (después de octubre y hasta marzo/abril). Más o menos lo mismo ha ocurrido en los últimos 17 años.
Pero más cosas están pasando. Se creyó que iba a ver un impacto fuerte en el precio del petróleo que no lo hemos visto, de hecho se habla que podría bajar, entonces habría otro movimiento en los términos de intercambio a favor de la apreciación. Hemos visto que algunas operadoras de pensiones están yendo más al sector externo, entonces si salen $1.000 millones, por ejemplo, tenga seguridad que el tipo de cambio va a responder hacia el alza. Pero seguimos viendo que las exportaciones y la inversión extranjera directa siguen estando altas (causando presiones hacia la baja).