El Sistema Financiero Nacional (SFN) continúa enfrentando las consecuencias que la pandemia trajo para la economía nacional con una demanda del crédito aún en letargo. La superintendente de entidades financieras, Rocío Aguilar, comentó que si bien las carteras crediticias concluirán el 2021 en una mejor posición que el año anterior, la demanda también se vio afectada este año y comenzó a repuntar levemente apenas hasta los meses finales.
Según datos publicados por Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef), el saldo de la cartera de crédito al día y con hasta 90 días de atraso alcanza los ¢21,8 billones a noviembre de este año. En comparación con el mismo mes del año anterior, el crecimiento interanual es de 4,1%.
La jerarca de la Sugef insistió en la necesidad de mejorar aspectos como la reactivación económica, el saneamiento de las finanzas públicas y continuar en la ruta trazada en el marco del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para evitar mayores afectaciones al sistema financiero y sus carteras crediticias.
Aguilar conversó con EF sobre el comportamiento del crédito en el país y los principales riesgos para la demanda crediticia el siguiente año. A continuación un extracto de la entrevista:
―¿Cómo califica el comportamiento del crédito este 2021 y qué podría esperarse para el próximo año?
Siempre es importante tener en consideración que el crecimiento o no de las carteras no es una variable aislada de lo que suceda en la economía en general.
Si el país va creciendo a un ritmo vigoroso de igual forma lo irán haciendo las carteras de crédito, bajo el entendido que ese crecimiento en parte se financia con capital de socios y en parte con deuda. Y Costa Rica en los últimos años no ha tenido precisamente niveles importantes de crecimiento por diferentes factores.
El otro factor que tiene incidencia en el comportamiento de crédito tiene fundamentalmente que ver con las expectativas de los agentes económicos, y cuando en esta materia se tiene a los agentes vislumbrando que pueda suceder con el tema sanitario, en materia electoral y lo que pueda suceder con el fortalecimiento de las finanzas públicas y además agreguemos las expectativas de la inflación y el comportamiento de los socios comerciales. Ese conjunto de cosas por supuesto que inciden en el crédito.
Ya son varios años en el que el crecimiento ha sido bajo. El año 2021 no ha sido la excepción, aunque por supuesto va a terminar con un mejor comportamiento que el periodo anterior, que fue prácticamente de nulo crecimiento. Este crecimiento se está dando desde agosto, en la última parte del año y cada vez ha sido mayor. Para el siguiente año esperamos, salvo un cambio en las condiciones sanitarias o un cambio en la confianza en el país producto de los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que efectivamente se pueda empezar a ver un mayor nivel de crecimiento.
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―¿En dónde está creciendo el crédito?
Fundamentalmente el mayor crecimiento se ve en moneda nacional y en vivienda. También hay un crecimiento en consumo. Hay un menor crecimiento en dólares, posiblemente las expectativas también de los agentes respecto a una mayor devaluación incida en esto o una mayor volatilidad cambiaria.
―Este año y el anterior hemos observado tasas de interés históricamente bajas. Pero el pasado miércoles 15 de diciembre el Banco Central ya comenzó a aumentar su Tasa de Política Monetaria (TPM). ¿Cómo podría afectar esto en el tema de la recuperación del crédito?
Esto no es una variable que juegue a favor, pero si efectivamente la economía está creciendo va a haber una demanda de crédito. Por supuesto que el costo de los recursos pueden tener un impacto, además en la calidad de las carteras porque es una cuota mayor para las personas. Pero una recuperación de las tasas en colones podrían también tener algunas incidencias favorables del lado de los inversionistas que se han ido alejando en parte de las inversiones precisamente por el “no premio” en colones. Uno esperaría que este proceso vaya paulatinamente ordenando el mercado.
―¿Es posible hacer una proyección de cómo cerrará este año el total de la cartera crediticia?
Ya estamos muy cerca de fin de año y ubicado en el mes de octubre el crecimiento del crédito se ha ubicado cerca del 5% y hay un efecto importante de ese mes y posiblemente noviembre y diciembre lleven una tendencia muy similar. El crecimiento es posible que se siga orientando más hacia colones y en dólares es probable que se mantenga, pero no vería una alta demanda en esa moneda.
El crecimiento más vigoroso —sobretodo en colones— se ha dado en los bancos privados que son los que han mostrado un crecimiento importante de esa cartera.
―¿Cómo impactaría al sistema financiero y a la demanda de crédito en el 2022 una eventual complicación con el acuerdo del país con el Fondo Monetario Internacional?
Refiriéndome no en manera particular al crédito, evidentemente en el proceso de saneamiento de las finanzas públicas eso puede tener efectos muy negativos porque va a tener incidencia inmediata en el precio al cuál se pueda financiar el Ministerio de Hacienda y a las mejores posibilidades de poder ir a los mercados internacionales. Y hablo de Hacienda en primer lugar porque ha sido —de alguna manera— el actor que en los últimos tiempos ha generado por un lado incertidumbre, que ocasiona las decisiones de inversión se pospongan, y además es el participante predominante del mercado que hace que incluso el desarrollo del mercado de capitales de este país se haya aletargado.
No se puede jugar con la estabilidad fiscal del país, porque no es un problema de Hacienda o de Gobierno, es una circunstancia que va permear al resto de la economía. Es una circunstancia que va a permear las oportunidades de crecimiento.
Ahora, por supuesto que generaría una incidencia importante en el sistema financiero, en la valoración de las inversiones, devuelta en la demanda de crédito, en un sistema que no crece. Si un sistema no crece, no hay utilidades; y si en un sistema no hay suficientes utilidades no fortalece su patrimonio que son básicamente el motor que puede impulsar después el crecimiento.