A Rodrigo Cubero le tomó cerca cuatro meses probar su preferencia hacia un tipo de cambio con mayor volatilidad.
Asumió la presidencia del Banco Central de Costa Rica en agosto del 2018 y para noviembre ya enfrentaba variaciones considerables en el valor del dólar, algo que sobre lo que manifestó su preferencia a los pocos días de iniciar sus gestiones.
Sus primeros 100 días estuvieron sumidos en medio de temas trascendentales para el país como la aprobación de la reforma fiscal, la agudización de la situación de la deuda pública, la utilización de las Letras del Tesoro, inflación al alza, tres calificaciones de riesgo a la baja y un tipo de cambio con mayores volatilidades de las usuales.
En estos primeros seis meses, el tipo de cambio tuvo una variación diaria máxima de ¢10,74 al alza el 31 de octubre del 2018 en el Mercado de Monedas Extranjeras (Monex).
Esto ha sido lo contrario a lo ocurrido cuando estaba Olivier Castro, quien estuvo al frente del Banco Central entre el 2014 y el 2018 y demostró una clara preferencia hacia la estabilidad del dólar, en especial durante los últimos meses de gestión, pues la divisa tuvo variaciones máximas de ¢2 de un día a otro . Lo anterior pese a que fue bajo el mando de Castro que se implementó el sistema de flotación administrada.
El tono osado de expresar sus ideas y posiciones no solo se ha evidenciado en la forma en como maneja el tipo de cambio. También ha estado presente en la forma en como se ha expresado ante las rebajas de las calificaciones de riesgo que del país han hecho las firmas especializas, un hito que marcó el tono en de su gestión.
Tres calificadoras de riesgo valoraron de insuficiente la reforma fiscal aprobada en la Asamblea Legislativa a inicios de diciembre pasado, un hecho que Cubero calificó como una ‘lectura equivocada’.
“La calificación la estimamos inconsistente, ilógica y carente de sustento y justificación” expresó Cubero frente a la primera rebaja, por parte de Moody’s, donde dejó ver su sorpresa ante el hecho.
“Hicieron mal el trabajo”, enfatizó Cubero, con un tono tajante y recriminante.
Rodrigo Cubero llegó a la Banco Central el 1 de agosto con un tipo de cambio de ¢568,08 en el Mercado de Divisas y unas reservas internacionales de ¢7.886 millones.
En ese momento, en una entrevista concedida a EF, admitió que durante su gestión permitiría mayores movimientos en el tipo de cambio, propios del régimen de metas de inflación de Costa Rica.
A partir de entonces el mercado comenzó a medir su afición a la volatilidad con una alta cantidad de calces y negociaciones importantes en el mercado de divisas, que comenzaron a presionar al alza el precio del dólar.
En las operaciones en donde más se han negociado los montos más altos, el mercado ha probado a Cubero con una mayor cantidad de calces.
Durante los primeros meses de gestión se han registrado hasta 349 operaciones en un día en el Monex, es decir, negociaciones entre dos participantes del mercado que ofertan o demandan divisas.
La intensidad de la operación y las variaciones en el precio del dólar durante las sesiones del Monex terminan por reflejarse en las ventanillas de los bancos y por ende, en el precio de la divisa ante el público en general.
Coyuntura fiscal
Cuando Cubero cruzó la puerta de entrada del Banco Central, los nubarrones tormentosos de la situación fiscal ya se pasaban sobre la entidad monetaria y en especial, sobre el ministerio de Hacienda.
La incertidumbre fiscal empezó a dar signos de su presión en un mercado expectante a cambios país que estaban aún estacionados en el Plenario.
Entre el 1 y el 30 de agosto, el dólar había ya aumentado ¢6,58, pasando a ¢574,66.
Según explicó el Central, Hacienda se convirtió en un demandante de divisas en el mercado para hacerle frente a sus obligaciones, presionando el precio del dólar y los montos de negociación.
25 días más tarde el mercado sucumbiría una vez más ante la incertidumbre cuando Cubero y la ministra de Hacienda, Rocío Aguilar, salieran a anunciar la aprobación de las Letras del Tesoro, una medida de emergencia en la que el BCCR financió al Gobierno para que cumpliera con sus obligaciones.
Dos días más tarde de ese anuncio, se dio la primera de las importantes variaciones diarias del dólar que se salían de los ¢2 promedio que tuvo gestión de Olivier Castro y lo que podría comenzar a marcar la pauta del estilo de Cubero en el Central sobre este tema.
El promedio Monex pasó de ¢581,76 a ¢584,88, una variación de ¢3,12 entre un día y otro.
Ese día también fue uno de los que tuvo el monto más alto negociados en el Monex durante el 2018.
El Mercado de Divisas negoció ¢46,6 millones, con un total de 349 calces.
A partir de entonces las tensiones en el mercado se agudizaron, especialmente después de la aprobación en primer debate de la reforma fiscal el 5 de octubre del de 2018.
Para el economista Gerardo Corrales, Cubero sacó al país de la ‘ilusión monetaria’ de que teníamos una moneda más dura que el dólar, con un tipo de cambio artificialmente bajo, un hecho que, según comenta, sostuvo la anterior administración.
El tipo de cambio se fue al alza después de la aprobación al pasar de ¢589,49 a ¢601,25 en 21 días.
Este episodio fue importante en el mercado. Por primera vez en cuatro años el precio del dólar superaba la “barrera” de los ¢600.
Las volatilidades han estado presentes en los últimos seis meses. Así como el precio ha subido hasta ¢10 entre un día y otro, también ha caído hasta un máximo ¢6,22 entre sesiones consecutivas.
En otros episodios, como el 1 de noviembre, tan solo un día desde su máxima variación al alza, el precio cayó ¢3,58 y volvió a subir ¢2,58 al día siguiente.
Los constantes movimientos evidencian el pulso del mercado y la clara volatilidad que marca la pauta de la actual administración.
El precio máximo del dólar fue de ¢628,85, el 8 de noviembre del 2018.
A pesar de que luego comenzó a bajar, se ha mantenido desde entonces por encima de los ¢600 por dólar.
En los primeros catorce días de enero el tipo de cambio ha estado entre ¢602,65 y ¢610,79.
La tormenta perfecta para mantener un tipo de cambio con una tendencia alcista no terminó con la aprobación de la reforma fiscal el 3 de diciembre, aunque se mantuvo por debajo de ¢600 por algunos días producto de estacionalidades propias del último mes del año.
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En sus primeros seis meses de gestión, Cubero también se tuvo que enfrentar a montos de negociación mucho mayores a los que se encontró Olivier Castro durante sus cuatro años de gestión.
El mayor monto de negociación al que se enfrentó Castro en su último año fue ¢38,2 millones, con un tipo de cambio de ¢566,17 el 27 de noviembre del 2017.
Por su parte, Cubero enfrentó la negociación de ¢53,6 millones el 21 de noviembre del 2018, con un precio promedio de ¢606,85.
Estos altos montos de negociación también han puesto en entredicho el estado de las reservas internacionales.
Mientras que, durante la gestión de Olivier Castro las reservas se mantuvieron estables, exceptuando los momentos de mayor volatilidad en mayo del 2017 y del 2018 que duraron poco más de un día.
Ante esa coyuntura, Castro solicitó $1.000 millones al Fondo Latinoamericano de Reservas (Flar), para engrosar los fondos.
Para el economista Luis Mesalles, aunque el cambio que ha hecho Cubero en el manejo del régimen era necesario, admite que el jerarca podría haber manejado ‘mejor’ la comunicación de la transición.
“La manera en que lo hizo generó más incertidumbre, en un momento donde ya existía mucha”, reconoció Mesalles.
Además, comentó que, a pesar de que Cubero había asegurado que daría más libertad al tipo cambio, las intervenciones son aún elevadas.
El jerarca es también menos agresivo en cuanto a las intervenciones, ya que, según indicó anteriormente, prefiere que las fuerzas del mercado determinen el precio del dólar.
A pesar de esto, ha tenido que usar reservas para evitar las presiones en las negociaciones, que han sido más fuertes durante su gestión, que es lo que precisamente calificó Mesalles como un factor contradictorio.
Por su parte, Cubero recibió las reservas en $7.886,4 millones y a la fecha, se ubican en $7.495 millones.
Durante los casi seis meses de Cubero, el BCCR intervino con $379,6 millones. Este monto representa el 49% del total del monto con el que intervino Castro durante todo su último año de gestión.
En los próximos meses de gestión no se tiene claro si el Central hará algún movimiento para engrosar sus reservas, ya que, a pesar de que ha comprado dólares en el mercado para recuperar los fondos perdidos, no han llegado al nivel en el que fueron entregadas.
Tampoco se tiene claro si el tipo de cambio volverá a bajar o a escalar abruptamente, y nunca se sabrá.
Lo que si se puede afirmar es que Cubero es un jerarca cómodo con la volatilidad, con pocas intensiones de intervenir en el mercado y que prefiere, como lo ha dicho en repetidas ocasiones, ver el precio del dólar fluctuar.